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El Espiritu del bosque. Tenía hambre, unas bayas , moras y raíces le saciarían. Pero no encontraba rastro de ellas. En el bosque abundaban, pero por una extraña razón no las encontraba. La mañana fría y húmeda hacia que los rayos de luz que se filtraban por las copas de los arboles , mezclados con la neblina matinal le diera al entorno una sensación mágica, de otro mundo olvidado por el resto de los seres. Tomo rumbo norte, hacia mucho tiempo que visita esos lugares, allí encontraría el sustento.

Encontró el gran roble centenario en el mismo sitio, rodeado de las mismas cosas, la gran roca, los nidos de las chinchillas, la enorme mata de helechos a la izquierda, y a unos pasos el arroyo del que bebería. Era un mundo invariable, inmutable, inquebrantable. El bosque se protegía así mismo de todos los ataques externos, haciendo que el paisaje no cambiara, al menos desde que tenia memoria y recordara.

Seguiría camino, el curso del arroyo le llevaría al pequeño claro donde abundaban las fresas en su linde, y antes que eso a dos grandes aglomeraciones de zarzas repletas de las ricas y grandes moras. La boca se le hacia agua pensando en las deliciosas y dulces frutas maduras que saciarían su hambre. Disfrutaba de la caricia de la brisa, de los suaves colchones de humus, del frescor del rocío adherido a su cuerpo, de los mil y un diferentes olores de las mil y una especies de plantas que emanaban su olor característico; pero la degustación de los frutos que estas le reportaban eran el mayor placer que el bosque le proporcionaba. Si, era un glotón.

Según se acercaba a su destino un sentimiento empezó a crecer. La alarma de su instinto empezaba a decirle que no siguiera, pero la idea se había fijado en su cabeza; mejor dicho en su estomago, nada le detendría. A cada paso la sensación de peligro aumentaba , su cabeza le frenaba , pero sus entrañas le impulsaban, una lucha interna de dos sentidos diferentes y opuestos en esta ocasión. Solo unos metros le separaban de su objetivo, cuando percibió claramente algo que nunca había sentido. Nunca había conocido el silencio. Como si todos los seres hubieran dejado de existir, si como su entorno no fuera capaz de emitir el mas mínimo sonido, como si algo le aislara del resto.

Un paso mas y su cabeza asomo a la pequeña explanada. Los ojos desorbitados contemplaban una escena inédita. Decenas de grandes lobos grises descansando alrededor de múltiples despojos de variedad de animales distintos. El cálido color verde de la hierba se había trocado en un rojo-parduzco y el fresco olor de la hierba en podredumbre. Por unos instantes quedo inmovilizado, asimilando los cambios producidos, contando la cantidad de bestias aniquiladas y a los aniquiladores, intentando digerir el horror que le causaba el recién descubierto panorama. Unos instantes malditos, los necesarios para que el fino olfato de los cánidos le detectaran, esos ojos de pequeñas pupilas fijaran su objetivo en el. Un enorme animal cubierto de cicatrices se alzo en el centro de la manada emitiendo un largo y penetrante aullido, la cacería comenzaba.

Esa llamada del jefe de los lobos le saco de su ensimismamiento, y dando media vuelta empezó a huir. No podía ni debía mirar atrás, necesitaba de todos sus sentidos para esquivar los obstáculos naturales del bosque, ramas, cúmulos rocosos, hoyos y toda clase de trampas que ofrecía el terreno. Ademas no hacia falta verlos, los sentía, oía sus respiraciones que sobresalían sobre sus sigilosas pisadas. Debía correr mas que ellos, debía dejarlos atrás, que perdieran su rastro, sabia que eran mas resistentes, solo la velocidad le salvaría. Así hizo, cambio la precaución por velocidad, muchas de las ramas empezaron a golpearle sin misericordia, los rasguños eran cada vez mas abundantes, empezaba a sangrar por varias heridas producidas por todo su cuerpo, pero el resultado era optimo. Empezó a dejar de oírlos, les iba paulatinamente aventajando, la distancia aumentaba, poco a poco, pero sin pausa.

Tras mas de media hora , cuando la fatiga empezaba a hacer mella en su organismo, relajo la marcha, ahora debía de decidir cual seria el siguiente paso. No quería admitirlo pero solo había una única solución. Si se quedaba en el bosque tarde o temprano le darían caza, hoy no mañana tampoco, pero. .......inexorablemente seria su perdición, le encontrarían y serviría de alimento. Ya sabían que rondaba por esa zona, no podía pasar desapercibido a tan fantásticos depredadores. Debía abandonar su hogar, dejar atrás su vida, todo lo que hasta ahora había conocido. Algo había impulsado a los lobos a reunirse en esa gran manada y a invadir su territorio; eso mismo le obligaba a el abandonarlo. No sabia donde iría, solo podía vivir en los bosques, sus mayores necesidades se encontraban en ellos. Estaba decidido; partiría inmediatamente en la busca de otro lugar que pudiera llamar hogar.

Jaheira Mishra y Eri se encontraban dando un paseo por las tierras de la vecina Trisnic. Ambos quedaron estupefactos, boquiabiertos. Del bosque cercano surgió, lleno de machas escarlatas plateadas por la luz, el animal mas bello que jamas contemplaron. De pelaje blanco, de gran alzada y majestuoso porte, con su cuerno en la frente, el unicornio galopaba hacia otra masa arbórea a unas leguas de distancia.

Cuando ya se había casi perdido de vista se miraron mutuamente, como implorando que el otro afirmase que no estaba loco, que lo que acababan de ver no era un espejismo. Pero solo Jaheira pudo articular palabras.

-Ha de ser mío.



Eri ...
El tesoro del corsario El primero sorprendido fue el. Acababa de aniquilar al demonio, una bestia abominable menos, cuando descubrió el antiguo pergamino. No daba crédito a lo que tenia en sus manos, un mapa donde se describía la localización de un tesoro perteneciente a uno de los mas poderosos y sanguinarios magos arcanos de la antigüedad. No sabia como, ni cuando, ni por qué había llegado a estar en poder de la bestia, pero si sabia que deberían buscarlo y rescatarlo del olvido. Su decisión fue rápida, tenia que contactar con el resto del clan. Ank -Morph utilizo sus poderes telepáticos , logrando contactar con Chemabrown en la academia.
- Seguro? - pregunto algo incrédulo Chemabrown
- Seguro, las marcas son las suyas, y no es un fraude, la edad del pergamino confirma que no es obra de cualquiera, tiene que ser real.- le contesto Ank.
- Bien y donde esta localizado?
- No lo se, mis conocimientos sobre cartografía son bastante pobres .
- Bien, avisare a Ishtar para que lo intente, traelo a la academia. Informare a kender sobre el descubrimiento, entre todos decidiremos.

Horas mas tarde, se encartaban reunidos un gran numero de SpS. Kender presidía la reunión, a su lado Ishtar con el pergamino desplegado y un montón de legajos repartidos alrededor de el, intentando descifra la localización exacta del tesoro. Tenia una pista muy fiable, la marca de una calavera indicaba la entrada a una de las múltiples mazmorras infectadas de alimañas y monstruos que las pueblan. Ahora, debía de intentar identificar cual de ellas era basándose en los demás elementos del mapa, y de ahí al punto donde se encontraría el tesoro. El estudio le exigía una gran concentración y numerosas consultas a los distintos papeles que la rodeaban, no era un trabajo fácil a pesar de que sus conocimientos sobre el terreno de Sosaria eran infinitamente superiores a las del resto del clan. Jaehira Mishra, la domadora intentaba aportar conocimientos de sus territorios de trabajo. El resto esperábamos impacientes nuevas noticias o indicios del avance de las pesquisas. Chemabrown, Patxi y Legolas hablaban de armas en tono de susurro, Ank Morph y Ender lo hacían telepáticamente, evidentemente solo ellos sabían sobre que. Volraht y Eri solo esperaban, en silencio.

Una sonrisa apareció entonces en el angelical rostro de Ishtar, faz que escondía la fuerza interior de la persona que trabajaba duro con la habilidad de manos y mente. Levanto la cabeza lentamente como queriendo que todos nos diésemos cuenta, para captar nuestra atención. Todos la contemplamos ávidos de noticias, pero el encanto de su naturaleza revoltosa disfruto, demorando unos segundos, antes de anunciar ....
- Se donde esta. - Otra pausa malévola que nos consumía a todos - se encuentra en las inmediaciones de la llamada cueva de los Balron.
- Vamos a buscarlo entonces - Grito alegremente Patxi
- No tan rápido - le atajo Ank-Morhp- Si el pergamino pertenece, o perteneció a uno de los antiguos arcanos, es seguro que estar protegido por algún tipo de magia o bestia. Y si es cierto el poder que dicen poseían, no será ningún juego, es mas , será muy peligroso.
-¿Que clase de protección puede tener?- inquirió Kender.
- No lo se, puede ser muy diversa. Ahora podemos hacer envenenamientos masivos, explosiones, rayos, trampas de flechas .... y mascotas guardianes. Pero nuestro poder es menor, no podemos evaluar que clase de hechizo o criatura puede custodiarlo. Lo que si es seguro es que estará protegido.
-¿Que recomiendas?
- Prudencia y mucha magia.
El silencio se apodero de la estancia. Todos pensaban en las sorpresas que podían aparecer. Pero ninguno acertaba a dar un pronostico.
- De acuerdo partiremos inmediatamente. Pertrechaos para una dura jornada y que el dios Burrito nos ayude.

Si mediar palabra todos se levantaron y se dirigieron a sus habitaciones, armaduras, pergaminos y diverso armamento fueron desalojados de su lugar de descanso, capas y mantos cubrieron espaldas y pechos para abrigar los cuerpos, botas para la monta fueron calzadas, zurrones y bolsas alimentadas con viandas para satisfacer los estómagos y caballos ensillados para emprender la marcha. Media hora mas tarde un grupo de jinetes partía en dirección desconocida con paso lento. Una vez alejados de la academia se hizo alto en el camino. Kender extendió sus brazo y entono una letanía, al acabar, un circulo de luz apareció ante ellos y uno tras otro se dirigió hacia el desapareciendo.

El mágico portal les condujo cerca de la mazmorra. A partir de ahora empezaba realmente la misión. Sin mediar palabra Ishtar tomo la cabeza del grupo y empezó a avanzar, seguida de Kender , Ender y Ank Morph, Legolas y Paxti cubrían los flancos cerrando el grupo Chemabrown, Eri y Jaheira. El terreno desigual y lleno de abundante vegetación y las precauciones a tomar, hacían que el avance fuera lento. De pronto Ishtar se paro, con su vista fija al frente. - Cuidado
Legolas, Ptaxi y Chemabrown avanzaron entonces blandiendo espadas y mazas y entonces aparecieron, desde dos puntos distintos una banda de orcos, que Ishtar previamente había avistado aunque intentaron emboscarse. La lucha fue breve las habilidades de los caballeros SpS sobrepasaban la de sus enemigos; no era esa la amenaza que les preocupaba. Una vez salvado el obstáculo la marcha continuo. La cercanía de la montaña y el aire que descendía de ellas hizo que se embozasen, el frío aire les cortaba la piel y entumecía los músculos; la jornada prometía ser dura. Unas horas mas tarde Ishtar permitió a kender llegar a su altura, hasta ese momento ella abría la marcha y guiaba al grupo casi sin consultar un pequeño cuaderno de notas, donde garabateo muy pocas veces.
- Estamos llegando mas vale que descansemos y repongamos fuerzas.
- De acuerdo-afirmo kender- Eri prepara algo, hacemos alto.
- He visto un arroyo cerca, mirare a ver si me provee - dijo alejándose en dirección este.

Gracias a la abundancia de leña y a un poco de magia la hoguera crepitaba antes de que Eri apareciese con un manojo de peces colgados del cinto. Una ligera restauración a base de pescado y frutos secos y un poco de cerveza caliente repararon fuerzas y espíritu, unos instantes de descanso y vuelta al inexistente camino. Al rato llegaron a una zona mas descubierta, con una pequeña zona de arboles entre las montañas y el cercano mar. Ishtar se detuvo, saco el pergamino y empezó a estudiarlo de nuevo. Si allí era, solo falta la localización exacta del mismo. Tomando rumbo sur se acerco a los arboles mas próximos, descabalgo y empezó a internarse entre los arboles, mirando a todos los lados, pero sin prisa, como queriendo tener un recuerdo duradero de cada hoja o rama que veía.. Llevaba así largo rato cuando se detuvo, fijo la vista en un punto e inmóvil hizo señas a los magos para que se acercaran. Tras un pequeño y breve concilio anunciaron al resto de la partida que habían encontrado el lugar exacto.

Bajo una enorme mata de helechos rodeado de arbustos y al pie de un gran alerce, se encontraba una pequeño seno en la tierra con una lapida con inscripciones antiguas, que ninguno pudo descifrar. Sin duda era el lugar, pero nadie sabia lo que hacer para que el tesoro fuera desvelado. Se intento mediante la magia, de diversas formas, pero ninguna daba resultado. Todos sabían ya cual seria el siguiente paso, intentar romper el sello mágico, con el consiguiente peligro que ello conllevaba, pero era la única opción que les quedaba. Ishtar saco su pico y empezó a limpiar la zona despejándola de maleza y rocas. Una vez limpia, aviso al grupo.
- Prepárense
Como si orden la hubiera dado el mismo Kender las armas fueron empuñadas, los mantos rechazados y los cinco sentidos en alerta. Ishtar descargo un golpe seco a la losa.

Una luz intensa empezó a manar de la losa cegándolos a todos, los magos realizaron hechizos de protección al grupo, cuando de repente se oyó un terrible rugido, pero mas fuerte del que los dracos emitían. Dirigiéndose hacia la fuente de sonido lo avistaron. Era un ser espectacular, el mas grande que habían visto, de un color parecido al del petrum fundido y dos veces mayor que el mas grande de los dragones. De espectaculares garras con uñas que asemejaban cimitarras, y colmillos del tamaño de lanzas se abalanzaba sobre el grupo. Como si una orden se hubiera dado el grupo dejo de serlo, cada componente abandonó su posición y tomo otra mas lejos y casi equidistante de la bestia. Esta empezó entonces a bombardear con bolas de fuego que era sistemáticamente esquivadas por todos, en eso no se diferenciaba de los dragones comunes; al ver que no daba resultado su táctica, empezó un ataque físico, y aquí si que se diferenciaba. Su velocidad era muy superior a la de sus parientes; Chema, Legolas y Patxi se ofrecieron con blanco, intentando preservar a los desprotegidos magos, a Isthar, Jaeira y Eri, pero apenas podían repeler las acometidas. Pero no atacaba el dragón, Los tres guerreros aparte de frenar sus golpes intentaban infringir daño a la bestia, y lo conseguían, una de las garras yacía en el suelo gracias a la maza de Chemabrown, uno de los tendones de uno de sus dedos yacía inertes gracias a un golpe de Patxi y gracias a Legolas la otra garra tenia un profundo corte en su base. Los magos y el resto empleaban la magia invocando fuego, hielo, o simple y pura energía que imperturbables golpeaban al fabuloso dragón. Tardo este en darse cuenta de que atacaba a quien no debía y se revolvió sin previo aviso y con su inusual agilidad hacia Eri, que desprevenido no pudo evitar el ataque. Un ataque mortal, si no fuera por que Kender lo vio y pudo frenar mágicamente el golpe enviado por el enemigo. Aun así Eri quedo inerte, fuera de combate. La duda salto en alguno que otro, pero kender sabia que la batalla estaba ganada, un ultimo ataque de la caballería SpS acabo con la resistencia del mítico animal, ayudado por tres chorros de fuego que manaban de los nuevos arcanos SpS. Un ultimo y ahogado rugido surgió de las profundidades del guardián antes de desplomarse muerto.

El resultado de la pelea fue magnifico, nadie pereció, caballeros magullados y todos agotados, mas el inconsciente Eri.. Ishtar se adelanto a todos y retirando la losa completamente observo un cofre desvencijado, gracias a su pico y a su habilidad con el, fue sustraído de su nicho. Magnifico tesoro, con objetos mágicos y joyas inimaginables, la excursión, como se la bautizara mas tarde mereció la pena.


Dedicado a Kender, rey SpS, por el día de su cumpleaños y para la mayor de sus glorias.

Eri ...
El guardían de Igut: Primera parte La Creación


Era una tierra teñida de rojo, no por las plantas, ni por las rocas, ni por el reflejo del sol, ni siquiera por la composición arcillosa del terreno. No, el color de Igut no era rojo, era de colorido variado, verde oscuro de los bosques y claro de las praderas, grisáceo de las montañas y blanco de los glaciares que en ellas habitaban, amarillos de sabanas y desiertos, distintos tonos de azules de lagos y mares . Incluso zonas de colores cambiantes según la estación o las condiciones atmosféricas, pero ninguna roja.

Estaba teñida de roja sangre de las distintas razas y pueblos que allí moraban. Igut era un territorio donde reinaba la barbarie, la fuerza de las armas, la sinrazón, el odio y la envidia,. la ley de la supervivencia, la ley del mas fuerte. Una guerra continua, sin paz, ni descanso posibles. Ni un pequeño rincón seguro. Siempre había sido así, y si no era cierto nada había que lo pudiera atestiguar, ni las efímeras memorias de sus habitantes ni los escasos escritos que se salvaban de los innumerables saqueos. La vida de un legajo, manuscrito o libro era proporcional a la fuerza del pueblo que lo custodiaba, pero las luchas internas hacia que este no pasara de unas pocas décadas como mucho. No existía la memoria histórica en el Igut.

Las diversas razas estaban en lucha continua entre ellas, las mas antiguas de los enanos contra los elfos y la de los orcos contra todos , que al igual que la de los humanos, eran las mas encarnizadas y sangrientas; muy pocos de ellos llegaban a viejos. Pero ademas entre los distintos linajes, poblaciones o clanes de humanos eran frecuentes la disputas, masacres e invasiones. El caos y la anarquía absoluta eran los dueños, el numero los dialectos y lenguas hacia mucho mas difícil la comunicación, si es que alguna vez existió. Si un individuo cruzaba los limites de su territorio y era avistado se podía considerar cadáver, si era un grupo sobrevendría una guerra. No se aceptaban excusas, tampoco se esperaban, la ley no escrita era tajante y clara..

Existía un pequeño feudo al pie de la gran cordillera del norte, gobernado con mano férrea, lo que le permitió subsistir los suficiente como para permitir la construcción de una fortaleza, enclavada en un estratégico lugar, pegada a los macizos rocosos, que solo permitía su acceso por un lado. Gracias a ello pudieron rechazar varios intentos de invasión. Hacia ya ocho décadas que se mantenía en pie, tres generaciones habían subsistido, el pueblo pese a los asedios recibidos se hacia mas fuerte y una pequeña guarnición permanente se había formado. El sustento se lo daba la inmensa vega y los múltiples torrentes y afluentes que la surcaban. Se podía decir que era un pueblo prospero. Los materiales los obtenían de la montaña, bloques de piedra y minerales eran arrancados de su falda, la madera de lo bosques que a izquierda y derecha de la vega proliferaban. El actual jefe del grupo de humanos fue el que bautizo el asentamiento como Brakan-Dur, nombre de su hijo y padre respectivamente.

El padre de Brakan reinaba sabia y justamente, de forma barbara pero justa. Los castigos eran algo mas que ejemplares, aquel que rompía las reglas era ajusticiado. Ahí terminaban las penas posibles, solo una, y era la muerte. Pero también sabia que si querían subsistir necesitarían ampliar conocimientos. Hizo frecuentes incursiones en todas la direcciones, todas exitosas. De cada una de ellas obtenía algo siempre valioso, a parte del trabajo de los esclavos, sus conocimientos y sus pertenencias. Caballos y ganado que ayudaron al cultivo de zona masivas de la vega, carne y leche, las artes del curtido de las pieles traducido en vestimentas y armaduras de cuero, cerámica y con ella el envasado y almacenamiento de productos , pócimas y pociones curativas y el incoo de artes arcanas, el forjado de armamento, la fabricación de grandes arcos de combate............. Pero fue aun mas listo, las incursiones y las capturas no eran por afán de lucro, si no de supervivencia. Los esclavos dejaban de ser tales en poco tiempo para integrarse en la comunidad, y luchar junto a ellos por la supervivencia de Brakan-Dur, que les surtía de alimento y de protección. En poco tiempo la pequeña comunidad se convirtió en una prospera ciudad cuyo radio de acción aumento, teniendo a su vez mas accesos a diversas materias primas, fomentando en comercio interno, ayudando en definitiva a que la población aumentara a la par que el ejercito.

Pero las riquezas atraen también a las bandas de bandidos y a otros pueblos que se dedican a la rapiña como método de subsistencia. Los ataques empezaron a ser mas frecuentes, todos sin éxito, pero repercutían en la tranquilidad y el desarrollo de Brakan-Dur. Se empezó entonces a armar y a preparar a todos sus habitantes en el arte de la guerra. Se construyeron varios fortines en el perímetro de la comarca, con una guardia rotatoria en la que participaban todos los ciudadanos si excepción. A los menos dotados físicamente se les entreno en arquería, de esa forma cada ciudadano era un posible defensor/atacante, el resto se dividió entre infantería y caballería. Una caballería de apoyo y acción rápida solo compuesta por los auténticos soldados de Brakn-Dur. En menos de un año desaparecieron los ataques, el temor al ejercito y a la estrategia desarrollada se fue extendiendo mas allá de fronteras conocidas, no obstante los principales enemigos habían sido aniquilados. Estas gestas hicieron que la afluencia de humanos a la zona para unirse a la comunidad y ciudad de Brakan-Dur empezara. Ya no hacia falta buscar nuevos conocimientos, estos acudían ahora voluntariamente y con un proceso menor de adaptación.

Para entonces el príncipe Brakan ya contaba con 10 años, en los cuales siempre acudió a los pequeños concilios que su padre organizaba respecto a la gobernación y a las guerras e incursiones. Las artes de la guerra le fueron enseñadas desde su mas corta edad, ya no tenían secretos para el, por lo que dedicaba la mayor parte del día vagando por la ciudad, y aprendiendo todo aquello que veía interesante. De mente despierta y complexión robusta, al igual que su padre, no dudaba en ponerse a modelar barro, en curtir pieles o en aferrarse a los fuelles durante horas avivando el fuego de las fraguas. Excelente jinete, fue el primero en intentar utilizar el arco encima del caballo. Mas de un año le costo pulir ese arte de guerra totalmente desconocido hasta entonces. Era capaz de cobrarse cualquier pieza de caza menor al galope.

Habían pasado ya dos años desde sin que se realizasen salidas exploratorias, hasta ahora se habían suplido con lo relatado por los inmigrantes que eran siempre requeridos a visitar a su nuevo señor . Pero había regiones inexploradas de las que nadie llevaba noticias y que preocupaban por falta de conocimiento. Una partida de jinetes fue enviada hacia el norte, a través de un desfiladero entre montañas; Brakan formaba parte de la comitiva ya que a sus 12 años era considerado como el mas letal de los guerreros gracias a su arco. El terreno al otro lado del paso estaba cubierto de arboles, u gran bosque que cubría una extensión enorme. No había indicios de posibles asentamientos en la zona, y comenzaron el regreso. Pero antes de llegara al desfiladero observaron una figura en el suelo, Brakan mas ágil que el resto llego ante ella. Un semblante blanquecino de aspecto humanoide le miro, un rápido movimiento de su pierna bloqueo la cuchillada primero y luego inmovilizo el brazo. No cabía duda era de otra raza distinta, y por lo que había podido oír hasta ahora debía ser un elfo. Pero era un elfo herido, con un gran desgarrón en el pecho cubierto de sangre y varios rasguños menores; le habían dado por muerto o dejado para que muriera.. Brakan no entendía porque le agredió, pero no lo pensó mucho, le lavo las heridas y se aplico en ellas con todos los conocimientos adquiridos en sus paseos por Brakan-Dur. Una camilla improvisada y regreso.

Como cualquier cosa desconocida, o nunca vista, el elfo causaba miedo y curiosidad a la vez, la gente se arremolinaba al paso de la comitiva de camino a la fortaleza, pero nadie osaría en acercarse mas de lo debido, seria castigado. Brakan insistió en que colocaran a la criatura en sus aposentos, que el se ocuparía de cuidarlo.

Durante los primeros días, con un enfermo inconsciente, Brakan medito y mucho sobre las razas, la vida y la muerte, porque le había salvado la vida a un ser que no conocía y que ademas no era como el? . Nadie hasta ahora se había planteado tales cosas en Brakan-Dur.

Pero un día despertó, casi inmóvil, solo los ojos mostraban algo de vida. La recuperación fue muy lenta. Durante todo el largo periodo de convalecencia Brakan le mostraba todo lo que sabia, todo sobre la pobre cultura que su pueblo había desarrolla hasta entonces. Intentaba establecer comunicación mediante gestos, señales y objetos. Finalmente un día brotó un sonido nuevo en aquel habitáculo, el elfo pronuncio sus primeras palabras: Xarlas.

A partir de ese instante el ambiente cambio, ya eran los dos los que se comunicaban. Xarlas había aprendido varias palabras y le costaba menos hacerse entender. Cada vez el intercambio de conocimientos se hacia mas fluido según crecían los vocabularios de ambos. Los dos se mostraban ávidos de aprender y las jornadas se les hacían muy cortas, el paso del tiempo ademas avivaba una confianza mutua, sin reservas entre dos seres de distintas razas y distintas concepciones de la vida. Pero con el total restablecimiento de Xarlas también llego la añoranza de sus tierras y pueblo. Xarlas así se lo hizo saber a Brakan, que obtuvo permiso para acompañarle, ya que este no conocía el camino a tomar. Xarlas antes de partir hizo juramento ante el señor de Brankan-Dur de amistad eterna para con su pueblo, al cual estaría siempre en deuda.

El camino resulto ser un verdadero placer para los dos, disfrutaban de una libertad que no habían tenido hace mucho tiempo, bromeaban, reían e incluso cantaban su alegría. Estaban llegando al paso de las montañas cuando percibieron ruido de lucha. Tras una breve mirada entre ellos se lanzaron al galope hacia el lugar de la pelea. Al llegar observaron a dos enanos blandiendo sus hachas de doble filo contra un ser gigantesco de unos tres metros de altura y polifémico. En el suelo yacían tres enanos. Barkan tomo tu arco y apuntando al ojo del gigante disparo. Una vez cegado los enanos empezaron a dar asestarle certeros golpes, la lucha estaba decidida. Pero algo le sorprendió, Xarlas no tomaba partido en la pelea, solo observaba.. Al terminar con la vida del enemigo, los dos enanos se volvieron hacia ellos en postura amenazante. Barkan no entendía, el les había ayudado y no podía imaginar por que ahora se enfrentaban a el. Sin embargo la atención de los cuatro se centro en un punto intermedio entre ellos, había aparecido otro gigante que cargaba contra los vencedores de su congénere. Brakan se dirigió ahora a Xarlar de forma imperativa, necesitaba su ayuda y la necesitaba ahora. Los dos arcos empezaron a escupir flechas mientras los enanos se aprestaban a recibir la carga del agresor. Este se cubría el rostro con lo que las flechas no alcanzaban el destino deseado, la pelea seria cuerpo a cuerpo. Desmontando Brakan y Xarlas se unieron a los dos enanos, rodeando al gigante, tirandole mandobles cuando la oportunidad se lo brindaba. Aunque la agilidad de estos era muy superior a la del enemigo prácticamente le herían, la dura piel parecía repeler las cuchilladas asestadas, solo los formidables golpes de los enanos le hacían mella, pero por su mayor torpeza estos eran insuficientes para derribar al colosal adversario. La fatiga iba haciendo mella en los cuatro, perderían. Xarlar entonces abandono el lugar. Brakan ya no podía levantar la espada, los brazos le pesaban, las fuerzas abandonaban al joven humano y los pocos golpes asestados por las hachas se hacían erráticos. Entonces apareció Xarlar encima del caballo portando una gran pica y cargando contra el mounstro, llamando la atención del resto. Demasiado lento para girarse a tiempo ensarto la improvisada lanza en el embrutecido cuerpo, instante que aprovecharon sus compañeros de batalla para hundir sus armas en el enemigo. Tambaleándose el ogro cayo al suelo herido de muerte. Todos quedaron contemplando al agonizante ser, intentando recuperar el resuello. Ya no había intenciones hostiles por parte de ninguno, habían luchado y vencido a un enemigo común. Para asombro de los dos jóvenes, les ofrecieron a cada uno una de las famosas cotas de malla de los enanos, capaces de soportar múltiples cuchilladas y flechas. Pero mas asombrados quedaron cuando se presentaron como príncipes de su raza, Thorn y Thornlum Darwstan, príncipes de los enanos de la cordillera este, dijo Xalar a Brakan traduciendo el idioma enano. Una ultima reverencia por parte de los príncipes a Xarlar, desmorono su recelo, demasiados años de lucha entre esas razas. Xarlar se presento a su vez como príncipe de los elfos del Norte , presentado a su vez a Brakan con príncipe de Brakan-Dur. Ahora el asombro fue de los enanos, cuatro príncipes de razas distintas luchando juntos es algo que nunca, que se recordara, había acaecido en Igut.

Decidieron acampar juntos para restañar las heridas y recuperar fuerzas, en vista de los peligros la unión de los cuatro era sinónimo de seguridad. A todos de una u otra forma se les paso la idea por la cabeza pero fue Brakan quien la expuso. ¿Por que no una alianza entre estos pueblos para hacer frente al enemigo común?. Todos sufrían las incursiones de orcos, que aunque no muy numerosas en efectivos si lo eran en numero. Si alguna vez se unieran varias bandas para atacar a alguno de ellos los años podrían ser cuantiosos, incluso llegar a la aniquilación. Thorlum estaba de acuerdo, de hecho el motivo de su viaje era la de encontrar parientes lejanos que les ayudaran. Las minas que habitaban estaban siendo atacadas cada vez mas frecuentemente, seria cuestión de tiempo que se encontraran varios grupos de orcos en el mismo ataque. Xarlar, que casi había sucumbido a uno de ellos estaba de acuerdo. Por lo menos debían intentarlo, e invito al resto a visitar a su padre para consolidar la posible alianza.. Aunque algo remisos aceptaron los enanos tras los ruegos de Brakan. A pesar de su corta edad había sentido el temor y el dolor de su pueblo ante los orcos y estaba decidido a erradicarlo.

Corta fue la audiencia y la visita, pero si fructífera. Dos cosas quedaron claras, la alianza y la necesidad de encontrar mas aliados de las tres razas presentes. Si los orcos se vieran amenazados por una gran fuerza estos se unirían y el resultado al final seria el mismo. Necesitaban que la alianza fuera entre todos los miembros de las razas, para que con una sola batalla se acabara por fin con el poderío orco. Se despidieron, pero antes juraron encontrarse todos los años en el mismo lugar en que la alianza se forjo para renovarla e informar de la situación en las distintas tierras .

Brakan informo a su padre de todo lo acontecido y aun siendo muy joven su padre le paso el mando y el destino de Brakan-Dur como su nuevo señor. Los años transcurrieron, las expediciones a otro lugares se sucedían reclutando aliados de los distintos asentamientos, el odio y temor a los orcos rompía cualquier duda o recelo, salvo excepciones todos aceptaban la alianza. Como habían acordado se reunían una vez al año, e indefectiblemente las noticias del aumento del poder de los orcos se comentaba una y otra vez, aunque también la de la alianza. Las fuerzas se iban equilibrando. Y llego el momento temido, fue la reunión mas corta de todas, una gran fuerza de orcos había sido avistada por la delegación de los enanos dirigida por el ahora rey Thorlum. La respuesta fue unánime, reunión del ejercito aliado lo antes posible en las praderas centrales de Igut.

Tres semanas mas tarde una gran mancha oscura avanzaba en dirección a las minas regidas por los enanos, se cumplía lo vaticinado por los enanos. Pero se interponía una fuerza mezcla de distintas razas. Tres ejércitos que serian comandados por un solo hombre, Brakan, que había sido designado como capitán de todas las fuerzas, para ademas evitar suspicacias entre elfos y enanos si el liderazgo lo hubiera ostentado alguno de ellos. Brakan en sus años de búsqueda de aliados había combatido contra varios grupos de orcos, sabia de sus tácticas, de sus fuertes y de sus debilidades, y lo mas importante, de la débil moral de los orcos. Ademas contaba con tres secciones diferentes en su ejercito, los arcos élficos, la rocosa infantería de los enanos y rauda caballería humana. Brakan expuso su estrategia, que fue saludada por todos.

La horda orca avisto la concentración enemiga y se lanzo directamente hacia ella. A mitad del camino una lluvia de flechas cayo sobre ellos, la sección de los elfos disparaba a una increíble distancia las flechas que no erraban el enorme blanco que se les ofrecía, aun así el avance no se freno lo mas mínimo aunque el campo se regaba de cuerpos oscuros ensartados. Ya estaban por llegar a la posición cuando los elfos se retiraron, mostrando una barrera formada por la formidable sección de los enanos con sus hachas de doble filo. El choque de las dos fuerzas fue brutal, pero gracias a la fuerza de los enanos la peor parte correspondió a sus enemigos, los elfos una vez detenida la primera envestida se unieron a los enanos en el cuerpo a cuerpo. Y entonces sonaron cuernos de batalla; a los flancos los humanos, la sección mas numerosa, dividida, cargaba por los lados. La estrategia era simple, si la linea defensiva aguantaba, la moral orca descendería y empezaría la desbandada, que los humanos se encargarían de parar para poder dar paso a la mayor aniquilación posible de la fuerza orca, para evitar de una vez por todas su amenaza. Y así ocurrió, poco a poco la inferioridad de los aliados disminuía, y llego el momento que los inferiores pasaron a a ser lo orcos.

La victoria de la alianza fue total, los orcos fueron perseguido y muy pocos escaparon. Se lloro y alabo a todos los héroes que habían sucumbido ese día. Como símbolo de la alianza y del respeto mutuo de las razas presente se llevo a cabo la forja de un símbolo, tres armas en una, bautizada como el guardián de Igut. Una gran espada representando a los humanos, el acero de la justicia, un martillo símbolo de los enanos llamado constructor y una daga representando a los elfos, la daga de la verdad. El martillo y la daga se incrustaban en la cruz de la espada siendo así un arma única compuesta de tres armas. Se les dio poderes mágicos a cada una de ellas, pero el mayor de todos los poderes era la obediencia a la alianza que siempre representaría y a la cual se comprometieron para la eternidad.

Pero la eternidad es muy larga y la memoria efímera. A algunas centurias de benevolencia y paz le siguieron tiempos oscuros, Igut volvía a sus principios a la anarquía y a las disputas internas. El motivo de estas ........la desaparición del GUARDIÁN DE IGUT. ...
El guardían de Igut 2: El acero de la justicia. Rams era ya un hombre mayor, y por lo tanto dejo su profesión, seguir en ella significaría un suicidio. Los mercenarios no vivían mucho, pero a una vez alcanzada cierta edad la esperanza de vida era solo de unos meses, a veces de semanas. En los tiempos que corrían salir de las ciudades o de sus zonas de influencia significaba la muerte, sobre todo para los que decidían tomar los caminos. Bandas de asaltantes campaban a sus anchas por todo Igut y por donde no estaban, eran los orcos, trasgos‚gobblins‚ trolls‚. que habitaban otras muchas zonas los que imponían su ley. Solamente las caravanas fuertemente armadas podían hacer frente a las emboscadas. Por eso uno de los oficios más común era el de mercenario, y aunque no siempre las caravanas llegaban a su destino un cierto numero de ellas conducidas por los mercenarios más expertos y en buen numero llevaban a cabo su misión.

Rams fue afortunado, sobrevivió a numerosos ataques, tuvo mucha suerte y siempre querían contratarle. De la misma forma, aquella caravana donde Rams fuera no tenia problemas para reclutar mercenarios, todos querían ir. Esa fue realmente su suerte, que los demás creyeran que la tenia, de esa forma sus caravanas eran las mas numerosas y mejor armadas y defendidas de todas, con lo que evitaban el ataque de bandas pequeñas y medianas, o lo que es lo mismo, nadie les atacaba. Gracias a lo solicitado que estaba pedía precios especiales, se podía decir que era adinerado, y esa fue su condena. Su pequeña fortuna empezaba a llamar la atención y en aquellos tiempos turbulentos significaba amanecer degollado. Pero Rams no era afortunado, simplemente era listo. Había sabido sacar partido a la situación, pero esta era reflejo a su vez de su inteligencia, estudiaba las rutas, el terreno y las ultimas noticias, calculaba entonces el camino a seguir, la cantidad de efectivos y el precio a convenir. Si no era satisfactorio rechazaba el encargo. Y ahora su inteligencia le decía que debía abandonar las ciudades. Era conocido en la mayoría y un mercenario estaba muy bien pagado, con su edad y calculando cualquiera se daría cuenta de la fortuna que debía poseer. Lo tenia decidido, abandonaba la vida en ciudad.

Además no le gustaba la soledad, con lo que se decidió rápidamente en adquirir compañía, y que esta evidentemente le satisficiera todas sus necesidades. En el mercado de esclavos compro una compañera, ni muy joven ni muy vieja, pero que fuera fuerte y resistente, el viaje solo seria de ida, no había regreso posible. De esta forma compro a Drieda una mujer de los territorios norteños, curtida por las inclemencias meteorológicas, mas joven que Rams y de cabellera roja y rostro pecoso. Rams desde el primer día trabajo para ganarse su confianza, la trataba bien, la enseñaba distintas artes campestres, pero pocas, la gran mayoría eran ya conocidas por Drieda que poco a poco dejo de recelar de su amo. Las relaciones carnales debían de esperar, no podría llevara a una mujer embarazada a ningún sitio, y además en la ciudad sabia como, donde y cuando satisfacer sus instintos. Por ultimo se dedico a comprar los utensilios necesarios, ya sabia a donde se tenia que dirigir y que encantaría.

Una noche, cuando la ciudad dormía despertó a Drieda, le ordeno vestirse con ropas de hombre, con una espada al cinto, que tomara las riendas de un caballo y un par de mulas y que le siguiera haciendo el menor ruido posiÉble. Rams se había encargado de recubrir los cascos de las cabalgaduras para que no hicieran ruido al golpear parte de la calzada adoquinada que debían recorrer. Enfundados en capas negras pasarían desapercibidos, nadie les vería, ya que como había previsto era noche sin luna, sin luz natural, solo debían alejarse de las pocas antorchas encendidas a esas horas. De esta forma abandonaron la ciudad para siempre. Nadie supo de su partida, y su desaparición se achacó al robo y muerte de Rams por algún ladrón, que escondiera muy bien los cuerpos. Incluso algunos rumores que se escuchaban achacaban la muerte a Diedra que había huido después a sus tierras. Pero realmente no le importaba a nadie. Rams tomo dirección oeste, atravesando los bosques cercanos, viajando de noche y descansando de día, evitando que alguien pudiera divisarlos. Comían tiras secas de carne y saladas de pescado junto a frutos secos. No podía encender fuego que les delatara, se cubrían con gruesas pieles que no permitían enfriar sus cuerpos. Tras tres semanas de camino llegaron a su destino. Un pequeño claro en el centro de un bosque que Rams había visto una sola vez en una de sus múltiples salidas a explorar que hacia regularmente en su trabajo. El terreno era totalmente llano, y con sitio suficiente para una pequeña huerta; el bosque proveería de todo lo demás. Enseguida se puso a cortar los arboles cercanos, pero no solo él, Drieda debía hacer lo mismo que él las primeras semanas de estancia en aquel lugar. No podía retrasar la construcción del que llamaría hogar, la estación fría se acercaba rápidamente. Fue un esfuerzo supremo por parte de ambos, pero cumplieron su objetivo, el primer día de nieve se instalaron en una pequeña cabaña de troncos, que ampliarían cuando acabara la estación de las nieves.

Paso el tiempo y el resultado del trabajo de Rams y Drieda daba su fruto, a su casa, le añadieron un huerto del que se ocupaba Diedra mientras Rams recolectaba frutas, cazaba o pescaba en un lago no muy lejano, y el pequeño yacimiento de sal les daba la oportunidad de almacenar comida para el duro invierno. Todo parecía salir según lo planeado. Diedra cumplía con su rol de mujer, todo lo que necesitaban obtenían de su trabajo diario, que ya no era tan duro. Pero la suerte no acompañó los planes de Rams, los planes nunca se cumplían a rajatabla y esto no podía ser menos. Para su vejez necesitaba que alguien cuidara de él y le mantuviera, los hijos que le diera Diedra cumplirían esa función. Pero o de los tres vástagos que tuvieron ninguno fue varón. Tres niñas le fueron dadas, los planes debían cambiar, si no tenia un hijo lo fabricaría. La mayor seria la elegida, Akrim la pelirroja, la mas parecida a su madre, fue desde entonces criada como un muchacho. No se la permitía hacer las cosas que hacían sus hermanas, trabajaba con su padre, con quien pasaba todo el día. Se le enseño a cazar, pescar, seguir rastros, a utilizar todas las herramientas, y por supuesto las armas. Si Rams se propuso tener un hijo lo consiguió. El pelo corto, sus ropas de hombre, sus modales, su porte, su musculatura entrenada desde pequeña. todo hacia que nadie pudiera distinguir en ella a una mujer. Solamente la cara delataba un poco su condición femenina, que era totalmente contrarrestada por el resto, dándole solo un aspecto más jovial.

Akrim se hizo rápidamente con el mando de las operaciones, por su juventud aventajaba a su padre en todas las tareas, a la fuerza heredada de su madre se le unía la inteligencia de su padre. Rams no tardo en delegar todo en ella, si bien él daba las ordenes, la forma de acatarlas era completamente dejada al buen juicio de Akrim. Pero pese a la discriminación con sus hermanas quería a sus padres. Formaba parte de una familia y había asumido su rol, como lo habían hecho el resto con el suyo. Realmente era feliz, no conocía otra cosa que su entorno, vivía apartada del resto del mundo, del que su padre le hablaba con frecuencia, aconsejándola que hacer en cada momento y ante cualquier situación, que no le ocurriría nunca, pero nunca se sabe. Pero el destino le tenia reservado a Akrim otra misión y otros objetivos en la su vida. Un día al volver a la cabaña tras la jornada de caza encontró su vida deshecha. Una columna de humo surgía de los troncos que se consumían por el fuego, y los cuerpos mutilados y quemados de su familia. En ese momento su mente se quebró, el sentimiento de felicidad se trasmuto en un oído infinito, en una sed de venganza que nunca culminaría. Tras unos minutos inmóvil, fija la vista en los seres que formaron su familia, empezó a escudriñar el resto de la escena, la huerta destrozada, los enseres esparcidos por el terreno. una imagen dantesca. Pero también descubrió otros dos cuerpos, de seres que nunca antes vio, pero que su padre le describió mas de una vez: Trasgos. Con los cinco sentidos estudio sus cuerpos, la longitud de sus extremidades, su forma y tamaño, el cazador empezaba su trabajo. Mas tarde miraba la tierra para saber como eran sus huellas, descubrió varias de distinto tamaño, supuso que unos quince individuos. de 17 a 13 trasgos compondrían el grupo. Ya no quedaba nada que hacer allí, excepto coger las armas de su padre, la espada, el escudo, la gran daga, el arco y el carcaj. A ese añadió su propio cuchillo, el hacha que llevaba y un zurrón lleno de viandas para el camino. Una gran piel que le sirviera de abrigo y una calabaza de agua.

Tres días tardo en localizar y darles alcance. No se equivoco, contó hasta 14 trasgos. No podía enfrentarse abiertamente a ellos, la paciencia seria su mejor aliada. El grupo de trasgos iba rumbo noroeste. No sabia donde la llevaría, pero sabia donde quería ir; donde hubiera trasgos que matar. A los dos días se le presento su oportunidad, tres componentes del grupo se separaron y fueron hacia la izquierda, llegando a un riachuelo, del que se pusieron a beber y recoger agua. El primero de ellos por la derecha se encontró con una daga en la cabeza que la traspasaba de derecha a izquierda, el segundo con un hacha hundida En le pecho al darse la vuelta, el tercero tuvo tiempo de enfrentarse a Akrin, pero fallo el golpe estrellándolo en el escudo y encontrando la muerte con el contraataque de la joven. Todo ocurrió en unos segundos, algunos más tarde solo los cuerpos sin vida de los trasgos se hallaban en el lugar. El resto del grupo siguió avanzando en la misma dirección. Tras media jornada de marcha hablaron entre ellos, se preguntaban sobre el paradero de los tres que faltaban, pero no se detuvieron, siguieron su camino. Parecían no notar el cansancio que poco a poco se acumulaba en Akrim que empezaba a agotarse. Dos semanas de persecución ininterrumpida con escasos periodos de descanso era imposible de aguantar. Cuando estaba por rendirse aparecieron en una vega, con la montaña al fondo, Akrim entonces monto el arco y con las ultimas fuerzas disparo, otro asesino había caído y el resto emprendió la huida hacia ñas montañas. Akrim no podía seguir, busco un sitio donde refugiarse y durmió.

Se despertó en la oscuridad de la noche, no sabia cuanto tiempo había dormido, pero estaba muy hambrienta, tomo un par de bocados y salió de su refugio. Sus ojos acostumbrados a la oscuridad escrutaron el terreno ralo, no pudo divisar nada y se puso en camino en la dirección que tomaron los trasgos. Nada se movía en la gran llanura, el avance era rápido por la falta de obstáculos. Cuando las montañas ocupaban casi todo su campo de visión se detuvo, aguzo la vista y diviso lo que alguna vez fuera un asentamiento. Con el hacha en la mano avanzo cautamente en esa dirección, mirando a derecha e izquierda continuamente. Algo le decía que allí se encontraba el peligro, pero no podía saber el que. Cuando estaba en los mismos limites del antiguo poblado se paro y aguzo el oído. Sin prisa, como su padre le enseño, empezó a dirigir el oído a cada rincón de las ruinas, esperando encontrar el menor indico de vida. No fue capaz de discernir el más leve movimiento, y sin embargo seguía esa sensación de peligro, algo no marchaba bien. Se adentro paso a paso por las antiguas calles, en dirección a la montaña. Todo indicaba que hacia décadas que nadie habitaba esos parajes, al menos nadie humano, restos de cerámica, tablones, trozos de argamasa cubrían el suelo aquí y allí, desfigurando los antiguos caminos barridos una y otra vez por el viento que baja de la montaña. Apareció ante ella una especie de plaza, en cuyo centro una estatua derruida, mas bien mutilada antaño, de un hombre. Se acerco y distinguió una placa de bronce en la que solo pudo distinguir tres palabras, Brakan‚ rey y justicia. En ese instante en que sus sentidos dejaron de estar alerta empezó el movimiento. Al levantar la vista de la placa se dio cuenta de que no estaba sola allí, el ruido era nítido, ruido de pisadas. En la plaza era blanco fácil, corrió lo mas rápido que pudo, un par de flechas se clavaron en el travesaño de la casa que estaba a su lado, la tercera dio en la pared de la misma cuando Akrim se introdujo en ella, o mejor dicho, en lo que quedaba de ella. Debía salir de allí cuanto antes sin que la vieran, era importante pasar de ser cazada a ser cazador, para ello el indispensable factor sorpresa. No debían de ser muchos, al menos con arcos, unos dos, pero podría haber mas. Reptando salió por un agujero de la pared contraria al que entro y haciendo el menor ruido posible empezó a perderse por la fantasmal ciudad. Cuando se sintió segura ingresó en las sombras, se había vuelto cazador.

El paraje era distinto, no había arboles, ni hierba, ni arbustos, ni desniveles en el terreno, pero tampoco las presas eran comunes, además no importaba lo que había alrededor, sino como estaba distribuido. Había lugares donde esconderse y acechar, y eso era lo único que necesitaba. Ahora ella tenia la ventaja, toda su vida la había pasado cazando, desarrollando distintas técnicas, esta seria una más. Percibió de nuevo pasos, estos eran rápidos a intervalos, se movían de forma que avanzaban cortos trechos, amparándose en las defensas del terreno. Monto el arco y espero. El primero de los trasgos que diviso era una arquero, seguido de otro enorme con una gran porra; no parecía que hubiera mas por esa zona, dejo pasar a los dos e hizo blanco en el más grande, acto seguido la daga volaba en dirección al arquero antes de que este pudiera ni siquiera apuntar hacia el lugar de origen de la flecha. Rápidamente remato con la daga a su víctima rescatándola de su cuerpo y siguió en otra dirección. Encontró a otros dos, estaba claro que iban por parejas, el resultado el mismo, así hasta dos veces más. Si se trataba del grupo que asesino a su familia quedaban entonces solo dos más. Pero su búsqueda fue inútil, no había nada mas por allí. Faltaba poco para el amanecer cuando diviso las murallas llenas de brechas de lo que fue en su día una fortaleza. Ya sabia donde debía seguir buscando, pero con la luz diurna no podría ni acercarse. Decidió ocupar la casa más cercana al acceso a la fortaleza e investigar desde allí. La construcción era de roca, no se había construido, sino que había sido labrada en la roca, lo que es su momento debieron ser muros infranqueables, ahora eran paredes desgastadas, con múltiples brechas y grietas de color negruzco. Por entre estas grietas se podía divisar la entrada al edificio principal, que tenia parte tallada y parte construida, al igual que varios edificios menores que lo rodeaban. No se divisaba ningún movimiento dentro, pero si oía ruidos extraños que procedían del interior de la fortaleza. Esa noche entraría, ahora lo importante era descansar y recuperar fuerzas. Pero el descanso no fue el deseado. Las imágenes de sus padres y hermanas que una y otra vez acudían a ella pidiendo auxilio, la risa de los trasgos mientras los asesinaban. una pesadilla continua que la hizo despertarse a cada instante, dejándole la boca seca evitaba la deseada paz de cuerpo y espíritu que necesitaba. Finalmente se despertó mas cansada de lo que estaba al dormirse, al intentarlo al menos.

Al caer la noche salió de su escondite y enfilo hacia la grieta más cercana. Miro a la entrada del edificio, sus sospechas empezaban a corroborarse, había luz, alguien moraba en la fortaleza. Atisbo dentro por las grietas, pero no pudo distinguir nada mas que una antorcha encendida en un soporte de la pared. No tenia más remedio que aventurarse a entrar sin saber que es lo que escondían aquellos muros. El odio hacia los trasgos supervivientes era superior a la cautela y al miedo que podía sentir. El panorama era mejor de lo esperado, a la antorcha de la entrada no le sucedían más. Había luces pero tan distantes que predominaba la penumbra. Avanzo por el largo corredor deteniéndose en cada uno de los accesos a las distintas estancias, comprobando que permanecían vacías ¹ . Al final el camino se bifurcaba, dos rutas se presentaban, unas escaleras, hacia abajo o hacia arriba. Empezó a bajar apoyando la espalda en la pared para poder vigilar las dos direcciones. Llego a otra planta, las escaleras seguían descendiendo y opto por seguir bajando llegando por fin a lo mas profundo de la fortaleza. No había ninguna antorcha, no era necesario, las paredes recubiertas de líquenes fluorescentes daban luz suficiente. Siguió por el pasillo, y la voz de alarma surgió otra vez, ahí había algo, no podía concretar cual ni cuantas criaturas le esperaban, pero estaba segura de que había habitantes en aquella planta, el instinto nunca le había fallado. El lugar empezó a llenarse de telarañas de un tamaño excepcional, nunca había visto nada igual, allí no estaba lo que buscaba, tenia que salir de allí cuanto antes. Pero no pudo, como ÿde la nada, dos arañas del tamaño de un toro aparecieron, una ante ella, la otra le cerraba el paso por donde había venido. No había mas posibilidad que introducirse en una de las salas, confiando en que esta tuviera salida. Pero no la había, estaba atrapada, pero en mejor posición que antes si no permitía el paso de los insectos por la puerta, tocaba luchar. Empuño entonces el hacha e hizo frente, pero los arácnidos con sus ocho extremidades y enormemente fuertes y resistentes la desarmaron, al igual que la espada, que resulta bastante inútil, ya que los apéndices la mantenían lejos de una estocada que pudiera herirlas. Akrim se vio perdida, no podía hacer nada, entonces y por primera vez conoció el miedo, un ataque de pánico, dando media vuelta se lanzo contra la pared intentando derribarla, hacer un acceso que le permitiera huir. La Arañas aya habían penetrado en la estancia y se disponían a atacar cuando la mano de Akrim encontró un resorte, una palanca en la parte superior de la pared, tiro de ella y una abertura se presento ante ella, rápidamente entro. La habitación estaba excavada en la roca, y era una especie de santuario, justo en el centro en un pedestal de mármol se encontraba una balanza y como fiel de la misma una espada enorme, un arma que podía ser utilizada para salvar su vida. La espada debía de pesar una barbaridad debido a su gran tamaño, pero era su ultima oportunidad. De un salto subió al pedestal y agarrando la empuñadura con las dos manos tiro de ella con todas sus fuerzas de modo que en el impulso cayo del pedestal golpeándose la espalda en el suelo. No la había costado nada hacerse con la hoja, pero además el peso que podía ser atribuido en un principio al tamaño estaba desproporcionado. Era muy ligera, mucho mas que la espada de su padre. Pero no hubo tiempo para mas reflexiones, una de las peludas y mortales patas de una de las arañas decencia hacia ella. Un golpe de muñeca y la exquisita hoja describió un semicírculo que no se vio frenado cuando golpeo el apéndice y lo cerceno. La araña entonces retrocedió dando tiempo a Akrim a incorporarse y a recuperar el aplomo y la confianza perdida. Antes de que la segunda araña penetrara en la estancia ataco, otÿra extremidad fue arrancada, ahora con mas espacio para maniobrar asesto un ultimo golpe al cuerpo queratinoso. El resultado fue el mismo, la hoja penetro e hirió de muerte con facilidad. Con solo un esfuerzo mas la pelea termino, se subió encima del desplomado cuerpo que acababa de abatir y saltó encima de la segunda araña hundiendo la espada en esta ocasión.

No había duda esa espada no era normal, algún tipo de magia o material la hacia única. Se dirigió al pedestal, allí rezaba la siguiente frase:

Un arma en tres, tres razas unidas. Uno que son tres llevaran la paz a Igut

La leyenda que le contara su padre no era tal. Existía pues el guardián de Igut y esa entonces era el acero de la justicia. El odio desapareció, el objetivo cambio en ese mismo instante, ella era la heredera de una de las tres armas que eran necesarias para la paz, pÿara desterrar el mal la había privado de su familia, debía buscaÿr y encontrar a los dueños de las otras dos partes del guardián. Sin mas se dirigió a la salida, guardando cuidadosamente el öregalo que se le había ofrecido e inicio la búsqueda. El destino: las tierras elfas. ...
El guardían de Igut 3: La daga de la verdad. Algo no andaba bien, no era un viaje normal por caminos normales, pero estaba acostumbrada a ellos aunque mucho mas cortos. En dos días habia esquivado a un grupo de orcos, a un par de ogros, habia tenido que huir de tres manadas de lobos y enfrentarse a un troll. El encuentro lo decidió la espada que ahora descansaba en su espalda, si la llevara al cinto la llevaría arrastrando, nunca fue muy alta. Estos contratiempos junto al intenso frío que reinaba en esas latitudes hacían que la marcha fuera mucho más lenta de lo previsible. Aun así habia recorrido un buen trecho, pero otro problema añadido es que no sabia hacia donde. Si sabía el rumbo tomado, y que marchaba al norte, a donde ella creía que se encontraba el reino elfo según las historias que oyó a su padre, el bosque era su hogar y los grandes bosques estaban al norte, exceptuando el bosque central de Igut, de donde ella provenía y donde no habia elfos, al menos ella no los habia visto nunca. No sabía que aspecto tenía ni su idioma o costumbres. Es algo que la preocupaba, como se iba a comunicar con ellos y que les iba a decir.

Durante una semana mas estuvo viajando rumbo norte, paralelamente a la cordillera, y evitando multitud de encuentros, en algunos de ellos pudo fácilmente enfrentarse y aniquilarlos, pero prefirió no llamar la atención, aunque esquivarlos suponía dar un rodeo y perder tiempo. Empezaba a quedarse sin comida, con ese clima no encontraba frutos, solo alguna seta, y la carne cruda no era viable. Encender un fuego era un suicidio, el olor del humo o la carne asada atraerían a cualquiera de las múltiples criaturas que intentaba esquivar. Pensando como podía resolver el problema alimenticio llego a lo que parecía una entrada en la montaña, un paso. El suelo de roca impedía crecer a las plantas, haciéndola visible. Era el camino hacia el norte, no sé lo penso y hacia allí se dirigió. Con dos paredes de roca de increíble altura a cada lado, el paso no era mayor de 3 metros de anchura de media, en su tramo más estrecho casi no cabrían dos personas, pero en él más ancho incluso se podría acampar, claro que el sitio no era lo mas indicado. La longitud debía de ser de unas dos millas desde su entrada hasta el fin del desfiladero.

Al salir se topo con un inmenso bosque, la primera idea que tuvo es que habia llegado a su destino, pero recapacito, era mucho terreno para buscar, habia llegado al gran bosque pero todavía tenía que buscar a los elfos. Con decisión se interno bajo las copas de los árboles, ahora no tenia rumbo ni referencia alguna, solo buscaba.

Tres días pasaron, las provisiones habian desaparecido, pero algo al menos cambio, ya no habia rastro alguno de las criaturas que antes la acechaban; era hora de cazar. No tardo mucho en cobrar una pieza y se dispuso a cocinarla. Una pequeña fogata, un improvisado soporte y un trozo de carne ensartado en otro palo. La boca se le hacia agua, pensar en comida caliente y el hambre sufrida hace días le provocan una salivación inhabitual. Cuando se disponía a saciar su apetito una flecha le arrebato el trozo de asado de sus manos. Sin que apenas se pudiera recuperar de la sorpresa aparecieron cinco seres delante de ella. Se confundían con el bosque y no hicieron ningún ruido, era la primera vez que se dejaba sorprender tan fácilmente. Eran seres altos y delgados, de pelo lacio y claro, sus ropas sencillas se confundían con el entorno. La desarmaron y la hicieron señas para que les siguiera. Quedo muy sorprendía de la forma de moverse de sus captores, todos los movimientos eran gráciles y rápidos, parecía como si en vez de caminar se deslizasen. Llegaron tras unas horas a la ciudad y la llevaron presencia de uno de los jefes, según supuso por la diferencia de ropaje, ricamente engalanado, y los saludos que le ofrecieron el resto de la comitiva. Se pusieron a hablar entre ellos, en su idioma. Akrim no entendía ni una sola palabra o sonido que emitían, entonces se le ocurrió utilizar la única cosa que los elfos, ya estaba segura de que eran ellos, no le habian quitado, seguía llevando su arma en la espalda, envuelta en la piel que le servia de manta. Deslizo su mano por la espalda y toco el pomo del acero.

-.....estaba comiendo, debió cazar en le bosque, solo por eso debe ser castigada la criatura humana.
- Pero antes debemos conocer el motivo que la ha traído a nuestro reino.
- Es peligrosa seguro, y puede que no este sola, habria que........
- Disculpen - interrumpió una sorprendida Akrim. El acero de la justicia también poseía el don de la comunicación de las razas integrantes en la alianza, mientras mantuviera el contacto con ella podía entenderles, ahora comprobaría si ellos podían entenderla también.

El grupo de elfos se giro tan sorprendidos como alarmados al ver que la mano de Akrim en su espalda, temiendo un ataque por su parte. Muy lentamente Akrim empuño y mostró el acero de la justicia, recitando:

- Un arma en tres, tres razas unidas. Uno que son tres llevaran la paz a Igut

Ahora incluso se permitió una pequeña sonrisa, las caras de los elfos tenían un aspecto cómico, la sorpresa les habia dejado tan atónitos y boquiabiertos, que no se dieron cuenta del cuadro que formaban. Todos menos uno, que permanecía impasible y que hablo:

- Tres razas unidas por alianza eterna para la paz.

La sonrisa de Akrim desapareció al instante, le habia contestado algo que esperaba, no sabia exactamente que palabras habia deseado oír durante su viaje al norte, pero esas copaban sus expectativas. Entonces se acerco al elfo, lentamente, tendiéndole la espada se presento.

- Soy Akrim, heredera del acero de la justicia.
- Soy Tasatir, príncipe elfo, y posible heredero de la daga de la verdad.
- Perdón señor, ¿posible?.
- Si como príncipe heredero del reino de los elfos me pertenece la custodia y la posesión de la daga, pero esta hace mucho tiempo que no se encuentra en poder de los elfos. Fue robada por una facción que se unió a los Drow.
-¿Drow? Perdonad mi ignorancia.
- Los Drow son los elfos oscuros. Todos pertenecientes a un mismo tronco, pero la avaricia les traiciono. Fueron desterrados al este de aquí. Al principio eran unos pocos, pero ahora son fuertes y numerosos, no hemos sido capaces de recuperarla.

El rostro de Tasatir se iba ensombreciendo según le relataba a Akrim los acontecimientos que tuvieron lugar y como se perdió una de las tres. Akrim le relato su aventura, como se volvió heredera del acero.

Mas tarde una vez satisfechas las necesidades de Akrim fueron a buscarla para hacerla participe del consejo elfo que tenia lugar. Se la proporciono un asiento entre los miembros, que debatían sobre la presencia de la heredera humana del arma única y las repercusiones y acciones a tomar. No habia discusiones, el tono del concilio era sereno y suave. Finalmente le pidieron a Akrim que tomase la palabra, que ella dijese lo que pensaba.

- Recuerdo la historia que me contó mi padre, de como solo tres seres que representaban a sus distintos pueblos lucharon para conseguir erradicar el mal de Igut, tres príncipes guerreros que consiguieron con su esfuerzo unir a sus pueblos y a sus razas en un objetivo común y que al conseguirlo forjaron tres símbolos que se convertían en uno. Esos símbolos identificarían a cada raza y facilitarían la comunicación entre ellas, como he comprobado hace unas horas. Además que si algún día el mal se apoderaba de Igut de nuevo, el guardián de Igut reuniría a las razas de nuevo para restaurar la paz y la tranquilidad en sus tierras.
- Todo eso ya lo sabemos - le dijo Tasatir- pero queremos saber que crees tu que deberíamos hacer.
- Yo no soy princesa ni heredera de nadie, pero sé que he de juntar de nuevo el guardián de Igut, No se como, pero lo sé. En cuanto a como se debe proceder.....
- Eso no puede ser verdad.- sentencio Tasatir- Hay algo que no sabes de las tres partes del guardián de Igut. Cada uno de los poseedores de sus partes serán príncipes o reyes de sus respectivos pueblos. Puede que tu no lo sepas, pero eres reina, princesa o un jefe de tu pueblo. Eso me lleva a reflexionar........
- ¿Sobre si son los herederos los únicos que deben luchar por sus partes?- termino la frase Akrim.
- Sí, eso mismo. He de buscarla yo.
- Os acompañare, yo soy parte activa también.
Así termino la reunión, ya estaba todo dicho y aceptado.

Al día siguiente partieron rumbo este. Tasatir habia recabado toda la información que se tenia sobre los Drow y se la fue relatando, incluyendo además todo lo que él sabía sobre ellos. A pesar de que el viaje se hacia por el inmenso bosque Tasatir les llevaba por caminos no trazados pero de fácil transito, lo que hacia que recorrieran gran cantidad de distancia cada día, con descanso cortos para no agotar las monturas. Termino de pronto el bosque, se asomaban a una planicie, que según Tasitir, debían de cruzar cuanto antes ya que no ofrecía ningún tipo de cobijo ni protección. Justo al otro lado se encontraba el territorio Drow. Akrim quería saber como iba a enfocar Tasatir la entrada en territorio enemigo, pero no le pregunto nada, si hiciera falta Tasatir le daría la información necesaria. El avance por la gran llanura era rápido, elemento mas conocido por los caballos que avanzaba ahora sin aparentar esfuerzo alguno. Era ya de noche cuando llegaron a las tierras Drow, Tasatir dio orden de acampar, tanto jinetes como brutos estaban agotados de la larga jornada.

A la mañana siguiente Tasatir le comunico a Akrim que su intención era pedirles la daga de la verdad ya que aun siendo elfos oscuros, esperaba que el parentesco fuera suficiente para convencerlos, al menos debería intentarlo. Ahora Tasatir no tenia tan claro el camino, tardaban mas en recorrer la distancia que les separaba de la ciudad Drow. Por entre los arboles se divisaban las montañas indicando la cercanía ala ciudad lo que animo a Akrim, pero Tasatir empezaba a inquietarse, estaban lo suficientemente cerca de la ciudad para que hubieran advertido su presencia, sin embargo no habian recibido la visita de nadie, y eso en los elfos era inusual. Algo no iba bien, pero no se lo dijo a Akrim.

-¿Que vamos ha hacer ahora?
- No lo sé - dijo Tasatir- no sé por donde debemos continuar
- Estoy segura de que estamos en peligro, lo presiento- dijo Akrim empuñando el acero.

Como si su palabra fuera ley aparecieron tres enormes trolls. Tasatir trató de buscar salida, mientras Akrim se acercaba a los inoportunos visitantes. No era su intención atacarlos, sino defender a Tasatir, la espada de la justicia podía matar a un troll, pero no lo podían hacer las armas comunes, solo el fuego los derrotaba. El primer troll se acerco demasiado, la espada de la verdad le dejo un desgarro en el brazo izquierdo. Pero el bruto que montaba Akrim estaba muy asustado y desmonto de un brusco movimiento a Akrim. Tasatir ya no tuvo mas elección que intervenir. No podía matarlos, pero si retrasarlos y echando mano al arco disparo al troll que intentaba atacar a Akrim. El troll dio un respingo al sentir que la flecha hería su carne, tiempo suficiente para que Akrim se levantara y abriera su barriga desparramando sus vísceras por el suelo. Al ver esto los otros dos trolls detuvieron su avance, no se explicaban como podía aquel insignificante ser abatir a uno de los suyos.

Akrim entonces se dio cuenta, los dos seres miraban a su arma y la reconocían, sabían o les recordaba algo. Pero estaba segura de que es la primera vez que la veían. Habian reconocido algo en ella, pero no acertaba saber que era, a no ser...............

-Tasatir vamonos - le grito – obedece.

- Han reconocido la espada de la justicia o al menos una parte.

-¿Como?- pregunto intrigado Tasastir.

- Cuando empuñe la espada en su dirección después de matar a su congénere vi una extraña expresión en sus ojos y fijaron su vista en ella. Estoy segura de reconocieron la empuñadura. Si es así, solo la habrían visto si ellos habian visto antes la misma empuñadura, y estoy segura de que la vieron en la daga de la verdad, recuerda que es un arma en tres. Ellos la tienen, ellos hicieron el saqueo y obligaron a los Drow a emigrar.

-¿Solo tres trolls?
- No, imagino que es un gran grupo, como un clan, y que su guarida debe estar por aquí cerca. No perdamos el tiempo hay que seguirlos.

Aunque ya no los divisaban no fue difícil seguirles la pista para un elfo y una experta cazadora. Incluso para un novato rastreador las señales eran muy claras, el gran volumen y su peso dejaban marcas y huellas allí por donde pasaban. La dirección era en línea recta a las montañas. Allí deberían tener su morada. Poco tiempo después llegaron a un pequeño claro que terminaba en la roca de la montaña. A los pies de esta se abría una enorme caverna, con el suelo externo cubierto por innumerables huesos, restos de la comida de los trolls, blanqueados por el sol.

- Allí es, pero entrar sin ser vistos u oídos es una misión imposible, pisar ese osario es como llamar a la puerta con un gran gong.
- No es cuestión de saber administrar el peso en las pisadas, los elfos sabemos hacerlo y tu deberías también si eres una buena cazadora, es como pisar un terreno lleno de ramas secas. Tu sígueme.

Avanzaron hasta el manto de huesos, Tasatir empezó a caminar entre ellos haciendo casi imperceptibles sus pisadas, los huesos en vez de romperse se hundían acomodándose en los de mas abajo, de forma que formaban una base sólida y que podían ser pisados por Akrim sin que ninguno solo se quebrara. Justo en el umbral de la caverna desaparecían los huesos. Una oscuridad total dominaba el resto de la gruta. Encendieron una pequeña antorcha y avanzaron por el inmenso túnel. El aire se volvía más denso, el olor a troll lo dominaba todo. Llegaron a una extensión de la caverna donde se divisaban tres rutas. Decidieron tomar una al azar, la más cercana a ellos. Unos doscientos pasos mas adelante se encontraron con una gran caverna, un enorme espacio lleno de oquedades que servían de casa a los trolls. Vieron a unos 5 individuos, pero podrían albergar a mas de cien. Retrocedieron y ahora eligieron la mas alejada.

Era la mas ancha y estaba adornada con cráneos de multitud de especies, grandes y pequeños amontonados a intervalos idénticos. En cada montón habia la misma cantidad y los mismos cráneos. No estaban amontonados al azar si no que habian sido “construidos” de manera precisa y sistemática. Al final del pasillo encontraron una estancia decorada con mas cráneos incrustados por toda la pared de roca, desde el suelo hasta el techo. Al fondo, y como cuerno de una gran calavera de unicornio se encontraba una gran daga, mas parecida a una pequeña espada o espadín. Tasatir la cogió, observo la empuñadura, era idéntica a la de la espada de la justicia. Al empuñarla una luz empezó a emanar de la hoja, iluminado la caverna, y una palabra en elfico luz se podía ver en la hoja.

No podían detenerse mas tiempo y empezaron el camino de regreso. No sabían como no se habian topado con ningún habitante de la gran cueva, el azar o el destino les habia permitido hasta ahora moverse libremente en un ambiente hostil. Pero cuando estaban por alcanzar la salida al osario la entrada de tapono. Uno grupo de trolls regresaba y les habia cortado el paso. Retroceder significaba la muerte, no habria otra salida, y aunque la hubiera no tendrían tiempo de encontrarla antes de que se les echara encima toda la colonia. No habia otra opción que seguir adelante, pasar a través de los trolls cuanto antes, pasar por encima de sus cadáveres. Era un suicidio, pero era la única oportunidad que tenían. Sin que mediara palabra alguna entre ellos se dispusieron a atacar. Entonces la luz de la daga cambio, un tono anaranjado, incandescente tomaba forma mientras la palabra elfa fuego se formaba. Entonces apuntado la daga hacia el grupo de trolls Tasatir la pronuncio, fuego. Un chorro de ese elemento surgió de la punta de la daga impactando sobre los trolls. El olor a carne quemada empezó a dominar antes de que el chorro se apagara. En ese momento Akrim ataco cortando los rocosos, quemados y doloridos cuerpos de los trolls, abatiéndolos uno a uno, dejando el camino libre. Tasatir oyó a su espalda un gran tumulto; el resto de los trolls habian sido alertados e iban en su dirección.

-¡¡¡Fuera!!! - grito a Akrim.

-¡¡Adelante!! - le respondió esta abatiendo al ultimo troll y tomando rumbo a la salida.

Se internaron un poco o más en los bosques, donde les aguardaban los escondidos caballos

-¿A donde?.- le preguntó Akrim

- Al reino de los enanos.


Muchas felicidades Ishtar, que sigas creciendo con nosotros en los SpS. ...
Tormenta de Espadas Desde luego no era un buen día para vagar por el pantano.El cielo completamente encapotado y una pesada lluvia, unidos a la inestabilidad del terreno, hacian casi imposible atisbar más alla de 3 metros, menos aun de preveer una emboscada. Mis compañeros me seguían de cerca con cuidado de no caer en el lodo pegajoso que todo parecía cubrir...
El brujo debía andar cerca, podía oler el hedor a muerte a mi alrededor. Si conseguíamos dar con él, podríamos poner fin a su reino de terror que se prolongaba ya más de 5 años. De repente el caos nos envolvió en forma de una explosión ignea y consiguió romper nuestra ferrea formación, dispersandonos entre la niebla y el fango del pantano. Perdí de vista a mis compañeros a los que llamaba desesperado pues desconocía el alcance de sus heridas... puede que incluso estuvieran muertos. Un ahogado grito disipó mis temores al menos momentaneamente. La batalla había comenzado sin mí. Rapidamente me dirigí al encuentro de las voces y el entrechocar de metales... debía ser un autentico ejercito! Mis amigos necesitaban de mi fiel acero y de mí ferrea armadura y por mi vida que no iba a fallarles. Con grandes dificultades conseguí llegar al centro de la refriega y lo que vi me hizo vacilar durante lo que parecieron interminables segundos... Una aberración conjurada sin duda por las más oscuras artes estaba haciendo pedazos a mis compañeros, una criatura como no había visto antes que parecía estar formada enteramente por un torbellino de afiladas navajas, una autentica tormenta de espadas!! Con un grito de guerra cargué sobre el monstruo, a sabiendas de que seguramente sería mi última acción. Al caer sobre esa cosa mi escudo se llevó la peor parte y salió despedido de mis manos en virtud a la arrolladora fuerza de esta. Con fieros mandobles me enfrenté a las espadas giratorias pero apenas tenía tiempo de bloquear sus envites para asestar un golpe en condiciones. Sin poder hacer otra cosa que retroceder, el terreno tras de mí se fue agotando, llevandome cada vez más cerca de una pared de enredaderas que supondría mi seguro final. Para colmo de males una traicionera raiz me hizo perder pie y acabó con mi tullido cuerpo en lodazal del pantano con aquel ser apunto de abalanzarse sobre mí. En ese momento mi mano tocó algo familiar... Con reflejos relampagueantes elevé el recien recuperado escudo de detener el avance fatal y, casi a ciegas, incrusté mi espada entre aquella maraña giratoria que era el monstruo... Silencio. Sin casi atreverme, atisbé tras mi destrozado escudo... Nada. La criatura había desaparecido sin más.
Me apresuré en levantarme y buscar a mis camaradas pero nada pude hacer. Apenas tuvieron tiempo de defenderse del ser y ya era tarde para hacer nada. Conteniendo las lagrimas por mis amigos de largo tiempo perdidos me dispuse a terminar mi trabajo cuando una voz tras de mí me sacó prontamente de mi estupor...

KAL VAS FLAM!!

Con asombro contemplé al causante de tanto mal, al motivo de que mis compañeros estuvieran muertos, al igual que tantos otros antes... Vi cansancio en sus ojos, esos ojos hundidos y oscuros que parecian lamentar todo esto... Las rugientes llamas se mezclaron con mis gritos de dolor mientras la vida escapaba de mis huesos...
Luego oscuridad.

By Arestes ...
El guardían de Igut 4: El martillo constructor -¡Manfred!, una jarra de cerveza tibia
-¡ Ah Brante!, cuanto tiempo sin saber de ti, ahora mismo. ¿Dime que noticias traes?
- Malas, muy malas, sobre todo para tu negocio. La gente no anda por los caminos, no sale de las ciudades o pueblos, ya ni las caravanas, ni grandes ni pequeñas, salen por falta de escolta. Nadie quiere arriesgarse a morir. Todo aquel que hace un intento por viajar o vuelve maltrecho o desaparece para siempre, nadie lo busca. No esperes provisiones de momento.
-¿Pero que voy a servir? ¿Agua y caza?
- Peor aun, nadie va a venir, ¿no lo has notado últimamente?
- Si, es cierto, no pasan viajeros, solo algunas personas de los alrededores vienen a tomar una cerveza o vino, y cada vez menos. Bueno - dijo bajando el tono de voz y señalando con la cabeza una mesa al fondo- nadie excepto esos dos de allí.
- ¿Quiénes son?
- No lo se pidieron de comer, nada de alcohol.

Los dos ocupantes de la mesa habian escuchado toda la conversación y se miraron. El acto no paso desapercibido por el posadero ya que el encapuchado que acompañaba a la mujer tuvo que girar la cabeza para mirarla. Solo con esa mirada se dijeron mutuamente que el tiempo apremiaba, debían de llegar a su destino cuanto antes, los planes de descanso en la posada se habian truncado, debían de partir de inmediato. Se levantaron, la mujer se acerco a pagarlas viandas que habian consumido y las que se llevaban para el camino.

- Salud, ¿de donde sois? - le pregunto Brante
- Del centro.
- Es raro ver una mujer armada, ¿no seréis parte de una banda de criminales?
- Si lo fuera no pagaría, lo obtendría por la fuerza- le espeto.
-¡Cuidad vuestros modales!
- Cuidad vos las preguntas.- le contesto mirándole a los ojos, desafiante.
- ¿Cómo os llamáis? ¿Y quien es ese encapuchado?
- Soy la princesa Akrim, heredera de la espada de la justicia, mi compañero nada os importa. Solo sabed que volveré y necesitare la ayuda de todo hombre capaz de empuñar un arma para limpiar Igut.

La respuesta dejo sin palabras a las pocas personas que se encontraban en la sala, sobre todo a Brante. El rictus de su semblante cambio, una cara pétrea, ojos vigilantes y atentos y labios apretados. Ahora la voz que se oyó era imponente, recia, seca y segura.
-¿Que pruebas puedes ofrecerme a lo que has dicho?. ¿De que o quien eres princesa?
- El heredero de la espada de la justicia es príncipe de su especie, la cual debe ponerse a sus ordenes. Como prueba solo ofrezco el símbolo del guardián de Igut que pertenece a la raza humana.- Akrim empuño el acero- la espada de la justicia.
Brante mantuvo fija la vista en el objeto que se le mostraba durante unos instantes. Mirando ahora a Akrim directamente a los ojos dijo
- Mi princesa, ¿puedo saber de quien sois hija?. ¿De donde proceden vuestros ancestros?
- No lo sé, mi padre se llamaba Rams y mi madre Diedra, pero no conozco más.
-!La hija de Rams¡ . Mi señora, al igual que confíe mi vida miles de veces a su padre la confío ahora a su hija. Heredera del guardián de Igut, contadme como vuestro segundo vasallo - dijo mirando al encapuchado.
- ¿Conocisteis a mi padre?
- Fui su lugarteniente en los últimos años, cuando las caravanas que él dirigía llegaban siempre a su destino; aunque joven su padre confío en mi y yo en él, me enseño todo lo que sabia.

Antes de que Akrim pudiera seguir la conversación el encapuchado poso la mano en su hombro, acto seguido Akrim pago y se dispuso a salir detrás de su compañero. Y a en el quicio de la puerta le dijo a Brante que los acompañara. La orden fue inmediatamente acatada, así abandonaron la posada del viejo Manfred.

Cuando ya se habian alejado lo suficiente de la posada Tasatir hablo.
- Ya te dije que eras princesa, y con súbditos leales al parecer.
- Si, tenias razón, mi padre no era rey pero aprecia ser famoso y respetado.
- Era el hombre mas solicitado en mucho tiempo por todos aquellos que decían tener algo de poder. Él les mantenía en el poder posibilitando el comercio entre ciudades y reinos. Se podría decir que era un príncipe guerrero, aunque rara vez peleamos, evitaba los enfrentamientos, pero sabia mandar y era un gran estratega. ¿Quién es vuestro acompañante? - dijo Brante muy intrigado.

- Si me permitís yo mismo me presentare- Tasatir se descubrió el rostro- Soy el heredero elfo del guardián de Igut.
-¡Increíble!. Esto va muy en serio.
- Así es - sentencio Akim -. Ahora nos dirigimos a buscar al ultimo heredero. Por eso te pedí que reclutaras un ejercito. Cuando este de regreso lo necesitaremos para limpiar Igut. Y creo que tu eres el hombre mas indicado para ello, como lugarteniente de mi padre debes ser bien conocido y tus contactos importantes. A ti te harán mas caso que a mí.
- Si ese es vuestro deseo lo haré, pero ¿no necesitáis ambos más protección?
- No, la reunión de los herederos solo nos concierne a nosotros.- Tasatir asintió dando la razón a Akrim- Tanto lo elfos como los enanos tienen su ejercito, pero nosotros estamos muy divididos y necesitamos aportar nuestra parte, esa es tu misión.
- Empezaré entonces con ella ahora mismo, nos encontraremos otra vez en la posada que será de momento nuestro cuartel general. Además así alegrare a Manfred, que por cierto era cliente habitual de tu padre. Llevad cuidado mis principes.- Dijo partiendo en dirección contraria.

Tras un largo viaje llegaron al reino de los enanos, dirigiéndose a las puertas de su capital. Acordaron que seria Akrim la que hablaría. El terreno se habia vuelto rocoso, los desfiladeros que se adentraban en los macizos montañosos eran múltiples y no sabían cual de ellos tomar, esperaba que para ese momento fueran encontrados por los centinelas. Los mapas que poseía Tasatir no eran muy exactos, confiaban en ellos ya que eran su única guía de esas tierras tan inhóspitas y desconocidas. Llegaron a un pequeño valle entre las montañas donde el mapa indicaba que se encontraba la capital del reino, pero no vieron nada. De él partían numerosos caminos en todas las direcciones adentrándose en la agreste orografía. Avanzaron hacia el que tenían enfrente y antes de que se pudieran dar cuenta se encontraban rodeados de feroces y malcarados enanos que aprecian haber surgido de la dura roca.

En cuanto empezaron a hablar Akrim deslizo su mano a la espada, necesitaba saber lo que decían y hacerse entender.
- ¿Quiénes sois?. ¿Sabéis que estáis en un lugar prohibido para los no enanos?
- Disculpadnos, no sabíamos que holláramos tierra prohibida, aunque era necesario encontraros. Necesitamos hablar con el rey de los enanos. Soy Akrim princesa de Igut heredera de su guardián.
- No sois bien recibidos, ¡marchaos!- les ordeno el jefe del grupo, un enano muy grande comparado con el resto.
- Perdonad pero es imperioso encontrar al heredero enano del guardián de Igut, y suponemos que será rey o príncipe de vuestra raza.
- Marchad o morid.- amenazo el enano,
- Hace muchos años un humano acompañado de un elfo salvo la vida de Thorlum, el más grande rey de los enanos según vuestra raza - dijo Tasatir descubriendo su rostro- Ahora sus descendientes le piden audiencia al descendiente del gran Throrlum. ¿Se lo negáis?
Ahora el capitán de los enanos gruñendo por el ardid tramado por Tasatir no tuvo mas remedio que guiarlos. La ley de enanos no permitía tener deuda alguna, esta debía ser pagada cuanto antes. Si la deuda era ostentada por el antiguo rey Thorlum era una ofensas que los enanos no podían permitir.
- Os conduciremos ante él, pero con los ojos vendados, y será él quien decida si os recibe o no, con eso nuestra deuda quedara saldada.
La sonrisa apareció de nuevo en Akrim, sus ojos agradecían a Tasatir su astucia y sabiduría. Pasar a costa de la muerte de los enanos centinelas no era una opción muy adecuada.

Se detuvieron y les obligaron a desmontar.
- Los caballos no pueden entrar - dijo sin dar mas explicación el enano.
Oyeron como una puerta gigantesca se abría y acto seguido reemprendieron la marcha a pie. Una vez dentro tras caminar durante unos instantes les quitaron las vendas, ya que el camino estaba lleno de escaleras, subidas y bajadas, recodos y alguna que otra escarpadura que no podrían haber recorrido a ciegas. El reino enano consistía en una red laberíntica de túneles y estancias excavadas en la roca, pero no solo se detenían ahí, embellecían sus moradas con multitud de columnas, relieves, estatuas, doseles cincelados..........., era en si una descomunal obra mezcla de ingeniería y arte construido a lo largo del tiempo por muchas generaciones de enanos.

Llevaban mas de media hora de camino y era imposible decir donde se encontraban, habian perdido la orientación. Cruzaron un abismo por un puente excesivamente cargado de adornos, al otro lado un del mismo se vislumbraba una estancia colosal, las antorchas no llegaban a iluminar el oculto techo, columnas enormes se perdían en la oscuridad como si aguantaran el vacío para que no se desplomase encima de ellos. Al fondo se encontraba un gran trono de granito engalanado de oropeles y piedras preciosas levantado en una plataforma que dominaba toda la sala. Allí se encontraba un enano adulto de grandes barbas blancas; en su cabeza reposaba una corona de platino, oro, mythrill engarzada con diamantes y ópalos del tamaño de nueces. Era obvio que habia sido alertado de la presencia de los visitantes. A mitad de la sala les hicieron parar. El jefe de los enanos se alejó de ellos en dirección al trono. Tras una breve consulta con el soberano, hizo un gesto para que la comitiva se acercara.
- Saludos extranjeros, ¿qué es lo que queréis de los enanos?- el rey pregunto mas por cortesía que por ganas.
- Majestad somos Akrim y Tasatir, príncipes de Igut, herederos del guardián.- presento Akrim -. Hemos venido en busca del heredero enano del guardián, del príncipe enano dueño del martillo constructor.
- El guardián ....... constructor....... Príncipe.........-el rey aprecia asimilar esas palabras- ¿Cual es el motivo de la búsqueda?
- Juntar las tres partes para erradicar el mal de nuestra tierra.
- ¿Por que?.- pregunto el soberano-
- Majestad- hablo Tasatir - escondido en vuestro reino, en las montañas es posible que no tengan tanta información como nosotros. El mal en si se ha apoderado de Igut, bandas indiscriminadas de asesinos y monstruos campan a sus anchas, nadie les controla, no hay ejercito capaz de enfrentarse a ellas y dominan la tierra. No existe el comercio, las ciudades se mueren de hambre, los poblados con comida son sistemáticamente arrasados........... el caos en definitiva reina Igut. Tarde o temprano llegara a las puertas de su reino. ¿No habéis notado falta de recursos externos?
- Si, varias cosas, pero no son absolutamente necesarias. Los problemas del exterior no influyen en la forma de vida del enano....
- ¿Incluso el alimento?- le corto Akrim- ¿Cómo alimentareis a vuestro pueblo cuando las partidas de recolectores y cazadores sean aniquiladas? ¿A quien comprareis la comida si no hay caravanas ni mercados? ¿Como podréis........
- Basta, basta, no hace falta que sigáis. Se muy bien cual es la situación, y sé donde esta el martillo “constructor”. Pero no se como hallar al príncipe enano que pueda empuñarlo. Mi descendencia murió hace años, no viene al caso los motivos. No puedo ayudaros a encontarlo entonces, no sé quien es.
- Majestad - dijo Tasatir - el martillo solo tiene un dueño, si sabéis donde esta, el mismo reconocerá al príncipe.
- ¿Pero como lo reconocerá?¿ Que es lo que tiene que hacer? ¿Cuales son los candidatos a ese honor, como reconocerlos?.......
- Tampoco conozco esas respuestas. Quizás deban de pasar todos y empuñarlo.....no, no lo sé.
- Majestad, ¿El martillo esta perdido verdad? -Akrim miraba al rey enano con unos ojos inteligente que habian dado con la solución - Sabe su localización pero no exactamente donde esta, ¿es cierto?.
- Sí.
- Entonces es fácil, elija al mejor dotado para recuperarlo de donde esta y ese será el elegido.
- Si, entonces creo saber quien será - el rey le dio una orden al oficial enano que partió al instante- Es una historia triste, mi familia pereció en un derrumbe de la galería que llevaba a la sala del martillo, la mas protegida del reino. Nunca supimos las causas, pero el resultado fue la muerte de muchos de mis mejores guerreros y de mi familia a la vuelta del ritual de confirmación del heredero del constructor. Mi hijo como tal acudió acompañado de mi familia. No pudimos rescatar a ningún superviviente y la cámara quedo sellada. Un rechazo hacia este hecho me impidió ordenar recuperarlo. He mandado llamar al mejor excavador, que será el encargado de heredar el “constructor”.

Poco tiempo después se presento un enano colosal, mas alto que el resto de sus congéneres y más ancho que ninguno. Darthum el mejor excavador del reino poseía una fuerza descomunal, un conjunto de músculos del que destacaban dos grandes ojos negros, de mirada seria y penetrante.
Tras recibir las ordenes oportunas partió seguido de los príncipes. Ningún comentario, pregunta o afirmación salieron de su boca y Akrim y Tasatir no le obligaron. Por fin llegaron al camino, bloqueado por las rocas del desprendimiento. Darthum empuño un pico en una mano y un gran mazo en la otra, pero antes de empezar se volvió hacia sus acompañantes.
- Acato las ordenes de mi Rey, pero considero esto una perdida de tiempo. Yo no soy ni seré nunca un príncipe.
Y sin mediar mas palabra empezó a descargar con su descomunal fuerza las herramientas contra la roca. Parecía imposible la facilidad con las que estas cedían al ímpetu del enano, que apartaba los grandes bloques extraídos como si su peso fuera mil veces menores. Lo a priori parecía una tarea ardua y larga a ojos e de Akrim, se convirtió en un espectáculo de fuerza y habilidad por parte de Darthum que avanzaba lenta pero ininterrumpidamente por la galería despejándola. Tres horas mas tarde el camino hacia la cámara del martillo estaba despejado. Avanzaron los tres hasta la cámara.
-Darthum - dijo Tasatir- tú eres el que debe entrar primero, y rescatar el martillo. Como sus hermanos, el martillo descansaba en un pedestal exquisitamente ornado. - Adelante, - dijo ahora Akrim - cógelo.
Darthum asió el martillo, y como si de una señal se tratase la tierra empezó a temblar. Grandes trozos de roca empezaron a caer del techo. Darthum cerro su mano sobre el martillo y golpeo la roca que se le venia encima. Antes de que se diera cuenta el martillo brillaba con un color rojo fuego. El impacto de este contra la roca hizo que esta se convirtiera en polvo, el constructor habia vuelto a la vida. Darthum se descentró, no podía dejar de mirar aquel objeto que en su mano era capaz de pulverizar hasta el mas duro cuarzo.
- Por los mil diablos.......... - juro Akrim - que atentamente vigilaba para no quedar aplastada por las rocas que seguían cayendo - ¡Atentos!
Tasatir comprendió rápidamente el porque de la alerta y la causa del derrumbe: tres gigantescos anélidos. Los gusanos de color blanco estaban atravesando el techo del templo del constructor, atraídos por los pasos, las voces........ por lo que fuera, Tasatir sabia que ellos eran la causa de que los gusanos estuvieran allí, no habia tiempo para pensar en ello, era hora de actuar, pero la lluvia de rocas impedía la concentración en la lucha.
- ¡Fuera! - grito Darthum abriéndose camino en dirección al túnel - ¡Seguidme! Rápidamente salieron los tres del santuario y corriendo a través del camino recién abierto se alejaron.
Pero los gusanos les perseguían. No podían arrastrar a las bestias hasta el núcleo de los enanos, podrían producir una catástrofe.
- ¡Por aquí!- ordeno ahora Darthum dirigiéndoles a una zona despejada, si habia que presentar batalla ellos eligirían un buen lugar donde desenvolverse.
Girándose los tres se enfrentaron a la amenaza, cada uno contra un rival. El acero, la verdad y el constructor hicieron su trabajo. En escasos segundos los cadáveres de los tres gusanos se encartaban inertes en la roca.

Regresaron a la sala del trono donde fueron recibidos como héroes, el acontecimiento no habia pasado desapercibido para los enanos. Las felicitaciones fueran muchas y efusivas, la familia real habia sido vengada, la herencia de los enanos recuperada, y el misterio desvelado. Pero un grito de terror corto la algarabía de raíz. Otro gusano, este diez veces mayor que los otros, asomaba por la sala, abriendo y cerrando la mandíbula que dejaba ver multitud de dientes, habitualmente utilizados para triturar la dura roca. Segundos mas tarde los tres herederos se enfrentaba de nuevo al peligro.

El primero en actuar fue Darthum, blandiendo el constructor impacto en el cuerpo del gigante. Pero el resultado no fue el deseado. Como si de un resorte se tratara el cuerpo del monstruo repelió el golpe lanzando a su agresor unos metros con una violencia inusitada y desarmándole. Tasatir invoco el fuego de la daga- Flam- pero cuando las llamas llegaron a la bestia esta soltó un chorro de liquido a tal presión que golpeando en Tasatir lo derribo dejándole inconsciente.

Akirm quedo sola delante de la enorme bestia, el espíritu del cazador la envolvió de nuevo, el monstruo había mostrado sus armas, un ataque frontal no podía funcionar, debía buscar el lado débil, su oportunidad y aprovecharla.
-¡Todos fuera! - gritó de forma imperativa.
Y ni los mismísimos enanos pusieron objeción a su autoridad, abandonando la sala, el trono, el centro de poder de su ciudad, como si su mismo rey hubiera dado la orden, llevándose consigo a los heridos. Ahora solo era una lucha entre dos rivales. El gusano intento entonces el mismo ataque otra vez, pero Akrim habia aprendido el movimiento espasmódico que hacia el gusano antes de atacar, y moviéndose rápidamente esquivo el chorro. Viendo que esto no funcionaba arremetió como si de un ariete se tratara sobre ella, de nuevo Akrim pudo evitar la embestida. Pero la segunda vez no tuvo tanta fortuna, solo sufrió un golpe de refilón, pero la potencia del empuje hizo que cayera al suelo dando varias vueltas sobre él. Al apoyar la mano en el suelo sintió el cálido murmullo de la daga de la verdad bajo sus dedos. Ya sabia como derrotar a la bestia, el problema era llevar a cabo su plan ya que esta no la dejaba maniobrar a su antojo. Mientras esquivaba de nuevo a su adversario introdujo la daga en la pare derecha de la cruz del acero, inmediatamente un color rojo se apodero de la afilada hoja. Llegar donde se encontraba el constructor era mucho mas complicado, necesitaba un poco mas de tiempo entre las embestidas para alcanzarlo, y si no lo hacia rápido el cansancio podría con ella. Estuvieron jugando a lo mismo durante diez minutos mas, Akrim ahora apoyo la espada en el suelo, agacho un poco la cabeza, su pecho subía y bajaba mucho mas rápidamente que antes, llegaba al agotamiento. Justo es lo que la bestia intuyo, pues ahora en vez de embestir intento otra vez derribarla con el chorro que salía de su boca, seguro de que el cansancio de su oponente no podría esquivarlo. - Por fin - penso para si Akrim quien habia simulado el cansancio. Entre la preparación del ataque, el ataque y la vuelta a la postura original pasarían algo mas de 5 segundos, suficientes para alcanzar su objetivo. El chorro alcanzó la posición en la que ya no se encontraba Akrim que habia emprendido una veloz carrera en otra dirección. Alcanzo el martillo y según se giraba para hacer de nuevo frente al monstruo lo introdujo en la parte izquierda de la espada. El guardián de Igut empezó a emanar un brillo azulado, emitiendo unas ondas que calmaban el espíritu de su portador y agudizaban su inteligencia. Una ultima embestida y una explosión. De la punta del guardián de Igut emano una bola de pura energía que golpeando al gusano lo derribo de costado, y antes de que este pudiera enderezarse la hoja del guardián le quemaba la carne hasta partirlo por la mitad.

El portador del guardián habia también sido elegido y como antaño seria la raza humana la elegida. ...
La creación y el inicio de los Mundos Hace millones de años, al principio de la creación de los diferentes Mundos, los Dioses Etéreos se repartieron las tierras, crearon a los seres que las habitarían, y les dieron la posibilidad de elegir su destino....eran sus juguetes...

El tiempo pasó, y las tierras se fueron poblando, los seres fueron eligiendo sus dioses predilectos, lo que hizo que creciese la envidia por parte de algunos de ellos. Esta envidia fue la causante de la mayor de las Guerras, todas las razas pelearon por sus dioses, los mismos dioses se hicieron corpóreos y batallaron contra sus hermanos. Pero entre ellos, hubo un dios, que espero a que todos los demás dioses estuviesen cansados por la batalla, para actuar... Ese dios era Bhalsitor, aprovechando el momento en que el resto de los dioses estaban débiles y separados, impuso su poder y los elimino uno a uno.... Pero cometió un error, pues pensaba que todos los dioses habían participado en la gran batalla y seria fácil eliminarlos, pero uno, el mas joven de los dioses, el que consideraba mas débil, el Dios Burro, No participo en esa matanza, se mantuvo apartado, pues conocía los pensamientos de su hermano y sabia que si se quedaba el solo con el poder, todo lo que habían logrado hasta ese momento, dejaría de existir...

Cuando Bhalsitor acabo con los demás dioses, no espero a reponer fuerzas para eliminar al joven Dios, que se ocultaba en el mundo de Sosaria, y se lanzo sin esperar respuestas a su ataque, pero ante su sorpresa, Burro no resulto tan débil e inexperto, planto cara a Bhalsitor y utilizando todo su poder, logro contenerlo...

Expulsado, desterrado de los mundos, y privado de su poder, el espíritu de Bhalsitor fue encarcelado en una figura, y enterrada en los confines de Sosaria, hace tanto tiempo que los hombres lo han olvidado...

El Dios Burro, decidió dejar su forma corpórea dejando a sus mas leales Súbditos a cargo de mantener el orden en los Mundos... pero poco a poco, estos también se olvidaron...

En la actualidad, el Dios Burro ha estado intranquilo, y ha convocado a los descendientes directos de sus Súbditos para que estén alerta....

SpS ® ...
Lucha SpS El cielo se cubrió de sombras, de su profundo suelo se despertó, el suelo tembló de una manera tremenda, los pájaros salieron asustados, Legolas estaba cabalgando solo y medio preocupado entre medio del bosque una Luz salió desde los cielos y una Voz dijo: "Legolas, Legolas”. El humilde paladín dijo:Si! , quien me habla?”, y la Voz respondió: “Soy el Dios Burro y te encomiendo que le hagas llegar esta armadura a tu rey el grandioso Kender”, el joven elfo dijo: “Bien”, y desde el cielo callo una bolsa que Legotas cojio y partió hacia el castillo SpS. Pasado un rato de cabalgar lo mas rápido unos maleantes quisieron robarle y matarle, pero no se dieron cuenta de con quien se metían Legotas saco su espada y empezó a luchar contra los asesinos, eran demasiados sin embargo Legotas resistía hasta que de los árboles se escuha: “Mueran cobardesssssssss!!!!!!” y salta con su caballo Ricardo su hermano y de tres mazazos derriba a los asesinos. Lego le cuenta a su hermano lo que le había pasado y de inmediato van hacia el castillo, cuando llegan a destino el rey los atiende como si fueran sus propios hijos Lego le hace el honor de entregarle a Kender la armadura y se la da. Kender organiza una gran sena a la noche, estaban todos los consejeros (fieles servidores y manos derechas de kender) y los miembros order, elite, iniciados, artesanos y la reina por su puesto, la comida fue excelente hubo música, todos reían pero en el fondo había algo que perturbaba el ambiente algo siniestro. No basto que un clan de rebeldes empezó a atacar al castillo algún llegaron a entrar y comenzó la lucha la reina intento escapar pero un asesino la agarro del brazo pero no le duro mucho porque de repente salio un espadazo y un mazazo que lograron derribar al enemigo que eran de Legotas y Chema que llegaron justo a tiempo y la escoltaron a la torre para protegerla y volvieron a la lucha en el medio de la guerra Kender desplegó una fuerza sobre humana era increíble como una ráfaga verde fluorescente lo rodeaba y esa armadura blanca como la nieve como el corazón de kender se lucia gloriosa y empezaron a salir bolas de energía que iban directo hacia los enemigos y los derribaba. En eso el arquero Nox empezó a tirar flechas con su arco mágico y que iban a las cabezas de los enemigos con una fuerza y una rapidez increíble, en eso Ishtar caso su arma Fencing y comenzó a derribar de a montones a los asesinos que terminaban partidos a la mitad ya que ishtar y u poderosa arma los cortaba como fiambres, en esa tremenda lucha estaba Patxi y Draco Rojizo que con una combinación letal de sus espadas mataban con tanta facilidad a los enemigos que era todo un arte verlos moverse luego llegaba el trío de Aeriadol , Sketch, Virus que ahí se combinaban la magia con la espada y los asesinos no llegaban a tocarlos era muy fácil verlos caer parecía que todo iba a terminar pero no a cada rato llegaban de a 10 y se hacia larga la lucha pero no faltando menos cayeron refuerzos SpS eran Eri, Golfomad, Alkartis, Gaso, Drako que venían como locos arrasando a mas no poder y derribando a cual asesino veían esta lucha duro mucho por la cantidad de enemigos pero se notaba que los SpS tenían un poder indescriptible también podrías ver que en un sector salían volando de a 10 guerreros y veías a Ricardo de Rhuddlan con la maza de el gran dios Thor y también en otra esquina estaba Legotas con su espada de hielo que se la había entregado el dios burro en una lucha decapitando a los paladines, así se hicieron las 6 de la mañana y salio el sol y el castillo SpS estaba todo rojo de la sangre de los asesinos y ladrones, enseguida los criados entraron a limpiar y en unas horas todo quedo impecable así termino la gran guerra en la cual los ladrones cayeron una vez mas gracias al poder del Dios Burro y el de los SpS. By Legolas. ...
Djarwan Prólogo

Los últimos rayos del Otoño estaban llegando a su fin, muy pronto, la maldita estación dejaría paso al frío y duro invierno, por las montañas del oeste se vislumbraba el sol teñido de sangre, en mi interior sabía que Tarek lamentaba profundamente lo acontecido. A lo lejos, las sombras de aquellas tenebrosas montañas parecían burlarse, arrastrándose inexorablemente hacia el valle, signo inequívoco de la maldad que aquel macizo encerraba. Por la mente desfilaban espeluznantes historias que durante largo tiempo relataron viajeros de muy diversos lugares, en ocasiones simples errantes, en otras guerreros ávidos de aventuras. Viajeros, cuya osadía los llevaron a desafiar los escarpados desfiladeros de aquel territorio hostil. desafíos que muy pronto cesaron, pues aquellas tierras encerraban peligros que los habitantes del valle ni siquiera imaginamos, aquellos caminos dejaron de ser transitados, simplemente nos olvidamos del paso del oeste, el paso de Nordham. ¿Nos olvidamos?, eso fue lo que quisimos creer, nuestra ingenuidad la pagamos cara.

El paso del tiempo se había vuelto confuso, las horas transcurrieron sin apenas darme cuenta en aquella colina de horror, las sombras de Nordham dominaban todo el valle y la noche se apresuró a tomar posesión del valle.

El viento del Este soplaba cada vez con mayor intensidad, desde aquella colina me percaté como el tiempo, en las montañas próximas a Jardem había cambiado bruscamente. A juzgar por la situación, la tormenta que se había formado no tardaría mucho tiempo en llegar al valle. Ni el más astuto de los dioses cambiaría mi decisión de abandonar Lotherm. La aventura siempre había corrido por mis venas desde muy temprana edad, pero abandonar el valle no fue tan simple. Primero mis padres y el trabajo en la granja, luego... mi propia familia, nunca me arrepentí de nada y doy gracias a Tarek por estos años de felicidad. Pero, por desgracia, ya mi presencia en estas tierras no era necesaria, no existían motivos para quedarme, todo era diferente, sentía la necesidad de escaparme de aquel lugar... demasiados recuerdos.

La decisión, por lo tanto, era firme y mis convicciones me impedían vacilar, me apresuré a recoger la pequeña bolsa que se encontraba a mis pies y al girarme para emprender el camino, me topé con un semielfo de mediana estatura que al parecer por sus rasgos físicos denotaba cierta vejez, cubierto por una enorme capucha negra que sin duda lo protegía del frío y del viento que cada vez soplaba con mayor virulencia.

S- Saludos, Djarwan. Imaginé que te encontraría en la colina
D- ¿Cuánto tiempo llevas aquí, Sezzlik?
S- El suficiente, querido amigo. Me habría parecido un agravio molestarte en esta situación. Supongo que te estabas despidiendo.
D- Así es, me dispongo a marchar esta misma noche. La tormenta parece que durará bastante y no quiero permanecer por más tiempo en este lugar.
S- Lo comprendo. He oído rumores sobre tu destino y te diré que no me sorprende, desde muy pequeño te has sentido atraído por ese estilo de vida.
D- Esos rumores son ciertos y espero que Tarek me dé fuerzas para los duros tiempos que se avecinan
S- Convertirse en un caballero del honor no es un camino fácil. En ocasiones ni los más versados en el manejo de las armas llegan a lograrlo.
D- Sé perfectamente que el arte del combate para un granjero es algo difícil de comprender y de asimilar, pues son muchos los años de plena dedicación al igual que una vida consagrada únicamente al estudio de las armas. Pero recuerdo todas y cada una de las conversaciones que hemos tenido a la luz de lumbre en lo que un día fue mi casa, y siento que ese camino al que haces referencia es mi senda. Ten por seguro que no te sentirás defraudado, haré que te sientas orgulloso de mí.

Nos estrechamos las manos, nos dimos un emotivo abrazo y partí hacia el sur, hacia los bosques de Traysell.

Apenas había recorrido un centenar de pasos, oí las últimas palabras de aquel gran guerrero, hacia referencia al libre albedrío. Giré la cabeza para despedirme por última vez, pues sólo Tarek sabía cuando regresaría.

La oscuridad era tal que apenas discernía un potrillo a un metro de mí, en ese momento, un relámpago surcó el cielo. Fue en ese instante cuando pude apreciar la silueta de Sezzlik, detrás la visión era fantasmal, la pequeña torre del campanario semi-destruida apenas se tenía en pie, algunos árboles caídos en el suelo mientras que otros se encontraban quemados, mausoleos y tumbas se encontraban vilmente profanados con total impunidad y finalmente de forma casi desesperada mi vista encontró al viejo roble, que entre tanta barbarie pudo mantenerse inalterable, desafiante e incluso arrogante, aquel, sin ningún genero de dudas, era el mejor de los lugares....Mi garganta se secó, mis ojos se enturbiaron y sentí como el corazón se desgarraba de dolor, me di la vuelta bruscamente, llevé mi puño a mi pecho y en aquel lugar, con voz enérgica, hice una promesa.


continuara....

Fdo: F_Javier. ...
La verdad de la traición. Era un día soleado, todos los SpS estaban reunidos, como acostumbraban, en Jhelom. Estaban organizando una salida, todavía no estaban seguros cual seria su destino. Algunos querían ir a algún dungeon, otros querían ir en busca de asesinos, etc. De un momento a otro llego Kender, todos lo saludaron y le contaron cuales eran los planes para el día, pero Kender estaba raro, se tomaba la cabeza de a ratos y se lo veía luchar contra el mismo. Todos lo notaron y se preocuparon. Luego de un rato, Ricardo le pregunto:

-Kender, te sientes bien??
-No, me siento extraño, salgan de excursión, yo me iré a descansar...

Y luego de estas palabras, se marcho pasando entre todos. Todos quedaron estupefactos, preocupados por Kender y su comportamiento.

Luego de un rato, ya habían olvidado lo ocurrido y finalmente se dirigieron a un dungeon. Dentro de este, los nobles caballeros demostraron sus habilidades. Ricardo hacia volar a sus contrincantes de a diez, Legolas, con su espada y arco, hacia caer a sus oponentes con una velocidad increíble, Virus, con su combinación magia-espada, hacia un desastre de los contrincantes, Gaso y su espada, hacia rodar la cabeza de sus adversarios por el suelo, Aeriadol, Patxi, Max, Nox, Golfo, Zharktok y todos los demás caballeros, hicieron una laguna de sangre. Al cabo de unas horas, Ricardo, el líder del grupo, propuso ir a acampar en las afueras y cenar. Todos aceptaron la propuesta sin pensarlo dos veces. Hicieron la fogata, y sobre ella cocinaron dos exquisitos cerdos. Todos comieron hasta reventar. Se organizo la vigilancia y los demás se fueron a descansar. Eran ya las 4 de la mañana y les toco hacer la vigilancia a Gaso, Ricardo y Aeriadol. Al cabo de media hora, sintieron un movimiento extraño, los tres caballeros prepararon sus armas y esperaron con cautela. Las sombras se asomaban y se notaba que eran 5 personas. Cuando estaban a la vista de los caballeros Gaso dijo:
-Se sentía olor a huevo podrido, bah, mas feo todavía, pero que me iba a imaginar que eran unos asesinos….
-Gaso, no los provoques sin motivos- Dijo Ricardo- ¿Quiénes son? A lo que no recibio respuesta….
-Van a morir – Respondieron
Después de estas palabras, desfundaron sus espadas.
-Estamos en desventaja, tengan cuidado- Dijo Ricardo
Y de repente una flecha se clavo entre las cejas de uno de los asesinos.
-Ya no – Le dijo Legolas a Ricardo
En ese instante atacaron. Luego de una larga y dura batalla, Los SpS vencieron dejando a uno solo moribundo, como signo de su poder. Este se fue corriendo.

Lugo de una hora, dos personas se acercaban, pero en este caso se trataba de Kender y Fausma. Los saludaron y luego de una breve charla, estos se fueron a dormir. A la mañana siguiente, cuando Virus los fue a despertar, Habían desaparecido misteriosamente. Se dio la alarma y levantaron campamento. En cinco minutos ya habían salido en su búsqueda.
-Hacia donde nos dirigimos- Pregunto Max
-Hacia la academia- Respondió Ricardo- quizás ha surgido algún problema urgente.
Llegando al lugar donde estaba ubicada la academia, todos estaban perdidos, reconocían el lugar pero... La academia había desaparecido!!!

-Estemmmm..... ejemmmm... ¿¿¿DÓNDE ESTA???... ¿¿¿Dónde esta la academia???!!!- Dijo Gaso- No estaba en este lugar???
-Si- Le respondieron
-Entonces???
-Gaso, nosotros estamos igual que vos- Le respondió Zharktok- Kender debe saber.
-Kender- Susurro Ricardo- Vallamos a la keep, Rápido...
Los caballeros se fueron cabalgando lo mas rápido posible y cuando llegaron, esta también había desaparecido. Alguien estaba traicionando al clan...
-Patxi, Virus. Den una vuelta para ver si encuentran algo- Ordeno Ricardo- Legolas, utiliza tu vista para ver si ves algo.
-Allí se marcha una persona, parece ser la capa de...
-DE QUIEN???- Dijo Gaso
-De.... de Kender...
-QUE!!!- exclamaron todos
-Vamos todo a la casa de Britain- Dijo Ricardo- Yo los alcanzare mas adelante.
Luego de estas palabras todos se marcharon. Habiendo llegado a esa casa, todos pudieron ver, sin duda, era Kender...
-Algo raro pasa- Exclamo Legolas- Kender no haría esto. Vamos a Jhelom, a la torre. Ya cerca de la torre, se empezaron a rumorear diferentes causas de lo ocurrido. Casi llegando, Legolas, quien lideraba el grupo durante la ausencia de Ricardo, pudo visualizar a tres personas. Estas resultaron ser Kender, Fausma y Ricardo. Estaban hablando. De repente Fausma y Kender caen de rodillas al piso, se toman la cabeza y se desmayan. Al día siguiente, cuando despertaron, todos estaban esperándolos.
-Saludos Kender, Fausma- Dijeron todos con un tono alegre-
-Saludos- Respondieron- Que ha sucedido?, no recordamos nada.
-No sabemos, Ricardo les dio una poción extraña, no quiso decir nada hasta que ustedes no se levantaran.al escuchar estas palabras Ricardo se adelanto.
-Bueno, escuchad... Empecé a sospechar antes de partir, cuando Kender se fue a descansar. Al otro día, en el campamento, desaparecieron sin avisar. Lo mismo me paso a mi, cuando paso lo de la Reina. Al estar seguro, cuando estábamos en la keep, partí y pase por la casa de la curandera y le encargue una poción. Con esa poción fue que los cure. En otras palabras, estaban poseídos.
-Bueno, gracias Ricardo, gracias a todos. Con respecto a las cosas perdidas, las repondremos.
-No te preocupes-Respondieron- Por suerte llevabas la mayoría de las cosas encima y las demás las repondremos entre todos. ¿no es cierto?
Sí!!!! –respondieron todos-
Y así, una ves mas, los SpS demostraron que pueden hacerle frente a todos los problemas y además de eso, que cada día crecen mas...

FIN

Gaso. ...
Elregreso del Guardián. - ¡¡Abuelo, abuelo!!- gritaban los niños mientras se dirigían a su encuentro.
- ¡ Hola!- respondió el abuelo - despacio que me tiráis.
- Abuelo hace mucho que no venias a vernos - dijo la mas pequeña
- La edad, los achaques propios de mi edad no me dejan venir mas a menudo
- Abuelo, ¿nos sigues contando la historia?- dijo el mayor<> - ¿Que historia?
- Pues la de la señora que tenia una espada - le espeto el rubio, casi regañándole. ¿No te acuerdas?
- Si la del enano - le contesto la pequeña.
- Vosotros os referís al guardián de Igut, ¿no es así?.
- Claro - dijeron los dos mayores al unísono.

Siempre le gusto contar historias, pero ahora su publico era mucho mas agradecido. Sus nietos le adoraban y el no podía negarse a seguir relatando las aventuras que su imaginación podía desarrollar. Pero el Guardián de Igut no era ninguna leyenda, desgraciadamente era tan real.... Habían pasado muchos años y no se acostumbraba a su presencia. Le incomodaba, era un legado demasiado pesado, demasiada responsabilidad. Y nadie había reclamado o se había hecho con el derecho de heredarlo tras su muerte. Seguro que quedaría en el olvido, pero no debería caer en manos extrañas, necesitaría..........

No marchaba bien, nada bien. Una semana después de su encuentro con Akrim no había conseguido ni un solo adepto a la causa. En todos los lugares que visito le tomaban por loco, incluso en alguno tuvo que salir huyendo, al confundirlo con un bandido que intentaba reclutar acólitos para su banda.

El heredero le había confiado una misión y esta fracasaba irremisiblemente. No podía darse por vencido, pero ya lo estaba, seguía intentándolo pero sin fe, sabia cual serian las respuestas a su llamado. Su montura estaba desfallecida por el esfuerzo realizado cubriendo una gran distancia en tan poco tiempo. Incluso el mismo Brante esta empezando a enfermar. El gran lugarteniente de Rams fracasaba, no era digno ni de nombrar a un hombre que hubiera arrastrado multitudes sin esfuerzo alguno.

Tan ensimismado estaba en estos pensamientos que solo salió de ellos al ver unas piernas a la altura de su cabeza. Volviendo su atención a aquel absurdo distinguió la escena. Un joven colgaba boca abajo de una soga, apaleado y medio desnudo. Con su daga corto la cuerda que lo sujetaba al árbol y recibió al desmayado joven sobre el lomo de su caballo. Así siguió avanzando hasta que encontró un pequeño riachuelo. Descabalgo y depositando al enorme muchacho en la orilla, atendió a su fiel "Norteño", aliviándole del peso de equipaje y silla, dándole unos nutritivos cereales antes de dejarle pastar a su albedrío. Se volvió al herido, primero evaluando su estado, luego comprobando heridas, mas tarde lavando y restañando las que todavía manaban sangre. Esta malherido, pero con un poco de cuidado se repondría, y a juzgar por su constitución esta seria pronta, un par de costillas magulladas no serian impedimento para ello. Y hasta que no termino la cura no se dedico a el mismo, una frugal comida y un sueño reparador, que falta le hacia. El joven se despertó sobresaltado en la noche a la luz de una pequeña hoguera, y con la punta de una pequeña espada apoyada en su pecho.
- Descansa, duerme un poco mas - le dijo Brante. Yo velare tu sueño.
En unos instantes el joven volvía a dormir placenteramente.

Despertó de nuevo al alba, ahora en vez de la hoja acerada encontraba un buen desayuno a su lado. - Come, necesitas recuperar fuerzas.
Estaba hambriento y no hizo reparos a la ofrenda.
Cuando hubo terminado Brante procedió a interrogarle.
- ¿Como te llamas?
- Llenarg.
- ¿Como te encontré en esa situación?
No le respondió.
- No tengo tiempo para jugar a las adivinanzas - cambio el tono Brante- ¿Que es lo que ocurrió?.
- Fui asaltado por un grupo de bandidos, llevaba una misiva al pueblo aliado de Itram.
- ¿Importante?
- Si. Habíamos detectado la presencia de indeseables por los contornos y era una aviso para que tomaran precauciones. Me la quitaron y se divirtieron apaleándome. Lo ultimo que recuerdo es haberles oído hablar sobre una visita a Itram y hacerse con el control del pueblo gracias al pergamino incautado.
- ¿Cuantos eran?
- Una docena, armados hasta los dientes. Tengo que ir a avisarles.
- ¿Te conocen? - no le dejo contestar - Supongo que no, si así fuera no te habrían entregado carta alguna para identificar la veracidad de tus aseveraciones. Seria tu palabra contra la de una docena , y con el miedo que tienen, te colgarían del primer árbol sin dar curso a tus protestas. Bien, iremos entonces a Itram, necesito ayuda y puede que allí me den oportunidad de encontrarla. ¿Te encuentras con fuerzas?
- Si, aunque no las tuviera iría de todos modos
- Tu eres el guía - dijo Brante ofreciéndole la pequeña espada - te sigo.
Aceptando el arma que se le daba Llenarg se levanto. Los ojos de Brante observaron ahora al gigante de casi dios metros incorporarse como si no hubiera sido herido el día anterior. Si, necesitaba a unos cuantos como el.

Unas cuantas horas mas tarde llegaban a Itram, en la pequeña aldea no se veía a nadie. Avanzaron hasta el centro. Allí estaban todos los aldeanos reunidos, rodeados de sus captores. No eran una docena, superaban la veintena. Se burlaban de esas pobres gentes. Ademas unos diez fornidos jóvenes, apartados del resto, yacían atados de pies y manos, y eran la atención de los rufianes. Les tiraban piedras o frutas a la vez que se mofaban de ellos.

- ¡Rendíos! - Bramo la voz de Brante- En nombre de la princesa Akrim heredera de Igut deponed las armas.
Durante un instante se hizo el silencio, rápidamente roto por las carcajadas de los criminales al ver que solo un oponente les instaba a la rendición.
- ¡Acabad con el! - ordeno el jefe.
Rápidamente lo rodearon. La ventaja que le daba la posición en el caballo se compensaba con la menor movilidad, no podía permanecer quieto mucho rato. Opto por atacar, cargando contra los enemigos mas cercanos. Con su gran maza los derribaba, pero no podía asestar golpes mortales, solo los materia a raya.

Cuando toda la atención se concentraba en la pelea Llenarg avanzo hasta los jóvenes prisioneros, solo escoltados por dos bandidos, que sucumbieron a la pequeña espada,. Rápidamente los libero y se unieron a la pelea. Ahora la atención de los criminales era mas dispersa y el agobio a que era sometido Brante desapareció. La consecuencia fue fatal para los bribones, la maza ahora rompía cabezas y huesos con una puntería extraordinaria, ningún golpe era errado. Incluso se dio el lujo de ver a sus compañeros, de observar como se desenvolvían en la batalla. Llenarg blandía la espada a una velocidad increíble, sus músculos imprimían tal celeridad a sus actos que sus estocadas no podían esquivarse, ese muchacho era una mina y Brante sonrío para si. Gracias a la sorpresa y a las demoledoras maza y espada de los recién llegados el numero de asaltantes decreció rápidamente. Instantes mas tarde la lucha ceso. Solo quedaban en pie los doce defensores de la aldea.
- Gracias - se dirijo el jefe de la aldea a Brante - si no hubiera sido por vos.......
- No me las de a mi - le corto Brante- déselas a ese fortachón que vino a prevenirles del peligro, y que lucho tan bravamente.
- Señor - se explico Llengar- yo traía el aviso cuando fui asaltado. Sin la intervención de este caballero estaría muerto y ustedes perdidos.
- ¿Quisiera hacerle unas preguntas?- pidió Brante al jefe de la aldea, que asintió deseando complacerle. ¿Como es que estos mozos pelean tan bien?
- En estos tiempos es necesario saber defenderse. Escogemos a los mas capaces y se dedican a la protección de la aldea desde temprana edad. Es una medida que se tomo en todas las aldeas de la comarca. Había que defenderse y apoyarse unas en otras. Todas tienen su propia guardia. Brante entonces vislumbro un pequeño hilo de esperanza.
- Señor, soy el representante del heredero del guardián de Igut. Se me ha encomendado la formación de un ejercito capaz de enfrentarse al mal reinante. Mi misión es reclutarlo y me preguntaba si alguno de estos valerosos jóvenes pueden acompañarme.
- ¡Por fin! - exclamo el jefe - Llevamos años esperando su llegada. En toda esta comarca la profecía del guardián sigue viva en nuestros corazones. Podéis disponer de la mitad de las fuerzas de cada aldea que conforma la alianza. Vuestro pequeño ejercito esta formado.

Dos semanas después dos centenares de jinetes cabalgaban en dirección a la posada de Manfred. Al frente de ellos el general Brante acompañado por su mas fiel seguidor Llengar. La preocupación de Brante era la de equipar a es grupo, eran buenos luchadores pero faltos de recursos no eran una gran fuerza. Era el principio, si el resto veía a un pequeño ejercito la posibilidad de que se unieran mas partidarios era mayor, infinitamente mayor. Pero si el grupo no estaba equipado parecerían un banda mas de forajidos.
Por fin avistaron la posada., solitaria como siempre. Brante ordeno el alto y acampar en un gran claro a la izquierda. Pidió a Llengar que lo acompañase. Entraron en la posada, al fondo Brante encontró lo que buscaba.

- Princesa Akrim - dijo realizando una reverencia.
- Te esperaba Brante, ¿que nuevas traéis?
- No demasiado halagüeñas, solo dos centenares de jinetes, duchos en el combate, pero faltos de equipación.
- Bravo, buen trabajo, yo no hubiera conseguido ni cinco - le sonrío abiertamente a Brante-. Y tu acompañante es....
- Llengar , será mi mano derecha.
- Princesa - dijo Llengar haciendo un intento de reverencia.
- Bueno basta de cumplidos, me llamareis Akrim, sabed que no me gusta ser princesa, mi atuendo no es el adecuado. Por cierto hablando de atuendo y equipaciones.... Vengo del territorio enano. Brante conseguimos nuestro propósito y el guardián de Igut ya esta completo, encontrados los tres herederos, pero ademas les pedí algún recurso. Afuera hay dos carretas llenas, con material suficiente para equipar a medio millar de hombres. Llengar, ¿podrías ocuparte de ello?. Sin mediar palabra Llengar obedeció y salió raudo.
- Brante - prosiguió Akrim - ¿cual es el siguiente paso que darías?
- Nuestra fuerza no es numerosa, pero si lo suficiente como para arrastrar mas hombres a nuestra causa. Ahora podemos dirigirnos a poblaciones mayores y reclutarlos allí.
- ¿Alguna propuesta?
- A dos días al oeste se encuentra la ciudad de Tulaft, una gran población, o al menos antes lo era.
- ¿Cuando partimos?
- Mañana, los muchachos están muy cansados, no han reposado mucho últimamente y necesitan reponer fuerzas. Han acampado aquí cerca.
- ¡Manfred! - levanto la voz para hacerse escuchar por este - Prepara viandas y algún barril de cerveza, tengo que cuidar a mi ejercito.
- Si claro y ¿con que pagaras?
Antes de que Brante pudiera saltar sobre el por la imperdonable forma de dirigirse a su princesa, esta le retuvo asiéndole del brazo y sonriéndole
- ¿Como preferís ser pagado? - ¿quizás un par de diamantes? o ¿con onzas de oro?
- Mi señora - dijo cambiando ahora a un tono en servil y zalamero sabiendo ahora la posibilidad de negocio, de un gran negocio que desde hacia mucho tiempo esperaba - como vos gustéis.
- Supongo que en los tiempos que corren el oro será mejor - dijo Akrim según se acercaba la mostrador - Con esto bastara - deposito una bolsa llena de oro ante la cara de bobo que se le quedo.
- Vamos Brante, supervisemos nuestras fuerzas.

Dos días después llegaban a las puertas de la ciudad de Tulaft.La visión no podía ser mas desalentadora, columnas de humo surgían de todas partes, la pequeña muralla casi ni se distinguía, solo cadáveres esparcidos por el frío y duro suelo. Impresionante escena dejo a todos mudos, la moral bajo mínimos, solo un gran ejercito podía haber saqueado de esa forma la ciudad; no había supervivientes.

La voz de Akrim sonó triste y seca
- Brante, ordena enterrar a los muertos y buscad supervivientes - aunque sabia que no encontraría de los últimos.
Brante obedeció y solo con una mirada a Llengar le ordeno que comenzaran la búsqueda. Durante el resto del día las palas y picos no dejaron de ser usados. Cuando mas hundidos se encontraban los acontecimientos cambiaron lo que parecía inexorablemente única tarea del día.Desde una pequeña arboleda no muy lejana a la ciudad un pequeño grupo se acercaba a la derruida urbe.
- Quien es vuestro jefe?- Pregunto un anciano.
Akrim que fue inmediatamente avisada cuando le dijeron que alguien se dirigía hacia ellos hablo - Yo soy anciano, ¿Vivíais en esta ciudad?
-¿Una mujer?, entonces sois bandidos que habéis acudido por la rapiña.
- No es esa nuestra misión, intentamos dar sepultura a los muertos, la búsqueda de los vivos ha sido infructuosa. Cuando terminemos nos iremos de aquí.
- No conozco a ninguna mujer que mande a tantos hombres, por lo tanto debes ser mandada o.....
. -¡¡¡Basta!!!! Ordeno imperiosamente Akrim- Ni tus años te dan derecho a insultarme, ni mi paciencia a permitiroslo. Soy la princesa Akrim, heredera del guardián de Igut y vinimos para pediros ayuda.
- El guardián!!!!, mostrádmelo por favor.
Accediendo a la petición blandió la hermosa hoja. De los ojos de aquel viejo empezaron a brotar lagrimas, y una paz se adueño de su corazón. La magia del guardián producía ese efecto, calmando y sosegando a aquellos para quien había sido forjada..
- Puesto que mi corazón ha dejado inmediatamente de sufrir, mi princesa, vuestro súbdito Xon se pone inmediatamente bajo vuestras ordenes.
-Y su ejercito también!! - bramo una voz detrás de Xon. Un hombre de estatura corta, de espaldas tan anchas, que casi parecía un enano avanzo hasta llegar a la altura de Xon.
-¿Ejercito?- pregunto incrédulo Llengar.
- Lo sospechaba respondió Brante. Entre los muertos no se encuentran casi mujeres, ningún niño y ningún hombre aunque fuera mal uniformado. Las víctimas de esta masacre no pertenecen a la ciudad.
- Correcto - siguió Xon. - Yo soy uno de los ancianos del consejo de la ciudad. Cuando nos informaron que un gran numero de orcos se dirigía al norte enviamos centinelas. Estos nos revelaron que cuatro grandes concentraciones de orcos llevaban dirección norte y que la mas numerosa se encaminaba directamente hacia Tulaft. No podíamos enfrentarnos a ellos y optamos por volver una vez que pasaran. Pero parece ser que los grupos de bandidos de los alrededores solo vigilaban la ciudad, en espera de una oportunidad de saqueo, y no se preocupaban de mas. Nos debieron ver marchas y cayeron en ella como lobos hambrientos. Pero por el resultado de lo que veo mas hambrientos estaban los malditos orcos.
Xon- dijo Akrim, no podemos perder mas tiempo. Que tus ciudadanos se encarguen de los muertos y envía emisarios a las demás ciudades que te conozcan y confíen en ti. Pídeles en mi nombre el mayor numero de hombres de armas a caballo, y que se dirijan al valle central, a la linde este.

Poco tiempo después la columna de medio millar de humanos partía en la misma dirección que los asaltantes.No hacia falta orientarse, el rastro dejado por los orcos era visible hasta por los ciegos, los pocos asentamientos que por desgracia se encontraban en su ruta eran incendiados, los residuos orgánicos abundantes y la tierra arrasada a su paso. Al cabo de una semana llegaron a la linde de la gran pradera central de Igut. Para entonces el ejercito de Akrim contaba con un millar de efectivos. Demasiado pocos para enfrentarse a la gran mancha negra que se divisaba en lontananza. Debían esperar a mas refuerzos, el mensaje dado se expandiría poco a poco y tardarían en llegar. La única ventaja es saber la situación del enemigo.

Pero las cosas no parecían ir mejor con el tiempo. La masa oscura de orcos se había doblado, y los refuerzos eran escasos, demasiado escasos. Akrim sabia que la clave estaría en los humanos, tanto para bien como para mal. Los enanos y elfos regidos por sus respectivos monarcas aparecerían con todos los efectivos disponibles. Pero humanos, siendo muchas veces mas números que estos, estaban divididos, el egoísmo y la avaricia no ayudaban. Muchos no querrían perder nada, si quiera el tiempo y no vendrían, eran mas importantes sus granjas o negocios mientras no los consideraran bajo peligro. No acudirían a la llamada de un loco.

Por fin llego el temido día, la horda orca se puso en marcha, de nuevo al este hacia la posición que ocupaban Brante y sus fuerzas. Era imposible sobrevivir a ese enfrentamiento tan desigual, necesitaban un milagro. Un choque entre 2000 humanos y unos 50000 orcos era un chiste, uno de muy mal gusto, y lo peor de todo, que ellos eran parte de ese despropósito, la única fuerza capaz de al menos retenerlos .Empezaron los preparativos, se repasaron las armas, ajustaron correajes, vistieron las protecciones y armaduras. Por ultimo dedicaron unos instantes a la reflexión, y a encontrar la paz interior que les vaciase de preocupaciones cuando llegara la batalla.

A una orden de Brante, con Akrim a la cabeza escoltada por Llengar los jinetes avanzaron hacia la pradera. Despacio penetraron unos centenares de metros y se pararon, tenían que ser divisados por los orcos, cualquier cosa que retrasara su avance era necesaria, y la sorpresa de encontrase con los humanos surtió ese efecto. La marcha ceso, los líderes orcos no se debían poner de acuerdo, y el tiempo pasaba lento pero sin descanso. Incomprensiblemente la jornada se desvanecía y los contendientes no se movían, el enfrentamiento seria al amanecer.

Descansando por turnos esperaron la llegada del nuevo día. Con el primer albor la formación de los jinetes volvía ser la inicial. Y el enemigo empezó a moverse, de forma lenta al principio, aumentando paulatinamente la velocidad. Cuando les distanciaban unos centenares de metros Akrim empuño su herencia y dio la orden, clara y fuerte.

-¡¡Por Igut!!<> Los humanos se lanzaron al ataque, el choque de la caballería seria mas efectivo que si esperaban el ataque, sobre todo en ese terreno llano, sin posibilidad de encontrar una ventaja en el. Y entonces empezaron a sucederse los milagros. A la derecha de la posición de los humanos surgió una lluvia de flechas; las famosas capas de camuflaje élficas habían hecho su trabajo y que pasaran desapercibidos. Ante este súbito ataque los orcos se desviaron hacia el sur. El segundo milagro surgió del bosque a la derecha de las huestes de Akrim una cerrada formación de enanos salían recibiendo a los ya desconcertados orcos, impidiéndoles alejarse de las flechas elfas. El único sitio por donde se encontraba el paso libre era hacia adelante, donde se encontrarían en breve con la carga cerrada de la caballería humana. Al tapar la embestida los propios orcos se herían al chocar unos con otros, tras breves minuto de combate los líderes orcos dieron la orden de repliegue, que no de retirada. Si lo conseguían podrían rodearlos gracias a su aplastante ventaja numérica.

Los aliados se habían reunido, pero a pesar del golpe asestado, y de la gran cantidad de bajas que habían infligido en las filas orcas seguían en desventaja. Y el tercer milagro ocurrió. Por fin los refuerzos humanos llegaron, como Akrim vaticino, eran los humanos los que decidirían el combate. 5000 jinetes avanzaban a todo galope para tratar de cubrir la salida y dejar a los orcos encerrados, con atacantes por todos lados. Aun así la batalla no tendría un vencedor claro a priori.

Fue el Guardián de Igut, el arma creada para estas ocasiones la que decidió el combate. De cada una de las tres partes empezó a emanar un manto de luz que descansaba y curaba a los aliados. Poco a poco las filas orcas fueron diezmadas y al final totalmente aniquiladas. A pesar de la victoria la tristeza reinaba en los aliados, que veían como la mitad de sus fuerzas yacían con la de los orcos.

Al comprobar el resultado de la batalla, reunidos los tres herederos Akrim se dirigió a ellos. - Hasta ahora no había tomado consciencia de que mi herencia significa muerte. Espero que nadie jamas tenga que utilizarla. Ahora voy a elegir a mis sucesor puesto que yo no puedo con su peso.


Mi bisabuelo Llengar fue elegido acepto. Ahora yo soy el heredero, pero mis hijos han muerto y mis nietos son pequeños, demasiado pequeños. Les cuento la historia como me la contaron a mi, pero ¿Quien será el siguiente destinatario del Guardián de Igut?.

Eri. ...
Jugando a ser Dios Una sombra te persigue en la oscuridad, intentas correr, presa de la desesperación, pero sabes que nada impedirá que te alcance. Aún así el instinto de supervivencia te hace esperar algún milagro y ruegas a los dioses que salven tu vida, pero no hay más dios que yo, un dios cruel que juega con tu miedo.
Tropiezas, caes, rápidamente vuelves a levantarte, no te atreves a mirar atrás, tus pulmones te arden a punto de estallar, apenas llega aire a ellos, sientes que el cansancio se vuelve en tu contra, escuchas el eco de mi risa tras tus pasos, el sonido de mis botas golpeando el suelo tras de ti, cada vez más cerca…
Sientes como mi mano te ahoga, aunque todavía no he llegado a tocarte, intentas imprimir más velocidad a tus piernas, en un último esfuerzo de escapar, pero tus músculos ya no dan más de si, el dolor desfigura tu rostro, intentas ignorarlo, tienes que seguir adelante… tienes que escapar, aún queda una salida…
Un muro frente a ti te corta el paso, no recuerdas que antes estuviera allí. Empiezas a darte cuenta de que los dioses te han abandonado, incluso cuestionas su existencia… Pero yo estoy allí, frente a ti. Camino hacia ti lentamente, recreandome en tu mirada de niño asustado, cuanto más se demore, el instante será más dulce. Súbitamente las fuerzas te abandonan y caes al suelo, intentas acurrucarte junto al muro, pero no puedes huir, todas tus puertas han sido cerradas y no sabes donde esta la llave.
Observas como mi mano se extiende hacia ti, lentamente, la fría caricia de mis dedos roza tu rostro, un súbito escalofrío te recorre la médula y comienzas a temblar incontroladamente. Quieres pedir auxilio, pero sabes que todo será en vano, nadie acudirá en tu ayuda, intentas gritar, pero tan sólo un ridículo quejido sale de tu garganta. Piensas que el tiempo se ha detenido, todo sucede tan despacio que has perdido la cuenta del tiempo que llevas allí, esperando.
Me inclino hacia ti, poco a poco, sientes mis húmedos labios besando tu boca, saboreando el dulce placer de la muerte. Tu sangre llega a mis labios, puedo notar su calidez, sientes como te va abandonando la vida, no eres consciente del momento en que mis colmillos rasgaron tu piel. Tu corazón acelerado bombea la sangre a más velocidad hacia mi boca, el placer despierta mis sentidos dormidos, tu vida saciará mi sed…
Cada vez las imágenes se tornan más difusas, ya no sientes miedo, ni dolor, ya no sientes nada, mi cuerpo abalanzado sobre ti tan solo es una sombra negra, sin forma, la oscuridad se va cerniendo sobre ti, absorbiéndote.
Un reguero de sangre resbala por la comisura de mis labios, tu corazón se ha rendido y comienza a detenerse, tan solo un poco más y todo habrá acabado. Una última gota de sangre se desliza entre mis labios, una súbita convulsión deja tu cuerpo rígido, inerte. Tus ojos vacíos continúan observándome, preguntándose qué sucedió sin llegar a comprender, pero jamás escucharás ya la respuesta. La oscuridad te abraza en su seno, para siempre.

AkaraWind ...
Derclis La maldición de un mundo gobernado por hombres cayo sobre mí, como sobre muchas, no era una excepción. Solamente el dinero, las tierras y el poder son las defensas contra esta plaga llamada “macho”. Sin ninguno de estos antídotos el destino de la mujer es normalmente cruel. Las más afortunadas se salvan tras muchos sufrimientos de morir, a costa de seguir sufriendo en otra clase de vida.

Ser hija de pobres es tener el destino negro, muy negro. Muchas son vendidas, las que no los son o son explotadas trabajando para sus padres o peor aun, son cedidas a sátrapas, ladrones y asesinos, todos ellos disfrazados de grandes defensores de los débiles, que engañaba a los progenitores haciendo que cedan a sus retoños femeninos con el compromiso de un mejor futuro para ellas. La verdad es que son transformadas en animales de carga, en meretrices o fulanas, cuya vida es corta debido a su “profesión”, a las enfermedades propias de ella, la gran mayoría muriendo apenas salidas de la pubertad.
br> Pero el peor destino es caer en manos de locos, de fanáticos religiosos, de sectas sanguinarias o diabólicas. Ese fue el mió. Mis padres apenas podían subsistir , al menos eso quiero creer, ya que casi no los recuerdo, solo una imagen difuminada , sin rostros y una voz que me hablaba de dragones, es todo lo que recuerdo y se de ellos. Siendo casi un bebe fui a manos de una secta que adoraba a demonios, que los alimentaban y protegían, obteniendo de ellos el poder del miedo que infundían entre las gentes.

Mi primer recuerdo de aquella época es el rapado permanente de mi precioso cabello pelirrojo. La unción de la maldita pasta ocre que dejo mi cabeza estéril para que creciera el mas mínimo vello, una de las marcas identificativas de la maldita y horrible secta de los demonios que me acompañara el resto de mi existencia. Y aunque pudiera evitarla no lo haré nunca, para así recordar el mal y que me ayude a combatirlo con tesón.

El fin de mis compañeras fue variado, pero al igual terrible. Las mas débiles que no podían aguantar el ritmo de trabajo eran sacrificadas a la gran demonio, ceremonia que éramos obligadas a presenciar. Eso aumentaba nuestra resistencia acuciada por el miedo de vernos acuchilladas encima del altar de sacrificios. Según crecíamos las mas bellas eran usadas como concubinas de la jerarquía de la secta, sedadas y obligadas mediante la alquimia y la magia a servir fielmente a sus amos, como al final terminaban llamando a esos mal nacidos.

Yo me encontré en el grupo de las más fuertes y resistentes, por lo tanto fui destinada al servicio, primero al general dedicando la mayor parte del día al mantenimiento del castillo-mazmorra. Cuando les parecía que no habíamos realizado bien la limpieza de alguna de las múltiples estancias nos azotaban sin piedad, no podíamos hablar entre nosotras, si nos sorprendían comunicándonos el castigo correspondiente era tan brutal que alguna no volvía a levantarse jamás. Las pocas que escapaban de aquel infierno eran llevadas de vuelta por lo asustados habitantes de la región a quien habían pedido ayuda, y eran sacrificadas, como siempre en presencia del resto de nosotras. El efecto era devastador en nuestras frágiles mentes.

El continuo castigo físico y psíquico al que éramos sometidas diariamente poco a poco iba reduciendo nuestro número. Cuando cumplíamos una edad determinada, y se creía que nuestra voluntad estaba anulada nos pasaban al servicio de los nuevos acólitos, que eran espiados para ver el trato que nos dispensaban, con lo que el castigo físico se hacia mucho mas frecuente para demostrarle a los superiores que eran dignos de la secta.. A mi me toco el mas torpe de todos, que descargaba su frustración conmigo, con lo que la ración de palos diaria era mayor en mis escuálidas costillas. Pero he decir que gracias a aquellos castigos mi resistencia aumento, al igual que mi fija idea en el día que me vengaría de aquellos reptiles inmundos. Mi cuerpo poco a poco se endureció y la fibra de mis músculos se hizo elástica y resistente a los golpes. Ya no sentía dolor, o al menos el mismo que al principio, y aunque sangrara de forma abundante mi mente se mantenía lucida y mi sufriendo era mínimo, lo que me dejaba tiempo para pensar y estudiar la misma magia que se les enseñaba a aquellos malévolos acólitos. Al ser el mió mas torpe tenia que repetir continuamente los ejercicios, lo que daba lugar a que yo pudiera aprenderlos antes que el, aunque siempre a escondidas. Supongo que la divina providencia me lo permitió sin que fuera nunca descubierta, la secta tenía una alumna nueva y no lo sabían. La magia reinante en el edificio era tan intensa que los pequeños hechizos que realizaba pasaban totalmente desapercibidos y me ayudan a perfeccionar mi técnica y potencia.

Ya moza mi habilidad había alcanzado un grado respetable, y era capaz de disimular, de esconder la magia que manaba de mí ser sin esfuerzo, incluso para los grandes sacerdotes del demonio. Esto me permitía además controlar al imbécil de “mi amo” casi a voluntad y seguir más concienzudamente mis estudios. La desventaja que tenia con la falta de tiempo por las tareas propias de mi status eran compensadas por la perdida de tiempo en adorar a aquellos demonios de aquellos patéticos seguidores, su servilidad era su debilidad, poco a poco me hacia mas y mas fuerte. Ningún acolito seria rival para mi, pero los sumos sacerdotes eran otra cosa, debía seguir allí hasta que las posibilidades de escapar fueran mayores.

Mi suerte cambio de repente, el inútil del acolito que me fue asignado murió realizando un hechizo que le venia demasiado grande, y me asignaron entonces a un monje de alto rango, pero incapaz de desenmascarar mi magia, quizás por el engreimiento general de pensar que solo era una bestia limpiadora y servil. A partir de ese día los hechizos que veía y a los que tenía acceso aumentaron enormemente en dificultad y utilidad para mis propósitos. Solo vislumbrar la posibilidad de dejar aquella maldita cárcel me redoblo la fuerza para continuar con mi plan y con mis estudios.

Rondaba ya la veintena de años y era capaz de ejecutar todos los hechizos que mi amo pudiera realizar Mi capacidad había subido hasta limites insospechados, era capaz de invocar los elementos del fuego, aire, tierra y agua, controlar a criaturas salvajes, incluso invoca r a sus terribles demonios, pero sobre todo podía transformarme en cualquier animal. Era hora de partir, nadie podría detectarme si yo no quería y si tenía la suficiente prudencia. El momento había llegado tenia que escapar en el turno de descanso, pocas horas antes de que descubrieran mi deserción.

Me recubrí con un halo de invisibilidad y corrí hacia la salida. La visión de las estrellas me hizo derramar lágrimas, pero no era momento de ablandarse y con paso firme me deslicé fuera del “hogar” de mi niñez y juventud. Corrí sin parar hasta que me falto el aliento, no era un ejercicio al que pudiera dedicar tiempo, dentro de la morada de la secta del demonio solo se podía ir caminando. Respirando con dificultad seguí camino, en línea recta, no sabia donde iba, solo lo más lejos posible de mi prisión. En unas horas se produciría la persecución y si esta no daba sus frutos invocarian a sus demonios para que me capturaran.

El sol estaba alto ya y seguia libre, sin rastro de mis posibles perseguidores. Mis pies descalzos sangraban demasiado por los cortes recibidos cuyo dolor ya no podia mitigar con las artes arcanas. Necesitaba calzado como el que veía en los porteadores y comerciantes que llegaban al castillo. Eso suponía arriesgarse a dejar pistas, a que alguien me viese, pero no podía continuar sin proteger mis ya maltrechos pies. Deje las zonas boscosas y los montes dirigiéndome mas lentamente cada vez hacia los valles. No tarde en divisar una casa, y volviendo a invocar el halo de invisibilidad me aventure hacia sus dominios. La fortuna se alió conmigo, encontrando rápidamente unas sandalias que inmediatamente calcé.

Mas me hubiera valido no acercarme nunca a la casa, las pista eran evidentes, pisadas sanguinolentas dejadas alrededor de donde se habían sustraído unas sandalias era toda la pista que los demoníacos seguidores necesitaban para ubicarme. Yo sola me había descubierto, por imprudente, por negligente, por la acuciante prisa de dejar atrás ese territorio. Tenían claro la ruta que seguía, la perfecta línea recta que hasta ahora había dibujado sobre el terreno no dejaba dudas. Escondida en los montes vi pasar a mis perseguidores a unos centenares de metros de donde me encontraba descansando. Si invocaba magia seria inmediatamente descubierta, solo me quedaba la posibilidad de utilizar los abrigos naturales para seguir libre, para desaparecer de su vista, para seguir con mi objetivo, aunque supiera que tarde o temprano tendría que enfrentarme a ellos.

En las últimas horas solo había podido recorrer unos centenares de metros, esquivando las trampas y todo tipo de sortilegios de alarma que habían desplegado por la zona. Entonces me di cuenta, me llevaban a un embudo, sin salida, donde me estarían esperando. La única forma de no hacer saltar sus sortilegios sin usar la magia era esquivarlas por el único sitio posible, que llevaba inexorablemente a una pequeña garganta entre dos montes, muy estrecha y sin posibilidades de ocultarse en ella. Ellos habían escogido el sitio del enfrentamiento, ahora me tocaba a mí elegir el momento, que no seria antes de descansar lo suficiente para poder enfrentarme a la muerte. Mi única baza era la sorpresa, la audacia y las habilidades mágicas que desconocían en mi podían salvarme, medite y me prepare psíquicamente para el combate, un combate al anochecer, si pasaba esta prueba el camino estaría libre y ya no volvería a la tonta línea recta, no les seria fácil volver a atraparme.

Saliendo del refugio de las rocas me encamine al lugar elegido, allí me esperaban tres malditos diabólicos, dos monjes y su mentor. Los tres al verme acercarme torcieron el gesto dejando ver una sonrisa malvada, seguramente sus mentes pensaban ya en lo que iban a disfrutar torturándome delante del resto de los habitantes de su monasterio. Ese, junto con la confianza de que no pudiera poner resistencia fue su primer y para dos de ellos último error. Dejando correr la energía mágica dentro de mi me acerque lo suficiente y entonces de mis brazos surgieron dos chorros de fuego que calcinaron a los dos acólitos. Ahora que la sorpresa estaba acabada el duelo seria mas serio, y aun cuando domina muy bien las artes oscuras no tenia ni idea de como enfrentarme a un experimentado hechicero. Muy concentrada en mi adversario observaba sus movimientos, de esa forma pude prever su ataque y esquivarlo. Ahora sudaba copiosamente, empezaba a notar el esfuerzo y la tensión acumulada, no podría resistir mas ataques, debía atacar con lo poco que me quedaba. Y pasó lo que mas temía, el hechizo de innovación de demonio fue ejecutado rápidamente por mi contrincante. Un gran demonio alado surgió a su lado y dio la orden de matar. La bestia inhumana fijo los ojos en mí. Solo se me ocurrió un hechizo de transformación, pero ocurrió algo no esperado. Según ejecuta el hechizo, pensando ya en mi muerte mas que segura, mi mente retrocedió a la infancia, a las historias de dragones que me contaban mis padres y de pronto como una explosión dentro de mi memoria la imagen de una fantástica bestia, de su grabado, de sus colores irisados, de sus escamas, de sus alas de mas de veinte metros, de sus imponentes garras y colmillos......... Y sin saber bien como la joven Derclis paso de ser una diminuta figura a una majestuosa bestia que embistió al demonio rugiendo. El choque de las dos criaturas debió ser demoledor puesto que produjo un derrumbe en la garganta que sepulto al acolito. El demonio entonces se desvaneció al dejar de existir su invocador. No recuerdo mucho mas de este episodio, solamente verme suspendida en el aire y avanzar a una gran velocidad, el bello dragón en que me había transformado dominaba mi poca entrenada mente.

Lo siguiente que recuerdo fue despertar en un catre, con la mirada de mí ahora rey Kender fija en mí y con una sonrisa dibujada en su adusto rostro.

-Bienvenida a Jhelom señorita. ...
Alma Muerta Aún recuerdo aquellos meses de sufrimiento para mi pueblo, aún recuerdo el sonido de las herraduras de los caballos y el movimiento que el viento hacia en sus pelajes, haciéndolos brillar como caballos de fuego, el ajetreo de soldados preparados para morir por nuestro Rey.

Intentare recordar aquella pesadilla.... todo comenzó......

-Se presenta el general de los ejércitos del Norte, mi Señor. Sosaria está siendo atacada por millares de pks dirigidos por el amo del terror Lord Zagurak, esperamos ordenes mi Señor.

-Puede retirarse general, no tenemos capacidad para contrarrestar este ataque, la derrota es irremediable, hemos de rendirnos, asumió con tristeza el Rey, máximo gobernante de toda Sosaria.

-Nuestro ejercito no esta a la altura de ellos, incluso uniéndonos a la parte aliada tendríamos serias dificultades en mantener nuestras opciones de vencer. Sigo diciendo que nuestra única voluntad es someternos al poder mas autoritario ( Esta declaración del rey fue mas una ley impuesta que una enmienda al problema ).

No todo estaba dicho pues un soldado, a expensas de que lo juzgaran a muerte por recriminar la actitud del rey, grito enfurecido:
-¡¡¡ Debemos luchar por mi Rey !!! No podemos quedarnos de brazos cruzados, si hay que morir por nuestro pueblo y por nuestro Rey que así sea . Esa persona era yo, Marcus, primer infante del escuadrón de Vesper. Un tipo robusto, con barbas, desaliñado, con la única idea en mente de no morir arrodillado.

Seguidamente esto provocó un revuelo en la corte, el gentío gritaban al unísono ¡ A la lucha ! ¡ A la lucha ! todo nuestro pueblo estaba dispuesto a dar su vida por el Rey y por la bella Sosaria. Con esta medida el rey convoco una asamblea de notables y consejeros con el fin de adoptar nuevas formas.

De esta asamblea se dicto unas series de conductas a seguir. El rey comunicó la adhesión al batallón de Vesper, con el fin de responder al ataque que amenazaba en ese momento a Vesper.

También se enviaron emisarios a las regiones del Sur para conseguir una alianza a nuestro favor, con el fin de acabar con Lord Zagurak y su ejercito, aunque se preveía imposible ya que el trato con la gente del Sur era inexistente.

La batalla final se acercaba, se calculaba que alrededor de 3 días estarían en Britain, tiempo mas que suficiente para reunir los cerca de 600.000 soldados formados por todas las ciudades de Sosaria: Vesper, Trinsic, Yew, Monglow.........etc pero de una no tuvimos respuesta, se trataba de Jhelom región de honorables caballeros, campesinos, ganaderos, artesanos y con un magnifico ejército, supusimos que no apoyarían esta guerra sanguinaria, debido a que habían sufrido bajas, bajas de compañeros muy queridos, no estaban dispuestos a perder a ni ninguno más y sufrir con ello tristes consecuencias.

Empezaban a llegar soldados y caballeros de todos los lugares y rincones de Sosaria, todos los frentes aliados avisados por emisarios, en gran número, cerca de 100.000 ejemplares dispuestos a luchar. Posicionamiento, tácticas, armamento, fueron las decisiones que tomaron los líderes de cada escuadrón.

Al amanecer del tercer día retumbaron a lo lejos sonidos de tambores y trompetas que melódicamente se escuchaban al unísono anunciando la llegada del poderoso Lord Zagurak. Era una melodía armónica y suave que embelesaría al más fiera de los dragones. ¡¡El enemigo se acercaba !!! La lucha tendría lugar en muy poco tiempo.

Filas y filas de guerreros se fueron colocando en torno al campo de batalla; miles y miles de hombres y mujeres con espadas, arcos, corazas y escudos, hambrientos de sangre y de lucha se situaron dispuestos a combatir de un momento a otro. ¿Cuánta gente había? No se podía contar, serian ¿600.000?, ¿700.000?, era una locura.

El Rey no podía creer lo que sus ojos veían, en su rostro se podía percibir la sorpresa al ver tal cantidad de gente, nunca hubiera imaginado el sentirse tan apoyado por gente a la que ni siquiera conocía, todos estaban dispuestos a dar la vida por el y por su pueblo.

Todos estaban preparados para la batalla, cuando el general de los ejércitos del Norte dio la orden con un grito. En pocos segundos un sonido ensordecedor de golpes de espada y lanzas comenzó a vibrar en el ambiente. En un radio de miles de Km. se oían la sangrienta lucha, un sonido que destrozaría al más fuerte de los corazones. Gente muerta por todos lados, ríos de sangre surcaban los terrenos llanos de la región. Poco a poco el ejército aliado fue sucumbiendo ante la potencia golpeadora de Zagurak, el cual miraba sonriente la victoria y la saboreaba.

Pocas decenas de miles quedaban en pie cuando un sonido aún mas ensordecedor que antes azotó el campo de batalla. Sonidos de galopadas de caballos rugían a lo lejos por el norte. Zagurak quedo atónito y a la expectativa de saber cual era el ejercito que llegaba, “ serian refuerzos” pensó. Cual fue las sorpresa de todos al ver a una alianza del Norte dirigida por el comandante Ricardo de Rhuddlan, temido por todos, cabalgaba a pies de un corcel negro enfundando su arco dorado, famoso en la tierra, poseía una habilidad especial con el arco y la maza, capaz de lanzar flechas a velocidades increíbles y fuerza destructiva , hombre elegante lucia una armadura brillante, que desprendía un destello fulminante. Todos movían la cabeza, no podían creer lo que veían el ¡! batallón SpS!! al completo, Griffith el experto con la espada junto con Vampireks, Akara una de las hechiceras mas famosas de la comarca, Fausma un valeroso caballero dispuesto a todo por ayudar a la gente necesitada, Iván con su arco reluciente, Tohuc convertido en un gran dragón de alas doradas, ansioso por vengar la muerte de sus compañeros .....

Seguidamente se dispusieron a pelear, aquello era un Caos, gotas de sangre esparcidas por todo el terreno, la valerosa Isthar peleaba con su espada sin pausa ninguna, derribando a todo ser malvado que se le cruzaba en su camino, Ricardo seguidamente comenzó a lanzar flechas. Los guerreros caían como astas en un día de tormenta, la batalla dio un vuelco inesperado, con los mas de 200.000 SpS, hombres, mujeres provenientes de Jhelom, Zagurak se vio superado en número.

En un ataque de locura el general del ejercito enemigo, quieto hasta ahora se dispuso a la lucha, gran agilidad con la espada de un verdadero campeón, dieron muestra de la calidad de este aguerrido luchador. Nadie podía con el, mataba por centenares sin sufrir un solo rasguño. De repente alzo la vista al frente y vio el vuelo negro de Ricardo, en ese instante sabia que había llegado la hora de la lucha final, la lucha que decidiría el destino de la tierra de Sosaria, los demás miembros SpS peleaban sin cesar, sus fuerzas se agotaban pero ninguno cesaba en la lucha por matar a esos seres demoníacos.
Lucharían las almas mas poderosas jamás conocidas. Empuñando su arco Ricardo agito las piernas para que el caballo se abalanzara. Con un golpe de espada Zagurak hirió gravemente al caballo negro destronando a Ricardo del sillín. Ya se veía ganador cuando levanto la espada, realizo un suave giro de muñeca y atacó.......

No recuerdo nada mas, sabéis por que, por que Zagurak introdujo el filo de su espada en mi cuerpo, traspasando mi joven corazón y he de decir que yo Marcus primer infante del escuadrón de Vesper estoy muerto.


Dedicada con muchísimo cariño a todos los SpS, espero que os guste

Reena Inverse
...
Justin, el paladin. Han pasado ya muchos años desde que yo recuerde en mí el deseo de ser un caballero. Y el camino no ha sido el esperado. Cuando se es niño se sueña demasiado con el glamour, los oropeles, las hazañas y las victorias. Demasiado bonito, demasiado irreal, totalmente falso.

Yo reunía todas las condiciones para ser un futuro caballero. Alcurnia y dinero no faltaban en mi familia, mis caprichos eran concedidos rápidamente por mi padre y su deseo era el mismo que el mió aunque con otras connotaciones, ver a su hijo en un importante puesto, como hombre de confianza del rey o como parte de su gobierno. Honor y gloria a manos llenas que se desviarían a él mismo como progenitor, por fin un nombre respetado en la corte y entre los nobles.

Pero como de costumbre los sueños, sueños son. No me faltaba voluntad, pero si me faltaban condiciones, tanto físicas como intelectuales. No os equivoquéis, no tengo defectos de nacimiento y mi mente es despierta, pero no disponía ni del cuerpo del guerrero ni de la inteligencia de un edecán. Al principio, como niño, esos factores no importaban, debía de crecer y desarrollar mi cuerpo y mi mente con el tiempo. La mitad del día la pasaba dando golpes a muñecos, escudos y diversas partes de armaduras. Mi instructor era el más leal y viejo amigo y vasallo de mi familia. Hombre curtido en batallas también era de rancio abolengo, aunque venido a menos, por lo que vivía de nuestro heraldo. De joven participaba en todas aquellas justas que se le ponían al alcance, y según decía no gano ninguna, pero termino teniendo un nombre como uno de los mejores participantes de la región. Las jornadas resultaban agotadoras, terminaba con los brazos dormidos y magullados. Ya para entonces se me habían quitado de la cabeza cualquier idea de ser caballero, era demasiado duro.

Pero aunque mi sueño hubiera desaparecido el de mi padre no, y como buen hijo tenia que acatar su voluntad. Continuaba según crecía dando golpes a diestro y siniestro con toda clase de armas, lo que ha veces hacia que pareciera mas un bufón que un futuro soldado, asir una maza es una cosa y levantarla otra. Pero lo peor era el golpeo, todo el cuerpo no deja de resentirse tras el impacto, como si alguien te estuviera zarandeándome con mucho vigor durante un corto espacio de tiempo, para dejarme totalmente desorientado. De hecho más de una vez acabe con mi cuerpo en el barro tras perder el equilibrio. Y las lanzas y alabardas eran tan largas que solo podía levantar si las cogía del medio, creo incluso recordar que mis manos no abarcaban el asta con lo que sujetarlas ya era todo un reto. Bueno, me confortaba pensando que con el tiempo mi fuerza y mi tamaño aumentaría y esos suplicios acabarían... Si tuve razón acabaron y empezaron otros.

Ahora ya de mozalbete no solo pegaba, ahora recibía y de lo lindo. Cambie los pequeños temblores de la maza por los terremotos del escudo al recibir impactos directos de mi mentor. Literalmente volaba, me levantaba del suelo y me lanzaba unos metros hacia atrás. Como mi equilibrio no era malo esto no hubiera tenido importancia si entrenáramos en el campo, pero al hacerlo en el patio, cada tres ataques daba con mis aun tiernos huesos contra los muros. Suerte tuve de no desnucarme contra ellos, ya que por este motivo las brechas aparecían mas rápidamente de lo que cicatrizaban. A veces me pregunto como es posible que aguantara tanto y que mi cabeza no tenga el aspecto de un yelmo abollado. Claro que siempre era mejor parar el golpe con el escudo que con las costillas. Esta ultima opción era muchísimo mas dolorosa y lleva normalmente asociada la perdía de resuello y un segundo golpe en la espada o los hombros cuando clavaba las rodillas y agachaba la cabeza.

Parece que os estoy dando la imagen de un monstruo, pero quitárosla de la cabeza. Era un hombre muy justo y bueno, las palizas que recibía eran con el animo de que yo aprendiera rápido y bien. Al término de cada jornada siempre me cogía la cara con las dos manazas y palmeándola con fuerza me decía “buen trabajo rapaz, buen trabajo”. El resultado era que entraba a ver a mi padre y mas de una vez me preguntaba de que me ruborizaba o que comentase que el color de mi piel era demasiado encarnada. Mi padre me quería no os quepa duda. Tras esos saludos me preguntaba sobre mis progresos y luego me hacia participe de sus planes y quehaceres, ya que empezaba entonces la educación de mi intelecto y de liderazgo, propias de cualquier noble. Recuerdo que me rodeaba los hombros y con una amplia sonrisa empezaba a hablar. Yo solo podía asentir, ya que la paliza diaria me impedía centrarme en otra cosa que no fuera la ansiada visita al físico de mi padre. Ya que antes era la obligación debía esperar a las curas hasta que la lección diaria de los deberes de un noble acabara. Quizás por ese motivo no me entere nunca de nada, ya que la idea fija en las medicinas y en las curativas y expertas manos del cirujano me bloqueaban cualquier otro tipo de pensamiento o idea.

Inevitablemente tendría que llegar el momento en que se descubriera mi total nulidad para las “profesiones” que mi padre había designado para mí. Así ya buen mozo me arme de valor, del que creo que carezco y le dije que yo no sabía administrar ni una simple granja y menos aun las tierras, arrendatarios, servicio y soldada propias de un noble hacendado. Mi padre monto en cólera y empezó mi primer duelo, que fue justamente cuando mi padre se entero de lo absolutamente negado que era con la maza y las armas de asta, y de forma mediocre con la espada. Comprendo la desesperación de mi padre, su orgullo herido y sus proyectos de futuro borrados de un plumazo. Comprendo por lo tanto que me echara a patadas de su estancia y que hiciera que otros me echaran a patadas de su castillo. Bueno dicen que los nobles solo sirven para dos cosas, para servir a su rey o para servir a su dios. Como lo del rey decididamente no era lo mió me dirigí a la segunda opción, a casa del abad.

Siempre me he preguntado como es posible que un dios supuestamente benigno y bienintencionado sea capaz de tener unos acólitos tan bribones y déspotas. Como el buen abad supuso que yo sabría de armas me hizo guardia de la iglesia. Al principio todo genial, comida y cama sin hacer nada más que vagar por los pasillos o pasear por los alrededores de la ciudadela religiosa, bien apartada del vasallaje. Si, este era un buen futuro, panza llena y sin sobresaltos y con poco gasto físico. Por estas fechas conocí a la persona más buena y santa de mi vida. Un pequeño monje, que me enseño el camino santo, a rezar, a alabar, a bendecir......parecía que era capaz de sentir a su dios, que podía comunicarme con el......mas de una vez pensé que mi destino era ser un hombre santo. Claro que para ello necesitaría un estomago menos exigente, cosa totalmente imposible.

Todavía recuerdo con una mezcla de sentimientos aquel día. Llevaba ya tiempo haciendo una labor distinta acompañando a un recaudador, exigiendo diezmos bajo pena divina y recaudando los arrendamientos de las tierras que los pobres le hacían a aquella iglesia. Al que no pagaba se le arrestaba, golpeaba y en alguna ocasión se le colgaba, dejando viudas y a veces huérfanos abandonados a su suerte. Como podéis figuraros el cambio de mi vida hasta ahora apacible se produjo de forma brusca. Yo no participe de estos “castigos” al igual que algunos de mis compañeros, que estábamos mas como elemento puramente intimidatorio que como ejecutor. Pero el sadismo con que los encargados de llevarlos a cabo se aplicaban a su tarea me hizo rebelarme, no podía aguantar mucho mas contemplando esas salvajadas. Cuando regresábamos de la ronda, me encaminaba al patio de entrenamiento, que siempre estaba vació, y me desahogaba impartiendo mandobles a todo aquello que se ponía en medio. La furia me duraba horas, hasta que el cansancio me vencía. Con los brazos agarrotados dejaba aquel lugar para irme a dormir.

Ese poco tiempo cambio mi carácter, me hizo mayor de repente. Podía entender que la ley estuviera de su parte, pero no que la aplicación de la misma tuviera esos efectos. Lo único que me ayudaba, a parte de mis entrenamientos vespertinos, eran las visitas al santo, que me daban la paz necesaria para seguir adelante con mi vida. Para mi sorpresa empezó a enseñarme lo que el llamaba la curación divina, la bendición de las armas y otra serie de plegarias que repetía con la mayor atención posible, ya que no podía ni engañar ni defraudar a esa bella persona, aunque en mi fuero interno supiera que no serviría para nada. De lo que si estoy seguro es del efecto beneficioso que en mi producían, como ya os he relatado. La paz me invadía, la furia desaparecía. Al terminar aquellos pequeños y breves encuentros me sentía bien conmigo, ningún sentimiento negativo habitaba en mi. Parecía pues que mi vida no cambiaria tanto. Y como siempre me equivoque.

En uno de esas jornadas recaudativas fuimos a parar a una pequeña y maltrecha choza. Cuando sacaron al famélico habitante detrás de el apareció el santo suplicando no hicieran daño a aquella alma. La mala fortuna hizo que se interpusiera delante de uno de los golpes que le propinaban al deudor, dando con sus huesos en el suelo. Rompiendo la formación y mi costumbre corrí hacia su encuentro. Es difícil explicar porque, pero un solo empujón basto para quitar la vida de aquel hombre santo. Mientras yo con miles de golpes en la cabeza había salido ileso el por contra se había desnucado. Con todo el cuidado de que era capaz le envolví en mi capa y me levante para dirigirme a la que debería ser su última morada. Pero el destino no me permitió irme así. El recaudador no debía conocer la identidad del fallecido y creyendo ser familia del desahuciado me ordeno abandonarlo. Yo por supuesto no obedecí y trate de explicarle quien era ese hombre, pero no me dio ni tiempo ni espacio, ordeno al resto que me arrebataran el cadáver y me apresaran. Todavía no se como ocurrió, pero la transformación fue completa.

No pensaba permitir que profanaran el cuerpo de mi maestro espiritual. Depositándolo en el suelo lo más suavemente posible me encare a mis adversarios desenvainando el acero. Ante este gesto por mi parte se detuvieron momentáneamente. Es pequeño espacio de tiempo lo aproveche para recitar como ya había hecho anteriormente junto a esa persona maravillosa una plegaria de bendición ante la que se avecinaba. Nada mas terminarla pareció como si el tiempo se hubiera detenido, veía las acciones de todos ralentizadas, podía adelantarme a ellas, y mi espada había perdido su peso. Gracias a estos efectos y a la esgrima que recordaba rechace los ataques de mis antiguos compañeros y me apodere del maldito recaudador apoyando la espada en su garganta hice terminar la pelea. En pocas palabras le dije quien era el, quien era yo y lo que pensaba hacer. Tras liberarle de mi amenaza cumplí con mi plan dejando a mi mentor en el Santuario, a los pies del abad. Acto seguido recogió mis cosas y me fui, ya he dicho que no soy una lumbrera, pero lo suficientemente listo para saber que si me quedaba alguien buscaría venganza en mi persona.

Después de vagar por distintos parajes he acabado aquí, en una pequeña torre, avanzada de un grupo de gente amable y bondadosa en el medio de nada. Salvo la visita de malvados orcos y de los animalillos del bosque no suelo tener otra compañía. Muy de vez en cuando soy llamado a presencia de mi actual señor para rendir cuentas o para informar de lo que acontece en lo que yo llamo mis dominios. Por cierto, perdonarme, llevo un buen rato y todavía no me he presentado. Me llamo Justin.

Para Akara, en el día de su cumpleaños.

Fausma. ...
La conquista de Jhelom Muchas batallas he vivido, muchos hombres he matado, muchos inocentes se llevaron como último recuerdo de este mundo mi rostro bañado en su sangre mientras acababa con el último aliento que en ellos quedaba; Pero hoy todo es diferente…

Mi nombre es Normando hijo de Norgoth, el Señor de la Guerra de las tribus del Norte; y al igual que mi padre, mi única ocupación era la guerra. Desde niño había sido entrenado en el combate, mis dominios son la espada larga, el escudo y el martillo de guerra pasado. Las hazañas de mi pueblo, llevó al mismísimo DreadLord Zagurak a convocarnos en sus ejércitos. Como hijo de Norgoth fui el encargado de capitanear las tropas hacia el bastión de Zagurak, donde rendiría pleitesía al Señor Oscuro y lo reconocería como único Señor; yo a cambio recibiría el nombramiento de Lord de las sombras (ShadowLord) y sería puesto al mando de una legión de soldados. Así fue, y Zagurak me dio a beber su sangre, la cual me confirió fuerza sobrehumana y deseos de destrucción, en mi mente solo albergaba un sentimiento, el odio hacia todo ser viviente.
Mi última misión bajo las ordenes de Zagurak fue asediar Jhelom, un pequeño archipiélago formado por 3 islas, la mayoría de ellas pobladas por artesanos y trabajadores, pero en la principal se levantaba la torre SpS, donde un grupo de caballeros eran los encargados de ofrecer protección a sus ciudadanos y ese era nuestro objetivo principal, acabar con los SpS para dejar indefensa la ciudad y poder hacernos con el control de dicha ciudad.
Partimos con 10 naves de guerra desde las costas de Buccaner´s, a los 20 días de partir divisamos las costas del sur de Jhelom, y permanecimos fuera del alcance de sus torres de vigilancia hasta que cayó la noche. Momento en el que mi nave se adelanto a la costa llevando a 100 hombres con sus equipos de combate. Viajamos a oscuras, guiados por las luces de la ciudad, quizás provenían de las tabernas que permanecían abiertas hasta largas horas de la madrugada. Hombres y monturas desembarcaron en el más completo silencio y ordené a diez de mis hombres dirigirse hacia los teletranportadores de la isla. Su misión era impedir que nadie pudiera escapar de la isla, no podíamos permitir que alertaran a la guardia de la isla principal. Una vez situados nos dividimos en pequeños grupos y fuimos entrando casa por casa, matando a todos los que encontrábamos a nuestro paso. Ciudadanos, artesanos, comerciantes y algunos guardias fueron cayendo uno a uno bajo el amparo de la noche. Me reuní con el resto de mis hombres junto a los transportadores de la ciudad, levante mi maza y descargue el pesado martillo con todas mis fuerzas sobre las runas inscritas sobre la piedra, rompiendo en pedazos las losas del suelo, si alguna magia había existido en esas piedras, ya no se encontraba en ellas. Una vez inutilizado el teletransporador de llegada a Jhelom ordené la señal, una flecha de fuego cruzo la noche, y en dos horas las nueve naves restantes ya habían desembarcado en las costas de la isla. Como Comandante tenía que estar alerta ante cualquier movimiento de los ejércitos de Jhelom, lo más probable es que enviaran desde la isla central una nave con magos inscribas y artesanos canteros con la intención de reparar el teletransportador, acusando su avería a un accidente sin importancia. Pero no debía bajar la guardia, y por lo tanto dividí a mi legión en dos grupos, 500 de mis hombres me acompañarían a Jhelom Norte a través de los teletranportadores de salida y otros 500 quedarían a defender Jhelom Sur, no podía permitir que desde la isla central mandaran navíos de guerra sospechando una invasión y retomaran nuevamente la isla, puesto que si llegaran a hacerlo, podrían atacar nuestra retaguardia y atraparnos entre dos ejércitos, los de Jhelom Norte y los provenientes desde Jhelom Sur. Nuestro objetivo final era atacar la rica isla central de Jhelom, desde 2 flancos, rodeando a los caballeros SpS entre 2 ejércitos. Al amanecer mi compañía me siguió a la conquista de la isla del Norte.
Atravesamos los transportadores y aparecimos casi al instante en otra isla, decenas de mis hombres llegaban a cada segundo; vimos a unos ciudadanos que desconcertados miraban como iban llegando extraños, los cuales empuñaban espadas, mazas y lanzas. Comenzó la batalla, con un grito cargamos contra los habitantes, dirigiéndonos al sur de la isla, donde se encontraba una torre de piedra, y sobre esa torre un faro que miraba hacia el Centro de Jhelom. Nuestra misión principal era alcanzar ese faro, para evitar que dieran la alarma a los ejércitos SpS, pero algo al margen de mis planes sucedió. Un pequeño regimiento de unos cien caballeros y magos SpS había sido enviado a la ciudad por orden del Rey Kender, motivado por un mal funcionamiento del teletransportador a Jhelom Sur. Los Soldados SpS formaban filas ante la torre del faro, uno de ellos corrió dentro de la torre con una antorcha encendida para prender los óleos de la gran linterna del faro.
Rápidamente ordené los arqueros disparar contra el portador de la antorcha y junto a los guerreros cargué contra las filas enemigas. Chocaron las espadas, la sangre tiño el suelo y la batalla por el control de la isla comenzó; el portador de la antorcha salía a la azotea de la torre cuando una lluvia de flechas impacto sobre su espalda, más de diez proyectiles atravesaban su cuerpo, la sangre brotaba de su boca, su respiración cesaba, pero reunió fuerza y se arrastró hacia los aceites de la linterna, la antorcha prendió fuego.
Mientras tanto, el regimiento que guardaba las puertas de la torre era reducido, sólo quedaban dos pequeños grupos de apenas diez hombres peleando espalda contra espalda y repeliendo a las oleadas de soldados que los rodeaban. Empuje a mis hombre y me dirigí contra el primer grupo, unos magos habían lanzado muros de fuego a su alrededor, impidiendo que mis hombres pudieran acercárseles. Colgué mi maza del cinto, agarre el escudo con el brazo izquierdo y la espada con el derecho, atravesé las llamas mientras los magos inútilmente trataban de lanzarme hechizos paralizantes que mi armadura de las sombras repelía sin problemas. Uno a uno fui acabando con los magos, mi espada se hundía fácilmente en sus débiles armaduras, y sus hechizos no causaban efectos sobre mi cuerpo. Con la espada aun chorreando sangre alce la vista hacia el otro grupo, tan sólo un guerrero quedaba, portaba una gran maza que hacia girar a su alrededor, la cual se hendía sobre todo aquel que trataba de alcanzarlo. Su armadura mytheril, alguna vez había sido blanca, pero ahora el color rojo la manchaba, pero aún podía distinguirse el emblema de Capitán SpS que había sido grabado en su pechera. Yo tendría el honor de terminar esta batalla, con un grito ordene a mis hombres que se alejaran de él y me puse frente a frente.

- Has luchado valientemente caballero, depón tus armas y quizás permita que salgas con vida –dije yo tratando de parecer honesto; quizás porque intuyó mis mentiras, o quizás por principios, su respuesta fue contundente.

- ¡ Jamás! –Contesto una voz hueca por el eco producido en su yelmo- Como protector de Jhelom no permitiré que salgas impune de esto, tus días de crueldad y odio hoy llegarán a su fin.

- Dime tu nombre Caballero, serás recordado por todos los aquí presentes.

- Mi nombre es lo último que escucharas en esta vida ¡En guardia!

En mi rostro se dibujó una sonrisa, rara vez tenía el placer de luchar contra un rival con el valor suficiente de retarme a duelo, alce mi escudo y espere su ataque. El Capitán de los SpS levantó su pesada maza y la descargó contra mí, el peso de la maza hizo que su ataque fuera lento y con un rápido movimiento esquive su arma, la cual impactó en el suelo. Levanté mi pierna y descargue la fuerza de mi peso contra el mango de la maza que se partió dejando desarmado al caballero. Mi victoria era inminente, lancé un mandoble de mi espada contra su armadura, pero el caballero acertó a agacharse rapidamente esquivando en un principio mi ataque, aproveché la inercia y gire sobre mi mismo asestando un golpe con mi escudo en el yelmo del SpS, el cual saltó de su cabeza dejando al descubierto su rostro. Del suelo se irguió una mujer, los cabellos se descolgaron a los lados de su cabeza dejando al descubierto un cabello negro que ahora tomaba un tono cobrizo debido a la sangre que emanaba de la brecha que yo mismo le había infringido en su cabeza.

Numerosas mujeres había visto a lo largo de mi vida, algunas esclavas hechas prisioneras en incursiones, otras, mujeres de compañía que trabajaban en conocidas tabernas, algunas, bellas damas raptadas de caravanas provenientes de la corte, pero entre todas ellas, con sus vestidos de seda y sus alhajas no había ninguna capaz de compararse a la belleza de aquel rostro, que aun bañado en sangre era difícil definir con palabras; quizás algún famoso trovador pudiera en sus canciones describir la belleza de una rosa, pero jamás encontraría palabras para contar los sentimientos que aquellos ojos inspiraban. Estaba confundido, que era lo que hacía que aquel maravilloso rostro infringiera tanto temor, que era lo que hacia que aquel noble corazón tuviera tanto odio; me di cuenta, que el culpable de todo eso era yo. Un ser cruel, cuyo único don era el de asesinar, me embargaron los pensamientos, crímenes y asesinatos… no lo vi venir, la mujer de cabellos negros sacó una daga, con un rápido movimiento la clavó en mi cuello, justo entre la pechera y el yelmo y por mis ojos se sucedieron las imágenes…

Muchas batallas he vivido, muchos hombres he matado, muchos inocentes se llevaron como último recuerdo de este mundo mi rostro bañado en su sangre mientras acababa con el último aliento que en ellos quedaba; Pero hoy todo es diferente… hoy soy yo el que emite el último aliento, hoy soy yo el que abandona esta vida viendo el rostro de su enemigo…

La mujer ante todos los presentes, que no podían creer que su comandante yaciera muerto en el suelo, se arrodillo ante el y susurro unas palabras a su oído – Mi nombre es Reena Inverse, como te prometí, sería lo último que oirías en vida – La Capitana SpS sacó la daga de su cuello dejando que la sangre manara de el…

Veo como mi vida se desvanece, veo un bello rostro, escucho suavemente unas palabras, ahora por fin el rostro tiene nombre; es curioso, no siento dolor en el cuello, noto el calor de la sangre fluyendo de el, pero el dolor se encuentra debajo de la herida, en el pecho, quizás en el corazón. Dicen que la muerte no es el final, que algún día seremos devueltos a este mundo, tengo dudas, ¿merecería alguien como yo ser devuelto a la vida? Reena Inverse se aparta de mi lado, deseo decirle que no lo haga, pues el recuerdo de su rostro valdría sin duda mil muertes, pero la herida del cuello no me permite hablar; veo el faro, la linterna arde con fuerza, mi cuello no soporta el peso de su cabeza, se gira hacia un lado, bajo las piernas de los soldados logro distinguir el mar, cientos de barcos con velas azules, adornadas con las bandera de los SpS se dirigen hacia la costa. No pienso en mis hombres, no pienso en el desenlace de la guerra, tan sólo puedo pensar en que haría si fuera devuelto a la vida y sobre todo, tan sólo puedo pensar en ella.



Para Cris que se lo merece, espero que termines mis firmas salvajes.

Coli. ...
Cuento del Valle Escondido CUENTO DEL VALLE ESCONDIDO
por Nicarnor, el bardo de Britania

En épocas remotas cuando Trinsic era solo una pequeña aldea de pescadores, y aun se podía escuchar el alegre marchar de los elfos por las frondas de antiquísimos bosques. Existía en un escondido valle, una solitaria maga. Su bondad y su sabiduría repasaba los límites de la vieja Sosaria. Muchos acudían de distantes ciudades y aldeas a consultarla y ella los recibía amablemente en su bello hogar, cuyos jardines siempre lucían coloridos por mágicas flores que ella misma plantaba y cuidaba. Todo en ese pequeño valle lucia a pureza y belleza. Tanto es así, que las gentes de la zona decían que todo el valle se había contagiado de la hermosa magia de Shareza, la hermosa maga. Que las plantas que allí crecían todo lo podían curar y que el metal que surgía de los cimientos de los montes eran mágicos. Que los tímidos elfos se acercaban a ella para darle hermosos regalos a cambio de las bondades mágicas de sus metales.

Pero en realidad eran puras habladurías, nadie nunca vio a los elfos cerca del valle, ni nadie jamás oso tomar algo mas de lo que se le permitía de él, pues si bien era conocida la bondad de Shareza, también lo era su poder mágico y el amor que le tenia a sus tierras. Así largos años prospero la zona en hermosura y riqueza. Pero hubo una época en que un pequeño y hermoso pastor de la zona llamado Paranthoir se atrevió a llevar sus ovejas allí para que se alimentara de las preciosas pasturas del valle, pero el joven pastor se confió y en la serenidad de esos paramos se durmió. Fue allí que Shareza en uno de sus paseos lo vio, en un principio, dicen, quiso darle un escarmiento por haber violado sus preciosos jardines con sus toscos animales, pero cuando lo vio de cerca no pudo resistirse a la delicada belleza del pastor.

Así fue que Shareza quedo enamorada para la eternidad del pastor Paronthoir. Paronthoir igualmente quedo prendido de la bella maga, y así durante algunos años se amaron increíblemente. Y Shreza permitió al pastor criar su ganado allí; pronto los animales de Paronthoir fueron numerosos, grandes y saludables. Era el mejor rebaño de toda la Sosaria nadie lo negaba.

Cierto día, el joven condujo su rebaño a las afueras del valle y allí lo dejo, y se recostó a descansar en la dulce pradera; a soñar con su amada Shareza que tantos favores le daba. Cerca andaba la hermosa princesa elfa Coinmirteilledon, hija de Runmarteilledon, un poderoso rey elfo de antaño. Accidentalmente en su paseo Coinmir vio descansando en el prado al pastor y por su inocente curiosidad se acerco para ver mas de cerca aquella maraña de cabellos amarillos que retozaban en el pasto. Sufrió el mismo destino que la maga, se enamoró perdidamente del hermoso muchacho y sus cabellos de oro. Paso sus manos por el rostro del de él como si la brisa del bosque lo quisiera tocar, y olió su extraño olor a hombre en sus finos cabellos que brillaban como el trigo al sol de la tarde, y loca de felicidad se puso danzar y a cantar viejas canciones de los elfos que nunca antes fue escuchada jamás por ningún hombre. Hablaban de amores increíbles y mas antiguos que el hombre mismo. Paronthir se despertó y vio a su lado danzando sobre los prados a la bella princesa elfa, como si volara sobre el y como si esas hermosas notas surgieran del bosque o de la vida misma. Tal fue el impacto que el joven pastor cayo rendido bajo los encantos de la princesa elfa. Juntos rompieron el tabú mas sagrado de los elfos y el amor mas profundo de Shareza.

Secretamente en las tardes, se encontraban siempre para bailar y cantar abrazados, y decirse cosas hermosas al oído y amarse.

Pero Shareza no fue ajena al cambio que su amado pastor había sufrido ya hace un tiempo, y un día decidió seguirlo en sus excursiones fuera del valle, que se le habían hecho muy habituales. Esa misma tarde el delicado corazón de la maga fue destruido por completo cuando descubrió a los amantes juntos en la pradera. Incalculable fue su dolor e inimaginable su furia, quiso destruirlos ahí mismo, pero se contuvo, sabia que la magia de los elfos era muy poderosa hasta para ella. Dio media vuelta y regreso a su hogar para así planificar mejor su venganza. Decidió que haría lo que jamás había pensado ni permitido, desempolvo viejos manuscritos de magia prohibida y de demonios olvidados ya desterrados por los dioses primigenios.

Al día siguiente Paronthir partió a ver su amada y la despechada maga lo siguió al encuentro de Coinmir en la verde pradera. Mientras los amados danzaban al son de las canciones elfas y se decían bellas palabras al oído, hizo su presencia Shareza. Con sus ojos envueltos en roja sangre elevo los brazos, pronuncio palabras prohibidas y olvidadas antaño. Fuertes torbellinos escaparon del bosque y envolvieron a los amantes sobre un montículo del prado. La tierra se agrieto y sulfurosas bocanadas de fuego se elevaron por los aires en una extraña danza de muerte y putrefacción que fueron a dar contra los dos amantes. Hercúleos demonios surgieron de los abismos y se volcaron sobre ellos. Todas las plantas alrededor se marchitaron enseguida y el verde puro de la pradera fue suplantado por la ceniza mortal que los demonios dejaban tras sus pasos. La doncella elfa con todos sus poderes trato de mantenerlos a salvo a ambos, pero el poder convocado por la maga era tal que no pudo sostener su defensa y finalmente los fuegos avernales de los demonios terminaron por consumir en muerte a la hermosa pareja de amantes. Es así que los lugareños dicen hoy que se puede observar, si se tiene la suerte de hallar, en un pequeño claro del bosque de Trinsic, sobre un montículo, a dos flores que crecen juntas y se abrazan. Una amarilla, como el rubio pastor, y otra negra, como los morenos cabellos de la princesa elfa.

Satisfecha su furia un enorme dolor anclo en alma de Shareza, pues nunca mas tendría a su joven y amado pastor. Tarde se dio cuenta pero su piel había envejecido milenios hasta ponerse de un asqueroso color ocre, mugrientas y callosas arrugas caían ahora por todo su cuerpo, ya no era mas una maga, era ahora una bruja.

Claro está que Runmarteilledon no se iba a quedar tranquilo con la muerte de su hija. Juntó a las huestes elfas y marcharon sobre el valle de la bruja para tomar su propia venganza. Terrible fue la lucha y las furias que combatieron en ese valle. Los habitantes de la floreciente aldea huyeron aterrados al ver los rayos y fuegos que se veían y escuchaban a lo lejos en el valle de la bruja. Pero finalmente la bruja sostuvo con fiereza su defensa y Runmar hubo de claudicar a su venganza. Antes junto a varios poderosos magos elfos y sentencio sobre la bruja y su valle una terrible maldición. Cerro el paso a su valle aislándolo totalmente del territorio . La condeno a vivir la vida y muerte de cada hechicera malvada que pisara la Sosaria hasta que su alma se pudriese por completo y jamás podría sacar de su valle su malévola magia.

Luego Runmar se retiro con su gente de los bosques de la zona y jamás se volvió a ver un elfo cerca de Trinsic, ni su precioso arte ni su bella música, ni sus angelicales rostros. El valle permanece allí, cerca de hoy, la preciosa ciudad de Trinsic. Dicen que del dolor de la hermosa maga solo quedan dos manantiales que surgen del valle escondido, que son sus lágrimas derramadas por su perdido amor, y que hoy se han transformado en dos ríos que bañan las murallas de la bella ciudad. Nada volvió a ser hermoso en ese paraje, solo algunos mineros temerarios se atreven a adentrarse en sus entrañas con la esperanza de poder encontrar alguno de aquellos mágicos minerales de antaño, custodiados ahora por terribles momias y necroliches."

By darkwind ...
Un Final y un regreso Los Caballeros SpS estaban reunidos en Jhelom, el luto por uno de sus compañeros se había difundido por toda la isla y todos los ciudadanos se juntaron en el sacerdote para despedir sus restos. La mayoría de sus compañeros dio breves palabras de despedida y de dolor. Luego de la ceremonia marcharon en silencio hacia la plaza de la ciudad, en donde seria narrada su última historia, el encargado de esto seria Golfo.
La historia comienza en esta misma ciudad, en su banco…
-Saludos Compañeros – Dijo Gaso alegremente – Disculpen la demora, ¿ya han organizado la salida de hoy?
-Saludos – Dijeron todos – todavía no organizamos nada, no sabemos que hacer.
A los pocos minutos organizaron salir a cazar asesinos y practicar para guerras futuras…
Los Caballeros marcharon hacia el puente de la ciudad de Britania, en donde un joven acudió a la ayuda de los SpS. El cementerio de la ciudad era atacado por asesinos. Los caballeros fueron lo más rápido posible. Para cuando habían llegado, los asesinos habían acabado con los novatos que se entrenaban en el lugar. Los SpS desafiaron a los asesinos, aun estando en desventaja numérica. El enfrentamiento comenzó con un flechazo de uno de los asesinos, que con un gran movimiento, Gaso llego a detenerlo con el escudo antes de que impacte a Glorfindel. Los caballeros contraatacaron, Reena y Heart lanzaban flechas con una gran velocidad y potencia, imposibilitando a los asesinos hacerlo, y causándoles bajas. Glorfindel, Koke y El Az crearon una gran tormenta de la que caían constantemente rayos, meteoros y bolas de fuego que hacían gran daño, cerraron el camino con muros de piedra y fuego, obligándolos a luchar hasta el ultimo de ellos, y cuando menos lo esperaban, los 3 magos juntaron fuerzas y provocaron un gran terremoto que surgió debajo de los asesinos y haciéndolos caer de sus monturas. Golfo con su espada se enfrento a 2 asesinos y con una gran habilidad y coordinación pudo bloquear los golpes y terminar con ellos. Ishtar y su gran habilidad para el combate puedo acabar con sus enemigos fácilmente y sin mucho esfuerzo. Gaso con su lanza y su velocidad pudo defenderse y rematar a sus enemigos, venciéndolos sin daño alguno. 1 Solo asesino había sobrevivido y quiso escapar.

-No lo corran – Dijo El Az –

Y cuando termino la frase, una gran cantidad de explosiones acabaron con el asesino. Luego de la batalla los caballeros regresaron a Jhelom, en donde se encontraron con el resto de sus compañeros, contaron la aventura y luego se prepararon para irse a descansar. Antes de que se marcharan Nhiaya, maga WR, llego a la ciudad en busca de El Az y Vampireks, y todo aquel que quisiera ir a la reunión de la alianza neutral que se había planeado para ese día. Cuando estaban por partir, Gaso se integro a estos. La reunión duro un tiempo largo, casi toda la noche, en la cual se debatían diferentes tácticas para contrarrestar a las tropas de Lord Zagurak. Estaban todos los capitanes de la alianza menos 1, Nhiaya y El Az por parte de los magos, Nachos por parte de los arqueros, el único que no estaba era Dain, capitán de los guerreros, al que suplantaba Vampireks. Los capitanes estaban sentados sobre un estrado, en donde escuchaban las propuestas y opinaban sobre estas. Ya demasiado tarde, la reunión se dio por terminada y se juntarían al próximo día a la tarde, en el castillo WR, para partir hacia la guerra.
Esa misma noche, Gaso tuvo un sueño en donde su dios, el dios burro, le hablo, le dijo que a la tarde, en la guerra, debería tomar una gran decisión que tornaría el resultado de esta. Al día siguiente, los caballeros SpS se encontraron como todos los días en el banco de su querida isla. Los caballeros se armaron y marcharon al castillo WR, en donde se encontrarían con sus aliados. Una vez reunidos todos los caballeros, se decidió enviar un espía a los ejércitos enemigos, para saber que planeaban. El Az se transformo en un perro y fácilmente pudo ver una parte de los ejércitos enemigos, pero no supo cuantos serian al próximo día, la cantidad era inapreciable. Cuando volvió, inmediatamente envió mensajeros en busca de más ejércitos y pidió a su rey que pida ayuda a los aliados. Pasadas algunas horas algunos de los caballeros habían vuelto con 500 hombres, luego otros con 1000, y mas tarde pocos mas. Los caballeros fueron separados según sus habilidades, para armar grupos estratégicos, luego de esto, los capitanes de la alianza se dieron cuenta de la situación de desventaja en la que se encontraban e intentaron motivar a los ejércitos. Luego de las charlas de los capitanes con los guerreros, el consejo se reunió nuevamente a planear como enfrentarían esta guerra ya que la situación había cambiado, contaban con menos ejércitos de lo que se calculaba y el enemigo cada vez crecía. Al consejo nuevamente concurrió Gaso y Kender, Rey SpS. Luego de grandes debates, Gaso hablo por primera vez y propuso separar a los ejércitos en dos partes, un ejército relativamente pequeño, que constaría con 1/3 de las tropas reunidas, y un ejército grande. El primero atacaría a las huestes enemigas y los llevaría a un sitio planeado, en el cual el segundo ejercito estaría escondido y esperaría la señal para atacar.
El consejo decidió utilizar esa táctica, pero todavía faltaba decidir quien dirigiría las tropas. Gaso propuso que los capitanes de la alianza estén con los ejércitos escondidos en espera de la señal, el se haría cargo del ataque y de la emboscada, y para dar la señal, lanzaría al cielo una flecha prendida fuego.
Las tácticas estaban terminadas y las tropas divididas y marchando hacia Britania, en cuyos alrededores se desarrollaría la gran batalla.
Al otro día, ya en la ciudad, miles de caballeros mas que habían respondido al llamado de ayuda de Kender se incorporaron a las filas. Muchos de estos eran ORC, Ndl e Imperium.
Rápidamente se incorporaron al ejército del cual ya formaban parte los SpS y WR.
Era la tarde pasada y las tropas intentaban descansar en sus carpas, mientras tanto, el consejo volvió a reunirse, pero esta ves estaban los caballeros llegados ese día. Los caballeros reían y hacían bromas, ninguno parecía nervioso, pero por dentro, ninguno sabia si saldrían victoriosos. En un momento, las risas callaron y un silencio profundo domino la carpa, hasta que Golfo hablo:
-Nosotros, los SpS, Lucharemos en el primer ejercito junto con Gaso, y nos mantendremos de pie hasta el final.
-Gracias Golfo- dijo Gaso- Agradezco tu ofrecimiento, pero sinceramente prefiero que no vengan todos conmigo, quiero que la mayoría acompañe al 2do ejercito, tiene mucha gente nueva y creo que van a necesitar de su ayuda, además los ejércitos armados por la alianza no tienen capitán, y Vampireks ha tomado el cargo, confió en el, pero creo que ayuda extra ayudaría mucho.
La conversación duro poco tiempo mas, los caballeros Golfo, Arwen, Reena y Atreides irían con Gaso en un principio, pero luego Kender completo la lista y no pudieron convencerlo de que se quedara.
Luego de la reunión, los capitanes y los SpS fueron al lugar donde se desarrollaría la gran guerra, y desde ahí, fijar el punto donde se daría la señal, y también el escondite del ejército. Caminando y explorando encontraron el lugar perfecto, un paso entre las montañas que llevaba a un gran bosque arbolado en forma de “u”. En los árboles se esconderían las tropas y taparían el camino cuando se de la señal, dejando a los enemigos en el centro. Una vez ya terminada la planificación volvieron al campamento para conversar y calmar un poco a las tropas, y luego descansar. Gaso fue el ultimo en irse, estuvo hablando y explicando como se llevaría a cabo la guerra y por donde los llevarían. Luego dividió el primer ejercito en 5 grupos, cada grupo tenía una persona a cargo, que eran los 5 SpS que acompañarían a Gaso a la guerra.

-Caballeros – Gaso llamo la atención de todos, ubicándose arriba de una mesa – Los grupos que designe tendrán 1 caballero a cargo. El primer grupo estará a cargo de Golfo, el segundo de Atreides, el tercero de Reena, el cuarto de Kender y el quinto de Arwen. Háganles caso y obedezcan lo que les digan, son gente de confianza y muy buenos caballeros.
Luego de las palabras, Gaso se dirigió por ultimo, a la carpa en donde se encontraban sus compañeros.
-He dividido el ejército en 5 grupos, ustedes estarán a cargo.
Siguieron hablando por un largo tiempo, en el que Gaso les pidió que mantengan a los grupos unidos y que estén atentos a cuando el les diera la señal para partir hacia la emboscada.
En medio de la madrugada, El Az se dirigió con gran velocidad a la carpa de Gaso y lo despertó.
-Gaso, Zagurak esta movilizando sus tropas hacia el campo, si no nos movemos rápido nos atraparan antes de prepararnos.
Los 2 caballeros montaron sus caballos y marcharon en direcciones opuestas, despertando y dando la alarma a todos los capitanes y soldados. En 1 hora, los distintos ejércitos estaban listos y marchando hacia sus posiciones.
Una ves ya en el lugar acordado, el ejercito comandado por Gaso esperaba a las hordas enemigas, mientras que el otro ejercito terminaba de tomar sus posiciones. En la espera, Gaso y sus compañeros hablaban y hacían chistes.
-no abría ningún problema en que no vengan- Dijo Golfo riéndose
-Para nada, ojalá te hagan caso, es demasiado temprano- Respondió Arwen mientras bostezaba.
De un momento al otro se comenzaron a escuchar tambores que sonaban a lo lejos. En ese momento, Gaso dijo a sus capitanes que vallan con sus grupos y que intentaran calmarlos. Cuando las tropas enemigas se acercaban, más nervioso estaba el ejército entero, el miedo y los nervios se notaban. Gaso se adelanto y se dio vuelta mirando a sus caballeros y dijo:
-Nobles caballeros, amigos. Luchemos hasta el ultimo hombre, con todas las fuerzas posibles, confíen en el que tienen al lado y sacrifiquen su vida por la de el. Muchos de nosotros moriremos en esta guerra, Hagámoslo con honor y para que no sea en vano! PODEMOS VENCER! Luchemos juntos, confiemos en nosotros, pongamos todas las fuerzas que podamos! Esa es la única manera de vencer. Podremos perder muchas batallas y hombres, pero hoy no será así, hoy será el día en que la gran alianza vencerá al mal!
Cuando Gaso termino de decir las últimas palabras, todo el ejercito comenzó a gritar y a agitar sus escudos y espadas, estaban preparados para luchar.
Cuando las tropas enemigas estaban cerca, Gaso levanto la mano derecha y todos los arqueros dieron un paso adelante y prepararon sus arcos. Ya listos a atacar, esperaron a que el enemigo se acerque más, en ese momento, Gaso bajo su mano como señal. El cielo se llenos de flechas que cayeron con gran fuerza en el ejercito enemigo causándole muchas bajas. Los arqueros cargaron nuevamente sus arcos y lanzaron las flechas nuevamente, pero esta ves los enemigos también atacaron. Gaso levanto la mano izquierda y los caballeros levantaron los escudos, neutralizando casi todas las flechas. Un tercer ataque de arcos se preparo rápidamente antes de que los enemigos estén al alcance.

Los caballeros se prepararon y cuando Gaso dio la señal, los grupos corrieron al encuentro. Los 2 frentes de batalla chocaron en el medio del bosque inundándolo con el ruido de los escudos y de las espadas. La pelea era pareja, pero el ejército era demasiado pequeño y las bajas aumentaban cada vez más. Los capitanes dieron la orden de retirarse, mientras que los grupos magos creaban muros de fuego y piedra, cubriéndolos y llevando al enemigo hacia donde querían.
El ejercito marcho hacia el lugar acordado, pero las tropas enemigas les pisaban los talones. Una ves llegado al lugar, Gaso dio la orden de detenerse.
-Arqueros, Disparen!
El cielo se lleno de flechas que cayeron sobre los oponentes.
De pronto, el ejército maligno detuvo su avance y entre ellos se formo un camino. Un hombre enorme de aspecto fuerte y maligno, caminaba por este y se dirigió al frente.
-Ríndanse y morirán rápidamente, algunos serán perdonados- Dijo convencido.
-Jamás!- Le respondió Gaso con orgullo- Sacrificaremos nuestras vidas pero venceremos!
Los caballeros comenzaron a gritar con gran fervor apoyando las palabras de Gaso.
En medio de los gritos, el hombre tomo una flecha con su mano y la lanzo con tanta fuerza que cruzo todo el campo y exploto en el escudo de Gaso. Los hombres callaron preocupados.
-Caballeros, yo me haré cargo de el, puede que muera en el intento, pero lo haré. Ustedes acaben con todos los demás. Nuestras ciudades podrán caer en manos del mal, pero no será en esta guerra! No dejen que los intimiden los asesinos sin resentimiento, ustedes aprovechen de los suyos, luchen por los compañeros caídos, por la gente asesinada, por sus familias, por todo lo que quieren y aman de sus vidas, saquen coraje y fuerza en los momentos difíciles y nunca se rindan!
A LA VICTORIA! –Exclamo Gaso.
-A la Victoria- Grito todo el ejercito.
Los ejércitos chocaron nuevamente. El gran hombre resulto ser nada menos que Lord Zagurak. Hacia volar a los hombres de a 10. Todos siguieron luchando, pero los que lo enfrentaban morían en el intento. En ese momento, Gaso prendió fuego una flecha y la lanzo al cielo.
De las copas de los árboles volaban grandes cantidades de flechas que impactaban la mayoría en el ejército contrario. Una gran cantidad de caballeros rodeo a las tropas enemigas, dejándolas en el medio como era planeado, pero un grupo de asesinos, entre los que se encontraba Lord Zagurak, Pudo rodear a unos pocos caballeros, entre los que se encontraban Gaso y Kender. Ambos luchaban con todas sus fuerzas. Sin que se diera cuenta, un asesino se acerco por la espalda a Kender, pero antes de que este pueda atacarlo, caso lo impacto arrojándole su escudo. Por suerte, Golfo logro verlos en medio de los asesinos y dio la orden a los SpS de ir en su ayuda. Antes de que estos lleguen, Kender y Gaso se pusieron espalda con espalda, pero se encontraban en gran desventaja. Gaso se aparto de Kender para ayudar a un caballero herido, sin ver que 3 enemigos se acercaban a Kender. Cuando se dio cuenta, cargo su War Fork y con gran puntería y suerte la arrojo eliminando a 2 de los asesinos. Los SpS llegaron a rescatarlos y formaron un camino para sacarlos del medio, llevándolos hacia sus ejércitos. Las huestes enemigas atacaban con toda su fuerza, produciendo un gran daño en las defensas. De pronto, una flecha salió de la nada dirigida hacia Kender.
En un grito desesperado, Gaso salto a cubrirlo. La flecha impacto su cuerpo, luego otra flecha más. Quedo arrojado en el piso y sus compañeros lo rodearon e intentaron curarlo, sabían que no sobreviviría.
Con gran esfuerzo, Gaso logro pararse y partiendo las flechas dijo:
-Chema, Iván, Heart, cuando tenga inmovilizado a Zagurak, disparen con todas sus fuerzas, no se preocupen por mi. Arwen, tu también arroja una lanza. Griffith, Reena, ayúdenme a llegar hasta el.
Los caballeros abrieron camino entre las tropas enemigas. Reena y Griffith se enfrentaron a Zagurak hasta que Gaso pudo agarrarlo por detrás. Sujetándolo con las pocas fuerzas que le quedaban.
Los caballeros Apuntaron pero no podían disparar.
-DISPAREN!! –Grito Gaso desesperado
Los caballeros dispararon sus arcos, y las flechas y la lanza impactaron en el pecho de Zagurak, atravesándolo y también al cuerpo de Gaso, acabando con la vida de ambos.
Los asesinos al ver como su líder había muerto se perdieron, algunos huyeron y otros murieron en batalla. La guerra había terminado con muchas bajas, entre ellos, Gaso.

-Esa es la historia, y su fin. Murió luchando por algo, murió como un caballero, murió siendo SpS- Termino de contar Golfo, y un gran silencio se hizo en todo Jhelom.


El Regreso

Sentí una luz potente y fuerte en mi cara, y una voz dentro de mi cabeza. No entendía como, no podía ser, porque… estaba muerto.
-Gaso, No te asustes – Dijo la voz
-Quien eres?, como puede ser que sienta la luz y tu voz? Mi cuerpo fue enterrado y yace en la tumba, sin vida.
-Ya lo se, no tengas miedo.-La luz creció y sentí su calor- Yo soy tu dios, el dios SpS, El Burrito dorado. Es tiempo de que vuelvas a la vida.
-Perooo… Como…
-Recuerda que soy un dios.
La luz desapareció y deje de sentir su calor. De pronto, un rayo cayó sobre la tierra, y desperté. Estaba en el bosque, solo, debajo de un árbol que me protegía de la lluvia. Todavía no comprendía el porqué, pero estaba vivo. Mis heridas todavía no habían terminado de sanar, pero era cuestión de tiempo.
Estaba cansado, agotado, y descanse hasta que la lluvia ceso. Lo primero en que pensé fue en ir de caza, pero estaba desnudo, excepto por un pequeño pantalón y una remera. Eso no me importo y fui en busca de comida. Busque y encontré un cerdo. Hacia mucho que no comía un bocado y no pude contenerme. Me lance sobre el. Sin éxito volví debajo del árbol que me refugiaba, y cuando había llegado, nuevamente la luz ilumino mi cara:
-Gaso, mira a tu alrededor, tienes todo lo que necesitas para sobrevivir, ten paciencia y aprovecha lo que este a tu alcance- Dijo el dios mientras su calor desaparecía de a poco-
Todo a su debido tiempo; ya entenderás – Y desapareció.
Me recosté sobre el árbol y mire hacia arriba y me quede ahí un tiempo, hasta que una manzana cayó sobre mi cabeza y comencé a reír. Estos 2 días había vivido y pasado hambre estando debajo de un árbol de manzanas! Al otro día, el sol iluminaba el bosque y comencé a buscar cosas que me sirvieran para vivir. Camine y encontré un árbol que tenia limones y otro de peras. Recogí algunos y los lleve debajo de mi refugio, el árbol manzanero. Esa misma tarde, buscando, encontré piedras bastante grandes y pequeñas, y me las guarde. Volví al árbol y comencé a recoger algunas ramas caídas. Esa fue la primera noche que dormí junto al cálido fuego de una fogata. A la mañana siguiente, seguí el recorrido recogiendo nuevas cosas, un palo, ramas, unas piedras con punta, y algunas pequeñas cosas más. Mientras volvía, encontré varios árboles con lianas que me sirvieron para armar pequeñas cuerdas. Llegue a mi árbol mientras lloviznaba, justo unos minutos antes de que la tormenta comenzara. Esa tarde no podía salir y me dedique a ver que podía hacer con las cosas que había recolectado. Lo primero que hice fue encender una fogata para no pasar frió. Luego, con el palo y la piedra hice una pequeña hacha.
Los días siguientes me dedique a talar árboles y a juntar las maderas dentro del árbol que me cubría a la noche. A los pocos días, ya tenía una gran cantidad de madera dentro y fuera del árbol, y una gran cantidad de cuerdas y piedras. Al ver toda esa gran cantidad, se me ocurrió hacer algo. Durante varios días, trabaje noche y día, hasta que por fin termine. Había construido una pequeña choza de madera, pero hecha con mi esfuerzo y dedicación, era fruto de mi trabajo. Dentro de ella comencé a guardar varias cosas, lanzas que había creado, hachas, todo lo mío. Esa misma noche me di cuenta, dentro de mi pequeña y humilde casa, todo lo que había conseguido con mi trabajo, pero me di cuenta de otra cosa, seguía sin ropa. A la mañana siguiente me prepare para salir de caza, cargue mis hachas y mis lanzas y partí en busca de una oveja. Encontré dos ovejas y les di caza. Al principio me costo un poco, hasta que recordé como hacerlo y pude tener éxito. Esa noche comí carne por primera ves en mucho tiempo. A la mañana siguiente, agarre las pequeñas piedras que había conseguido, y con eso me arme la ropa. Pase toda la noche cociendo y conseguí armarme una remera y un pantalón, y me di cuenta de una cosa. La costura no era mi fuerte. Los días pasaban y yo disfrutaba de cada uno. Mi casa se rodeaba de pequeños animales que se refugiaban en pequeñas casitas que construía para ellos. Yo había conseguido un compañero, un halcón que había estado lastimado y que lleve a mi casa y cuide hasta que sano y decidió acompañarme. Lo llame Falcón, me ayudaba a buscar comida y a ayudar a animales heridos.
Un día decidí salir a recorrer el bosque, camine por lugares a los que nunca había ido, hasta llegar a una tierra áspera, que me lastimaba los pies al caminar sobre el. A lo lejos escuche un aullido de un lobo y detrás de el, escuche a un animal que parecía estar herido.
-Falcón! Busca y dime donde se encuentran.
Se elevo y me guió hacia donde venia el ruido de los animales. El ruido ya estaba cerca y comencé a acercarme lentamente y con cautela. Ya cerca pude ver a un joven mustang lastimado defender a un joven diablo de 2 lobos furiosos. Cuando estos estaban a punto de atacarlo, lance un hacha que impacto a uno de ellos y huyeron. Me acerque de a poco hacia donde se encontraba el diablo caído, pero el joven mustang estaba nervioso y me ataco. Esquive sus ataques durante mucho tiempo, hasta que este cayó al piso agotado. Le pedí a mi compañero, Falcón, que busque la ayuda de algunos osos. Al poco tiempo volvió junto a dos osos marrones. Cargue al diablo caído sobre ellos dos y lo llevaron. Saque algunas sogas y ate las patas traseras y delanteras, y la boca del joven mustang para que no me golpee; y lo cargue en mis hombros hasta mi casa, en donde me esperaban los osos con el herido. Desate las cuerdas del joven y trepe al árbol en busca de las plantas y hierbas que escondía en la copa de este. Hice una mezcla entre ellas y le limpie las heridas, y con otra mezcla intente sanarlas, pero debía estar tranquilo, no debía caminar. No tenía lugar donde refugiar a los 2. A los pocos minutos ya estaba construyendo nuevamente. A los 2 días de trabajo continuo y sin descanso ya había terminado una nueva casa, mucho más grande que la anterior, en la que vivirían el joven mustang y el joven diablo, junto con Falcón, mi compañero, para que cuide de ellos. El joven diablo mejoraba de a poco con mis hierbas, mientras el joven mustang jugaba y crecía junto a los otros animales. Al poco tiempo, ambos estaban fuertes y listos para partir, pero decidieron acompañarme en mis aventuras. El pequeño mustang tenia una cicatriz en forma de trueno en uno de sus mustang, por eso lo llame Thunder (trueno), mientras que al diablo lo llame Darth. Esa misma noche volví a sentir la luz del dios burro
-Gaso – me dijo- Has crecido en tu interior, dentro de poco tendrás que partir. La luz desapareció y yo seguí descansando. A la mañana siguiente escuche el ruido de unos caballos. Falcón me guió hacia ellos, no eran solo caballos, estaban acompañados por hombres.
-Saludos – Les dije desde la copa de un árbol.
-Saludos? Quien eres? Donde te encuentras?- Preguntaron despistados.
-Soy Gaso, que hacen en estas tierras?.
-Estamos de paso, somos artesanos que viajamos de una ciudad a otra, ofreciendo nuestros servicios, estamos perdidos.
Baje del árbol y me dirigí hacia ellos- Saludos – dije nuevamente.
Los dirigí hacia mi casa, allí los abastecí de madera, comida y algunas otras cosas mas, además de albergue. A la siguiente mañana, marcharon, y a cambio de mis servicios y ayuda me dieron un pico, un martillo, algunos minerales que tenían, ropa y algunas armas como un arco y algunas plumas.
Esa tarde Salí con el pico, montado en Thunder, hacia las minas. Conseguí unos pocos minerales, pero volví a casa desilusionado. Cuando volví, vi que habían atacado. Por suerte ningún animal había resultado herido, y habían robado algunas pocas cosas, pero la mayoría estaba escondida en la copa del árbol. Ese día construí una nueva casa, pero entre las ramas del árbol que ya en varias ocasiones me había dado albergue. Una ves terminado, baje y me recosté junto a mis 3 compañeros en su albergue.
-Gaso- La luz comenzó a crecer- Utiliza todo lo que creas necesario en esta forja, es un regalo mío, estará dentro del árbol, un árbol sagrado para ti, vos sabrás encontrarla. Pronto necesitaras de lo que crees en esta forja- La luz desapareció.
Me desperté sin recordar nada de la noche anterior, y subí a mi casa del árbol, cuando estaba bajando nuevamente, pise una pequeña rama que se quebró y descubrí una puerta en el árbol. Dentro, descubrí un agujero con una forja y recordé las palabras del dios burro. Toda la tarde estuve fundiendo minerales y espadas que tenia, y trabaje con el material que obtuve. Finalmente conseguí armar una armadura y una lanza, a las que les hice una pequeña inscripción de 2 caballos enfrentados y un halcón arriba de sus cabezas; pero como era una mezcla de materiales y los trabaje sin saber nada, la armadura parecía débil y sin color. Esa noche, cuando Salí del árbol, deje la armadura en la copa del árbol para que se lave con la lluvia que caía. Esa noche, hubo una gran tormenta eléctrica, todos los animales estaban asustados y decidí dormir otra vez junto a ellos. Me desperté a la mañana siguiente por la luz del sol que daba en mi cara, y salí a caminar. Mientras caminaba, el dios burro hizo otra aparición frente a mí.
-Gaso, es hora de partir, tus compañeros te necesitan.
-Que pasa? Porque me necesitan? –Pregunte desesperado.
-Todo a su tiempo, ya te enteraras – Dijo con intención de tranquilizarme- Tu armadura ha recibido la descarga de los rayos, fue bendecida por tu labor, recógela y marcha.
Inmediatamente fui a mi casa y me despedí de todos mis amigos, y en especial de mis tres compañeros, luego subí al árbol para recoger mi armadura. Cuando la vi no lo podía creer, su color había cambiado, era de un color difícil de describir, una mezcla de blanco, celeste y azul, tenia el color de un trueno e irradiaba una luz que me encandilaba. La lanza también irradiaba luz y se notaba una marca de un trueno a través de su filo.
Baje y termine de equipar mis cosas y marche, dejando atrás todo lo que había construido y obtenido, mis amigos, mi casa… Cruce los árboles y mis 3 compañeros me seguían por más que les pedía que se quedaran, pero se negaban y decidieron acompañarme. En Thunder cargue mis cosas y cabalgo a la par mía, que iba montado en Darte, Falcón iba en mi hombro.
Anduve algunos días, hasta que llegue al mar y seguí su costado hasta poder ver de lejos mis queridas islas, mi antiguo hogar, Jhelom, y conseguí que un pescador me llevara hacia allí, a encontrarme con mis compañeros, los SpS.

Anduve algunos días, hasta que llegue al mar y seguí su costado hasta poder ver de lejos mis queridas islas, mi antiguo hogar, Jhelom, y conseguí que un pescador me llevara hacia allí, a encontrarme con mis compañeros, los SpS...
Cuanto mas me acercaba mas nervioso estaba... hacia 1 año q no los veía, mucho tiempo sin duda alguna. Yo estaba completamente diferente, mi mente era mas abierta, mi físico era diferente, sin duda alguna, talar y talar, construir y construir, moverme de un lado a otro todo el día, me había cambiado... mi pelo no era largo, pero tampoco corto, era desprolijo ya que yo mismo me lo cortaba para que no me moleste... mi barba había crecido un poco, solo se notaba un poco. mi ropa estaba media rota por el trabajo. en fin, estaba tan cambiado que no sabia si podrían reconocerme, o yo reconocerlos a ellos. supuse que ellos también habrían cambiado.
Al fin anclamos en la isla, pero no en la principal, estábamos en la isla sur. aproveché el sitio para calmarme un poco y hablar con mis compañeros, que aunque muchos tal ves no los entiendan, ellos si a mi y yo los entiendo a ellos.
comenzamos la marcha nuevamente y en el camino nos cruzamos a un joven mago, al que le pedí que valla al banco y reúna a todos los SpS en ese lugar.
El mago rápidamente fue y aviso a los SpS que debían reunirse urgentemente, mientras yo me dirigía al cementerio.
Mientras los SpS estaban reunidos a la espera de algunos pocos que no habían llegado todavía, yo mataba el tiempo en el cementerio. Un joven aprendiz llego al banco gritando ayuda porque había un asesino en el cementerio que estaba acabando con los novatos... todos los SpS corrieron al llamado de socorro y ahí estaba, 2 asesinos con grandes armaduras y espadas, enfrentándose a un caballero que no podían ver quien era ya que su manto lo cubría.
uno de los 2 asesinos cayo acabado al piso y el otro intento huir por el costado del cementerio, rodeando las rejas... los SpS corrieron detrás pero era demasiado rápido... El caballero Corría a su par, tirándole algunos golpes en su carrera; en un momento, este, silbó muy fuerte y siguió corriéndolo un poco mas atrás. de la nada, un diablo apareció de la nada, chocando al asesino mientras intentaba huir, haciéndolo caer sobre el pasto. El caballero se acerco y lucho contra el. el asesino cansado y herido, pudo ser acabado por el caballero, pero este le dijo que se marche y no vuelva nunca mas porque sino seria exterminado. El asesino sin pensarlo dos veces, huyo.
el caballero volvió y paso alejado de los SpS y de todo el resto de las personas que observaban el combate y se dirigió al banco.
Los caballeros SpS ya estaban reunidos nuevamente en el banco, frente a la galería de vendedores, todos sus integrantes estaban presentes.
-Que sucede?-Pregunto Golfo- Que es este llamado urgente?
Pero nadie le supo responder...
De pronto, el caballero salió del banco con la capucha tapándole la cara, y se dirigió a los SpS.
-Saludos-Dijo- Les traigo una noticia...
-Saludos-Dijo kender- Que sucede, que es esa noticia?
-Se trata de un compañero suyo.
-Que paso? no estamos todos aquí?-Dijo golfo
-NO!-Dijo el caballero con un grito.
-NO? estas seguro-Dijo chema
-En realidad si, están todos, pero hay gente que no se imaginan....
-Se claro, no entiendo que sucede-Dijo Legolas medio confundido.
-FALTABA YO!-Dijo sacándose la capucha y la túnica- HE VUELTO!
-...- Pensó liv Arwen- ... estem... me suenas familiar pero no te reconozco.
-JJAJA! SOY YO! un ex caído en batalla, gracias a tu lanza y las flechas de otros compañeros vencimos en una gran batalla contra el mal.-Dije mientras me quitaba la capucha hubo un silencio profundo.
-Gasoooooo!!!!!-grite ante la duda de mis compañeros.
todos quedaron sorprendidos, nadie entendía como, porque, cuando... había vuelto a la vida. Un buen tiempo estuve hablando con mis compañeros, mis amigos. De como, cuando, en donde, etc, había estado, vivido, crecido.
Ya a la noche, hicimos una fogata en las afueras de la ciudad, en la que cocinamos unos cerdos para todos los ciudadanos de las islas, Jhelom, estaba de fiesta...
Fue ahí donde conté todo, pero todavía no sabia el porque y el para que había vuelto a la vida, porque el dios burro había querido esto.
Luego del festín, todos los SpS nos dirigimos al albergue. Hacia tanto tiempo que no iba que ya no recordaba ni que existía, me alegro mucho volver a ver todo el barrio, las casas de cada uno, y algunas nuevas.
Nos quedamos ahí toda la noche, hablando, contando aventuras. A la madrugada, cuando el sol estaba a punto de salir, pero todavía oculto. De pronto, una luz apareció de la nada, y nuestro querido dios burro apareció frente a nosotros.
-Saludos a todos. Me alegra volver a verlos a todos juntos, grandes, fuertes, sabios. Yo he de aclararles un duda que tienen todos. ¿Porque le he dado vida a Gaso?
-Si, esa duda me da dolor de cabeza-Dije confundido- no entiendo...
-Para eso he aparecido frente a ustedes. Los he reunido a todos nuevamente para darles un aviso importante.
-¿Cual es el aviso y en que podemos ayudar?- pregunto kender
-Calma... Les he venido a avisar que una nueva guerra se aproxima, el rival es fuerte y sabio. Falta mucho todavía, pero les he avisado para que se preparen y no se sorprendan.
La luz se desvaneció. Todos los SpS callaron.
-Que les parece ir a Britain y a cualquier otro lado en busca de asesinos a los que correr- dijo chema rompiendo el silencio- Seria divertido y así celebraríamos la vuelta de nuestro querido amigo, Gaso, y de paso, entrenamos un poco.
Todos aceptaron la idea y partieron juntos de nuevo, TODOS juntos, los SpS, hacia las tierras de Britain, en busca de diversión, de entrenamiento, de asesinos a los que correr.
Esta es la historia de como volví con mis compañeros, amigos, hermanos, los SpS, y el aviso de nuestro dios, sobre una próxima guerra, de la que todavía no sabíamos bien cual seria, ni cuando. Pero eso no importa, lo que importa es que... HE VUELTO!

Gaso. ...
La Última Batalla... La habitación quedaba iluminada de un color naranja. Cálido era el ambiente. Se recostó sobre el respaldar de la mecedora de madera, que un viejo amigo le había tallado con sus hábiles manos. Se quedó mirando fijamente el fuego, como intentando recordar algo que hubiera pasado hace milenios. Los niños, se sentaban entorno suyo, pues eso era señal de que comenzaría a contar otra de sus historias. Esas historias que, para algunos del lugar, solo eran fantasías de un viejo que ya chochea, pero que a ellos les encantaba escuchar. Los ojos de los críos, se clavaban en aquella figura maltrecha por el paso de los años, como dagas afiladas. Sus labios, comenzaron a temblar arrítmicamente, y la sala se inundó de una voz profunda y serena.

"Hace ya mucho tiempo de esto que os cuento. El tiempo en que sobre la tierra de Sosaria, aun cabalgaban valientes caballeros de relucientes armaduras. Hace tanto tiempo ...
En aquellos días, existían entre los caballeros diferentes facciones, con ideologías bien distintas. Por un lado, estaban unidos los caballeros Order, al servicio de Lord British. Estos promovían el seguimiento de la ley y de unas rígidas normas de conducta, que harían de la virtud la forma de vida de los habitantes de Sosaria. Por otro lado, los caballeros Chaos, cuyo señor era Lord Blackthorn. Al contrario que los caballeros Order, estos defendían la libertad de los ciudadanos frente a las rígidas normas, la igualdad entre todas las criaturas, vivieran o no en la virtud. Muy nobles caballeros había en ambos bandos, no dudando en luchar con honor para defender con su vida, si fuera preciso, a su señor y sus creencias. Ese era el orden de las cosas y así tenía que ser. No hay noche sin día, al igual que no habría Order sin Chaos.
Claro, que no todos los caballeros de Sosaria, pertenecían a una de estas facciones. Muchos de ellos, se agrupaban en clanes. Estos clanes, promovían una forma de vida, más allá de las facciones que controlaban el futuro político de Sosaria, por lo que no solían intervenir en los frecuentes enfrentamientos entre miembros de una y otra facción. Estos caballeros, se asentaban en zonas determinadas de Sosaria, y proporcionaban protección a los habitantes de esos lugares, ante los asaltos de ladrones y asesinos. A la sombra de estos clanes, crecieron importantes gremios de artesanos, que muchas veces, suministraban de armas y todo lo necesario al clan que les ofrecía protección.

Pero, como os cuento, se apostaban en los caminos los ladrones, acechaban en los bosques los asesinos. Hubo un tiempo, en que fueron fáciles de controlar, pues la anarquía reinaba entre ellos. No creían en nada ni en nadie, salvo en ellos mismos, y en los beneficios que pudieran sacar. Pero un día, apareció un personaje, capaz de controlarlos. Un ser, que les mostró lo poderosos que podrían ser, si se unieran bajo su mando. En toda Sosaria, se extendió un nombre, que era sinónimo de muerte y destrucción, Zagurak. El Señor del Terror, había sido capaz de organizar a los que antes eran pura desorganización. Y eran numerosos, si, muy numerosos. Y lo que es peor, muchos de los nobles caballeros, que antes habían vivido con honor, se dejaron arrastrar por la facilidad para hacer fortuna y alcanzar poder, basados en el miedo, que ofrecía a sus seguidores el Señor del Terror.

El sufrimiento y el miedo, se extendían entre los habitantes de Sosaria. Hasta la aparición de Zagurak, Sosaria había disfrutado de un periodo de relativa calma, pues ambas facciones que se disputaban el control político, siempre se habían enfrentado con honor, sin perjudicar a los campesinos y artesanos. Pero personas inocentes eran el principal blanco de los seguidores de Zagurak. Sólo los clanes, que habían decidido no unirse a Zagurak, ofrecían protección a los habitantes que se refugiaban en sus dominios.

Aun recuerdo aquel día... un mensajero llegó del continente a nuestra isla. Zagurak y sus seguidores avanzaban imparables hacía la costa. Aquel día, comenzaron los preparativos para la guerra. Toda la isla, se movilizó para ayudar.

Dos semanas tardaron en aparecer entre las brumas de una fría y lluviosa mañana, las velas negras de silenciosos navíos. Como ya os había contado, había zonas que contaban con la defensa de clanes de caballeros. Jhelom, era una de estas zonas afortunadas. SpS se hacían llamar. Valientes caballeros, honorables y respetados en toda Sosaria. Famosos por su bondad y generosidad. Ellos se encargarían de defender la ciudad. No se conocía por entonces el número de los efectivos desplazados por Zagurak a la isla. De todas formas, habían partido emisarios para solicitar la ayuda de clanes aliados.

Todo hombre capaz de portar un arma, fue requerido por Kender, rey del clan. Las mujeres y niños, fueron enviados a la fortaleza. Allí estarían a salvo, a menos que fracasara la defensa. No todas las mujeres fueron a refugiarse, pues había en el clan valerosas damas, famosas por la destreza con las armas. Arwen, magnifico arco; Isthar, la gran guerrera; Akarawind, poderosa hechizera; la hermosa Reena ...".

El silencio se hizo de repente en la estancia. Los niños, seguían con la mirada fija en el viejo, aunque no fueron capaces de ver, la lagrima que se perdía en el laberinto que los años habían creado en sus morenas mejillas. Suspiró profundamente, como si el alma se le quisiera escapar del cuerpo y prosiguió su historia.

"Si, valerosas y hermosas damas, lucharon para defender Jhelom. Y allí estaban, aquellos magníficos caballeros, preparados parar defender su isla. Esperando en campo abierto el desembarco de Zagurak y sus hombres. El miedo, se extendía entre los campesinos y artesanos, hombres de paz, no acostumbrados a la lucha. Difícil era mantener el ánimo, mientras esperaban a una muerte casi segura... La primera nave llegó a la costa. Parecía abandonada. No se distinguía desde nuestra posición vida alguna en su interior. Un murmullo comenzó a llegar desde el mar. Entre la ahora espesa niebla, aparecieron botes cargados de negros seres. Las negras armaduras, resaltaban en macabro contraste con el fondo blanco de la niebla. La playa se llenó de miles de hombres.
Un rumor de terror, recorrió nuestras filas. Sólo los caballeros SpS, permanecieron inmutables. Parecía que no les importara morir en aquella fría mañana. Era cuestión de tiempo que la muerte viniera a buscarnos. Nos superaban en número. Era cuestión de tiempo...

Un griterío aterrador, se extendió entre las filas del enemigo. Las armas, entrechocaban contra los escudos. Ya avanzaban hacia nuestra posición. Los caballos, se inquietaban por el estruendo de las pisadas. La hora había llegado. Las flechas silbaban por doquier. Brutal fue la primera acometida, pero conseguimos repelerla. A duras penas, se consiguió mantener la disciplina entre los temerosos campesinos. Grandes caballeros habían sucumbido, ¿cómo lograrían ellos sobrevivir?. La segunda oleada se avecinaba. Kender, dio la voz de retirada. No era común la retirada en los SpS, pero la prudencia, y la preocupación por su pueblo le hicieron tomar esta decisión. Nos replegamos hacia la fortaleza, donde intentaríamos resistir, hasta la llegada de nuestros aliados.

No tardamos en oír los cuernos resonar en el bosque cercano. El enemigo se estaba acercando. Los arqueros estaban preparados para repeler el ataque. Pero tal ataque, no llegó. Las tropas del Señor del Terror se dispusieron a montar el campamento alejados del alcance de nuestros proyectiles.
Llegó la noche. El humo de las hogueras hacía el aire irrespirable. Difuminadas sobre la rojiza luz del fuego, podíamos distinguir las figuras de los guardias del campamento.

El primer día de asedio, transcurrió sin sobresaltos. El mayor problema que nos encontramos, fue el creciente rumor de que los mensajeros no habían conseguido llegar a sus destinos. La certeza sobre la falta de ayuda exterior, se hacía cada vez más clara. Segundo día de asedio. Ahí seguían. Inmóviles. Tan seguros estaban de su victoria... Esa tranquilidad, ese no tener prisas. Los lugareños se empezaban a desesperar. Ya era imposible mantener la calma.
Al tercer día, salto la voz de alarma. Empezaban a escasear los alimentos. La fortaleza no era un lugar adecuado para mujeres y niños. Comenzamos a racionar el alimento. Quinto día. El hambre empezaba a hacer mella en las mujeres y niños. Las lluvias de días anteriores habían provisto de reservas de agua. Pero este era ya el segundo día sin lluvias. Empezaba a preocupar la posible falta de agua. Decidimos dejar sin ración de alimento a los heridos más graves. Era una decisión dura, pero los niños...
El séptimo día de asedio, era ya seguro que no tendríamos ayuda. Las mujeres y niños lloraban, presas de la desesperación y del hambre. Los hombres, deambulaban como fantasmas de un lado para otro, como esperando la inevitable muerte. Muchos SpS habían renunciado a sus raciones de alimentos.
Esa noche, hubo una reunión entre los caballeros SpS. Entorno a una hoguera, no hubo muchas discrepancias, Todos parecieron estar conformes con lo decidido.

El día amaneció claro como el nacimiento de un río. Ni una nube. Un día magnífico para morir, comentó un SpS. El campamento enemigo, carecía de toda actividad. El tiempo que había durado el asedio, les había vuelto en exceso confiados. Desde la fortaleza, se podía ver algunos guardias que dormían abrazados a sus lanzas. Se abrió entonces el portalón de la fortaleza. Con su rey a la cabeza, los SpS esperaban la orden. Al unísono, un grito inundó toda la isla de Jhelom, y los caballeros se lanzaron hacía su destino...".

La campana que indicaba el final de la jornada interrumpió la narración del viejo. Los niños permanecían inmóviles, como si sus cuerpos estuvieran vacíos de toda vida.
- "Ya es hora de volver a casa. Vuestros padres empezarán a preocuparse sino llegaís enseguida".
- "¿Qué ocurrió?- preguntó uno de los niños.
- "Llegaron los aliados. Se ganó aquella batalla".
- "¿Qué ocurrió con los caballeros SpS"- interrogó otro.
- "Eso, ya es otra historia... Ahora, vamos, a casa".


Los niños se fueron levantando lentamente, como si aun no hubieran vuelto de ese lugar lleno de caballeros. Se dirigieron a la puerta, comentando unos con otros los golpes de espada, el uso del arco..., y tras ellos salió el viejo. Cada niño corrió a su casa, mientras el anfitrión se dirigió al jardín donde cultivaba hermosas rosas rojas. Recogió un ramo, con todo el cuidado que sus temblorosas manos le permitieron, y se dirigió por el camino viejo a las antiguas ruinas. Una fortaleza solía contar el viejo AlMutamid, se burlaban sus vecinos.
Cuando llegó a las ruinas, la oscuridad empezaba a nacer tras los árboles del bosque. Se acercó a uno de los derruidos muros, y lentamente se arrodilló para sustituir un marchito ramo de lo que parecían rosas, por el recién cortado ramo. Los ojos se le llenaron de lágrimas mientras sus huesudos dedos recorrían temblorosos un nombre grabado en el muro, Reena ...

...
El nacimiento de Nevlard Es una noche cerrada como desde hacia mucho tiempo no se había visto, mas o menos dos semanas; purpúreos rayos caen del cielo incendiando alguna ocasional granja con asombrosa puntería, mientras el suelo tiembla como presintiendo la llegada de algo sumamente poderoso...

En un bosque a las afueras de la ciudad de Aherand Dae Dhuer , los árboles mueven sus copas en un ritmo frenético mientras son sacudidos por rachas de viento huracanado.
Si nos internamos en el bosque, hacia ese claro de allí, Podemos ver una pequeña casa hecha de troncos, con un tejado de paja, húmeda a estas alturas del otoño que produce un fresco aroma semejante al del establo de la peor posada de El Pozo. Dentro de esa choza hay dos personas, bueno tres, bueno dos y media, espera... espera... espera... SALIO! Ya son tres.

De repente se escucha un fuerte llanto y al cabo de unos segundos sale de la destartalada cabaña un robusto hombre que trae en brazos un bulto, lo alza al cielo y grita con todas sus fuerzas, ¡Observa mundo a mi hijo Nevlard!

Como era de esperar no sucede nada, la verdad tras los cientos de años que los árboles llevan viviendo en ese bosque, ya no se sorprenden por nada. Lo único que sucedió fue que el grito pillo en mitad de un salto a un zorro que cazaba tranquilamente por las cercanías y en vez de cerrar sus fauces sobre el conejo, lo hizo sobre una dura roca de granito, la cual por otra parte no pareció demasiado molesta.

Pero aunque todo indica lo contrario, ese nacimiento no tenia nada de normal, Nevlard era el séptimo hijo de un séptimo hijo, lo cual le daba una capacidad mágica innata muy superior a la del resto de los humanos, lo que pasa que solo a un tonto leñador se le ocurre levantar hacia el cielo a su hijo recién nacido en una noche de tormenta... Pues si, paso lo que tenia que pasar, un rayo se dejo caer apaciblemente de la nube donde descansaba y se dirigio a una velocidad mas que considerable hacia el suelo, torcio a la derecha esquivando a la paloma mas afortunada de la tierra, y se dirigio hacia un pequeño claro del bosque, y un rato después se fue a estrellar contra la cabeza de una pequeña criatura sujetada por todo un pilar de musculos y hueso.

La pequeña criatura sale disparada de las manos de su padre asi como el padre sale disparado de su madre tierra, y va a dar con sus huesos contra la pared de la casa, se levanta despacio aturdido por el golpe y levanta su vista hacia lo mas asombroso que ha visto jamás, su bebe, el pequeño Nevlard, esta gateando y completamente sano. Rápidamente se levanta y coge al niño del suelo y observa q no esta del todo ileso, tiene una pequeña cicatriz en la frente con la forma de ....un rayo? Quien ha dicho un rayo? Vamos hombre a quien se le ocurre poner en la frente de un mago un rayo!!! Ni que esto fuera un cuento para niños.... La marca que Nevlard tenia no era un rayo no, ni una estrella de siete puntas, ni una calavera con tres ojos ni nada de eso, la marca que Nevlard tenia se parece mas a... una tetera?, bueno oye si se parece a una tetera es lo que hay, que le vamos a hacer...

El caso es que el impacto del rayo le dio la capacidad a la pequeña criatura, de aprender las cosas diez veces mas lento que el resto de la gente, y ademas le proporciono una incapacidad aguda a andar diez pasos sin tropezar con una raiz, pisar una boñiga o tropezarse con su propio pie; Señores, acababa de nacer en ese pequeño claro del bosque el mago mas torpe del mundo, Nevlard. ...
El Claro Del Bosque, Leyendas de Jhelom Ocurrió cuando la calor abandonaba las tierras de Jhelom. Las mañanas se teñían del blanco de la niebla, que acariciaba con su levedad el suelo que comenzaba a cubrirse de doradas hojas, mientras que las tardes, cada vez más cortas, se calentaban bajo la leve luz que conseguía entrar entre las ramas, aún pobladas, de los habitantes del bosque. Y al caminante le gusta recostarse a descansar junto al camino, mientras apura los últimos rayos de un sol, cada vez menos rey.
Era una tarde de tantas. El bosque, lucía su manto de colores ocres. Los aun jóvenes rayos del sol, escapaban entre las ramas, hasta llegar al rostro maduro y sobrio del leñador. Tenía la costumbre de pasear entre aquellos bellos ejemplares, que por la mañana son el enemigo, pero que al atardecer, se convierten en fieles compañeros. Llegando a un claro del bosque, allí fue dónde la vio. No era posible tal belleza. Sentada en lo que quedaba de un viejo roble, una muchacha de hermosura sin igual. Larga cabellera de un tono castaño, que a la luz del sol dejaba escapar reflejos cobrizos, suave como la misma seda. Su pálida tez, iluminada por enormes ojos azabache. Le pareció una elfa, hasta que se acercó a saludar. Su voz, suave y serena, le llegó a lo más profundo de su ser. Se presentó torpemente, y comenzaron a hablar. Ella parecía disfrutar con las historias y anécdotas del maduro leñador. Y la tarde se tornó fría. Y el sol comenzaba a descender. El tiempo pasaba rápido, y llegó la despedida. El leñador se prometió volver...

La tarde del día siguiente llegaba lentamente, y el leñador se preparó para su paseo. Hoy sería especial, pues no vagaría entre los árboles como lobo mal herido. Hoy sus pasos, tenían un destino, el claro del bosque. Hoy el sol, brillaba con más fuerza quizás. Y allí estaba, sentada sobre el viejo roble.
Su mirada distraída, seguía las juguetonas hojas que correteaban sobre la brisa que a duras penas, de entre los troncos lograba escapar. Y no decayó la conversación, con respecto al día anterior. Las aves, dejaban de cantar, para oír a los dos animados contertulios. Sus voces, se acompasaban con los sonidos del bosque. Y así iban pasando los días. El leñador no faltaba a su cita, ya hiciera frío o hiciera calor. Dentro de él, algo especial fue creciendo. Deseaba en lo más profundo, que llegara la hora del paseo. Y cuando estaba frente a ella, el corazón, nervioso, parecía querer escapar de su prisión. Un escalofrío le subía por la espalda, y se unía al incesante cosquilleo que le recorría el estómago.

Ocurrió en la estación de las flores. El bosque ya se mostraba en todo su esplendor. Los árboles, recuperaban sus más hermosas galas. El sol, en lo más alto, empieza a recuperar su trono en el cielo. El leñador, como cada tarde, se disponía a pasear hasta el claro del bosque, donde lo esperaba su secreto amor. Si, secreto amor, pues en todos estos meses de reuniones y charlas, había ido creciendo en él tal sentimiento, que en ningún momento se había atrevido a confesar a la joven. ¿Cómo iba una joven como ella, a fijarse en un "viejo" leñador como yo?, se preguntaba constantemente. Llegando al claro, el desasosiego fue creciendo en su corazón. Un sentimiento de tristeza y melancolía lo invadió al comprobar que en el claro, sólo se encontraba el viejo roble que tantas veces había visto adornado con la hermosura de la joven. Y allí se quedó, sentado, absorto ...
No faltó el leñador a su cita al día siguiente, ni al otro, ni al otro, pero la joven nunca más volvió.

Así reza la leyenda que cuentan los más ancianos del lugar. Y aún hoy es posible visitar el claro en el bosque de Jhelom, donde el viajero puede ver los restos del viejo roble, y junto a él, un árbol cuyas ramas se extienden hacía el cielo, como intentando atrapar lo que un día pudo ser, pero que ya nunca será.

Al Mutamid ...
La Oscuridad Oscuridad. Era todo lo que podía ver. Un escalofrío recorría mi cuerpo al intentar recordar. Esos ojos ...
Oh, mi cabeza. Estaba a punto de estallarme la cabeza ... Y esta oscuridad. Intentaba incorporarme, mirar a mi alrededor, pero me era imposible. Estaba rodeado de la nada. Mi cuerpo, no respodía a mi voluntad. El silencio más absoluto, y la oscuridad ...
Permanecía allí parado, sin intentar nada. Solo me esforzaba en recordar. Dónde estaba, qué había pasado, quién era ...?. Eran demasiadas preguntas, y no era capaz de encontrar respuesta para ninguna de ellas. Cada vez que intentaba pensar, la cabeza me palpitaba y me venía a la mente la imagen de aquellos ojos. Eran grandes y oscuros. Casi tanto como la noche que ahora me envolvía. Este silencio. Que extraño. No era capaz de oir ni el más mínimo sonido. Ni una voz, ni el viento, ni siquiera mi propia respiración. Estaría muerto? Puede un muerto pensar? Y, qué fue de ese tunel que todos dicen ver al morir? No, estoy totalmente seguro, no estoy muerto. Pero entonces, que estaba pasando?

Recuerdo esos ojos, y tras ellos esa sensación que tantas veces había experimentado en sueños. Caer al vacío y al llegar al fondo, despertar sobresaltado. Pero, esta vez, no había despertado. Debía seguir durmiendo. Si, sin duda, sería un sueño. El típico sueño, que al estar en pelígro intentas correr, o despertar al comprender que es un sueño, pero no lo consigues ...

No se cuanto tiempo llevaré aquí. Ni siquiera soy capaz de decir, cuanto tiempo llevo en estos pensamientos. Una extraña sensación me recorre ahora el cuerpo. Es una mezcla entre miedo y, no se como explicarlo ...
Sin duda, el miedo es la reacción más normal del ser humano ante lo desconocido. Y yo, no sabía que me había pasado, no sabía que me estaba pasando y sin duda, no sabia que me podría pasar. Así que, mi miedo estaba totalmente justificado. Pero, esa otra sensación que se mezclaba a partes iguales con ese miedo ...

Si, parece que he conseguido mover una mano ... Habrá sido sólo una ilusión? No, creo que he conseguido mover ligeramente los dedos. Pero, ahora lo vuelvo a intentar, y no consigo nada. Dios, mi cabeza, y ese zumbido ... El silencio ha dado paso a un incesante zumbido. La cabeza me va a estallar. Pero, me parece oir voces. Si, oigo voces. Sin duda, una mujer y un hombre me parece distinguir. Y creo que hablan de mi. Ahora el terror se hace mucho más intenso. Pero sin embargo, no consigo olvidarme de esa otra extraña sensación ... Y la luz. La oscuridad empieza a disiparse poco a poco. Mis ojos, parece que empiezan a recobrar la visión. Ahora la luz, me ciega por completo. El miedo, y esa sensacíón se hace incontenible ...

Pero ahora, ya todo ha pasado. Me siento bien. El miedo, se ha esfumado. La oscuridad ya no me asusta. Al contrario ... Y esa extraña sensación que minutos antes me devoraba por dentro, ha desaparecido por completo. Solo he necesitado saciar mi sed, con la sangre de aquella joven enfermera.
Sin embargo, aquellos ojos ...


Dedicado a todos los amantes de los Señores de la Noche. En especial a ti. Espero les haya gustado.

Al Mutamid ...
El Asalto Levanté lentamente la cabeza. Tenía la cara empapada por la fina lluvia que había estado cayendo durante toda la mañana. Era un día gris y triste. Hacía ya rato que no oía cantar los pájaros del bosque que se alzaba a mis espaldas. Ante mis ojos, se extendía una amplia llanura de verdes prados. La blanca niebla se conjugaba con el negro humo de los fuegos que habían estado encendidos toda la noche, para hacer casi imposible distinguir a lo lejos las murallas del castillo. Pero antes de llegar hasta allí, tendríamos que sortear al pequeño destacamento que había salido a nuestro paso, en un intento por dificultar nuestro asalto final a la fortaleza. Me quedé por un momento en blanco, sin pensar nada. Miré la espada que sostenía en la mano derecha, y la así con fuerza, para evitar que resbalase a causa de la lluvia. Con la otra mano, la que sostenía el redondo escudo de madera, me ajusté lo mejor que pude el casco de metal. Las filas empezaron a avanzar, y yo, casi involuntariamente con ellas.

Aunque no hubiera querido, era imposible retrasar el paso para evitar el primer contacto con el enemigo. Los hombres avanzaban hombro con hombro, llevados unos a otros casi en volandas. Poco a poco, comenzó a extenderse un murmullo, a la vez que se apretaba el paso. Este murmullo se iba convirtiendo en grito conforme nos acercábamos a nuestra más que posible muerte. Conforme comenzaba a correr, noté que las piernas me fallaban. Un temblor recorrió mi cuerpo, saliendo de lo más profundo de mis entrañas.

Con un movimiento lento y pesado, conseguí derribar a aquel muchacho de baja estatura, que sostenía igual de torpe que yo su arma. Casi besé el suelo al resbalar con la hierba mojada, lo cual, habría significado mi segura muerte. Avancé un poco más. Me ví rodeado de aceros silbantes que iban y venían sin ningún sentido. A más de uno ví cerrar los ojos al soltar el brazo, como si no quisieran ver la muerte en los ojos del contrincante. Con ayuda de mi escudo, lo golpeé con todas las fuerzas que fui capaz de reunir y una vez en el suelo, acerté a atravesar su pecho con un certero ataque. Tuve tiempo para ver que desde nuestra retaguardia, llegaban refuerzos y hombres cargados con escalas, mientras la avanzadilla enemiga, se replegaba todo lo rápido que el terreno les permitía hacía el interior de la plaza.

Aproveché la inercia que llevaban los refrescos, para emprender una carrera sin sentido hacía la base de la muralla. De repente, el silbido de una flecha me hizo salir del trance en el que estaba sumido. Justo en el momento en que delante, era derribado otro, sin que me diera tiempo de esquivarlo ... Acabé rodando por los suelos, dando con la cara en el enrojecido barro que ahora cubría lo que antes era un verde prado. Por un momento pensé quedarme allí tirado, sin moverme, esperando a que todo pasara, pero un impulso enloquecedor, me hizo levantarme, no sin antes cerciorarme que no me volverían a derribar al tropezar conmigo. Me levanté y volví a agarrar la espada. No llevaría 50 metro recorridos cuando me percaté que olvidé recoger el escudo. Y ahora que noto la lluvia fresca mojar mi pelo, el casco también se debió caer cuando tropecé.

El aliento comenzaba a faltarme, y aun quedaba un corto trecho hasta a mi objetivo. Desde mi posición, podía ver la lluvia de flechas y aceite hirviendo que caía sobre nuestras tropas, las cuales intentaba una y otra vez colocar las escalas para saltar al interior.

Me agarré todo lo fuerte que fui capaz con mi mano izquierda, y lenta y trabajosamente, comencé a subir. Vi como una flecha, atravesaba el costado del que me precedía, y tuve que hacer malabarismos para no ser arrastrado por el cuerpo inerte. Seguí subiendo. Ya estaba arriba, a punto de poner mi mano en lo más alto de la muralla, cuando de repente, sentí un golpe en la cabeza.
En ese instante, no sentí dolor. No pude ver quien era el dueño de aquel golpe. La vista se me nubló. De mis manos se escapó la espada a la que tan fuerte me había aferrado hasta ese momento. Palpé con cuidado la zona donde había recibido el golpe, y noté entre los mojados y fríos dedos, la calidez de mi propia sangre, fluyendo lentamente por una brecha. Sentí el vértigo de la caída al vacío. Una caída lenta y agónica ...

Con el corazón acelerado y el cuerpo aún sobresaltado, separé lentamente mi cabeza de entre mis brazos. Un reguero de baba, aun caliente, se descolgaba desde mis labios sobre mi mano, aquella que había notado la sangre instantes antes ... Con la vista nublada por el sueño, alcancé a distinguir en el monitor el fatídico letrero que anunciaba mi nueva derrota en el Age of Empires. En fin, no había sido mi primera derrota, ni sería la última. Apagué el ordenador, y me fui a dormir.

Al Mutamid ...
Por fin juntos Por fin juntos

Muchas aventuras vividas, muchas alegrías y penas compartidas, mucho tiempo ha pasado ya desde ese maravilloso día en que te conocí.

Recuerdo el sol levantándose por el este, teñido de rojo, como la tierra bañada en sangre que pisaba, recuerdo aquel valle cubierto de cuerpos, enemigos y aliados se unían en el abrazo de la muerte. Muchas vidas se perdieron pero el precio fue justo a la gloria alcanzada, por fin éramos libres.

Recuerdo tu pelo, negro como las alas de los cuervos que sobrevolaban el campo de batalla, recuerdo tu cuerpo, tenso y firme, acercándose a mi. Recuerdo tus ojos, brillando por la emoción de la libertad, recuerdo tus palabras, que aun resuenan en mis oídos, por fin libres….

Mucho trabajo hubo que hacer para que la vida continuara, el reino resurgió de su ruina y ahora esta en su mayor esplendor… pero ahora yo me siento vacío….

Grandes poderes intentaron acabar contigo, grandes pesares te acosaron, grandes fuerzas intentaron derribarte; pero tú aguantaste, hasta que el peor enemigo por fin te ha vencido… el tiempo…

Ahora yaces en este jergón, tu pelo cambio el negro azabache por el blanco de la plata, tus ojos se apagaron dejando atrás el brillo fulgurante que tenían, tu cuerpo se relajo por fin… ahora descansas.

Te miro y recuerdo todo lo que vivimos, te miro y lloro por dentro, me dejas solo, en el final de mi vida. He perdido lo que mas amaba, y sin embargo se que nos volveremos a ver, no falta mucho tiempo ya para volver a encontrarnos y al fin estar juntos por toda la eternidad. Noto mi vida apagándose, se que mi cuerpo esta cediendo como lo ha hecho el tuyo, se que pronto este dolor habrá acabado, juntos por fin…

Los oigo llegar… frías sombras se acercan, mi corazón se congela… ahh ya están aquí si…

Por fin juntos… para siempre… ...
Y De Nuevo, El Principio. Hace ya bastante tiempo que la luz de la justicia se extinguió. La oscuridad se ha apoderado de cada rincón de Sosaria. Los ríos bajan oscuros de las montañas. Las tierras se van volviendo yermas ante la falta de quien las cuide. Los caminos se siembran de cadáveres. Tras cada árbol del bosque acecha la muerte.
Hace mucho tiempo que abandoné mi querida Jhelom. Poco había allí que me retuviera después de la última batalla. Muchos amigos habían muerto. Muchos otros habían decidido abandonar las armas. Y ahora allí estábamos unos pocos valientes, que no nos rendíamos ante la evidencia. Porque resultaba evidente, que la maldad pasaba por sus mejores momentos. Estaba a punto de triunfar sobre todo aquello que yo había estado defendiendo.

Tras de mí, las lágrimas de las mujeres de aquel poblado y los llantos de los más pequeños. Algunos críos trepan con asombrosa habilidad a las torretas de vigilancia. Ellos serán los encargados de dar la voz de alarma en caso de que se acercaran jinetes por el cercano bosque. Solo hemos tenido tiempo de construir una pobre empalizada que no aguantaría ni el primer envite del enemigo, así que hemos decidido afrontar en campo abierto nuestro destino. Y nuestro destino es sin duda el de reunirnos con nuestros amigos, rendir cuentas ante el Dios Burro. Debemos aguantar el máximo tiempo posible para que los habitantes de esta aldea puedan alejarse lo máximo posible de allí. Dónde irán? Eso no importa. Lo único que conseguirán será prolongar un poco más lo inevitable. Pero no por ello nosotros los vamos a abandonar a su suerte.

Con un movimiento de su anciano brazo, el jefe del poblado indica el inicio de la marcha. Las carretas se mueven con extrema lentitud, mientras todos emprenden un penoso y triste deambular. Atrás dejan sus casas, sus vidas, sus recuerdos ... Los niños que antes subían a las torretas, ahora bajan como rayos. Todos corren tras las carretas que se alejan por el camino que lleva a las montañas. Todos menos uno, que se acerca corriendo y me susurra algo, para luego seguir a sus compañeros. Ha llegado el momento.

Beso por última vez mi maza, para a continuación bajar lentamente la visera de mi yelmo. Ya podía verlos salir de entre los últimos árboles del bosque. Miré a uno y otro lado. Todos parecíamos en paz y listos para emprender nuestro último viaje juntos. Azucé mi caballo, que comenzó un ligero galope hacía el centro de arenal que se extendía ante nosotros. La polvareda que se levantó no me dejaba ver a un palmo de distancia. Pero a pesar de ello, por el sonido de los cascos, nos debían doblar en número. Ahí llegaba el primero. Levanté mi mano y la dejé caer con todas las fuerzas que fui capaz de reunir. Ya no había marcha atrás. Sin duda, el día que recién despuntaba iba a resultar hermoso para morir ...

Los brazos me pesan. Las piernas son incapaces de mantenerme erguido. Hace ya bastante que mi caballo cayó al suelo atravesado por una pica. El sol implacable había hecho mella en mis fuerzas. La polvareda había terminado por cubrirnos por completo, y el metal antes reluciente aparecía ahora cubierto por un lodazal de arena y sangre. Tropecé con lo que antes debió ser un poderoso brazo el cual aún agarraba con firmeza la espada. Ya no era capaz de precisar los golpes, y los antes certeros garrotazos se habían convertido en tristes espasmos de quien lucha por su vida. Sin duda, nadie nos podrá reprochar nada cuando nos encontremos ante el Dios Burro. Hemos luchado valientemente. Hemos derramado nuestra sangre con honor y sin pedir clemencia. Incluso se ve el miedo en los ojos del enemigo que no alcanza a comprender como un puñado de guerreros es capaz de mantener aún el ánimo en una batalla que estaba perdida antes de que diera inicio. Miré atrás y me pregunté cuan lejos estarían ya de allí. Debíamos aguantar todo lo que fuera posible, y creo que si no fuera por la llegada de refuerzos, incluso podríamos salir victoriosos de aquella batalla.

Y es entonces cuando el corazón se me hiela. De entre las ramas del bosque se escapa poderoso el tronar de un cuerno de batalla. Los temidos refuerzos parecen ahora inevitablemente cercanos. Miro a mi alrededor y veo los gestos de desesperación, mientras un murmullo de jolgorio se eleva ante nosotros. Y de nuevo aquel amargo sonido que viene arrastrado por el viento a estrellarse contra mis oídos. Ya están próximos sin duda. Las piernas empiezan a temblarme, mezcla de la fatiga y el galopar de caballos que se acercan desde el bosque. Las lágrimas, el sudor, el polvo, la sangre, me impiden distinguir con claridad a los jinetes que se aproximan. Vuelvo a levantar mi brazo y ahora cargado de rabia le arranco a mi contrincante el casco de un seco golpe. Clava las rodillas y hunde el desfigurado rostro en la arena. Me dejo caer de rodillas. Que cruel puede llegar a ser nuestro cerebro al exponerlo a condiciones extremas. No podía ser cierto lo que mis ojos parecían haber visto. De repente, el silencio. Han dejado de oírse el entrechocar de metales. Ahora solo se oyen los lamentos y los gritos de dolor, y el retumbar de cascos que se acercan al galope. Me quité el yelmo y me puse penosamente en pie para poder creer lo que instantes antes me había negado a mí mismo. El jinete que avanzaba en cabeza levantaba en alto y con extremo orgullo un estandarte que nos resultaba de sobra familiar.

Y entonces lo vi claro. Había llegado el momento de recuperar todo lo perdido porque sobre las tierras de Sosaria volvían a cabalgar los nobles caballeros SpS.


By Al Mutamid.


En el pueblo no habian sucedido grandes cambios, seguian cultivando las tierras, seguian pagando sus tributos, seguian teniendo miedo. La llegada de un nuevo herrero habia suplido la marcha forzosa de Fausmas. Habian pasado los años y todo continuaba igual. Bueno casi todo.

La pequeña Archi fue la que más sufrió la desaparición del constructor de sus pequeños arcos, las tardes junto al fuego escuchando historias inventadas pero igual de emocionantes y a sus ojos increibles aventuras y leyendas relatadas con voz queda y grave. Todavía recordaba el pequeño estilete que un día depositó en sus pequeñas e inexpertas manos que lo recibieron como el tesoro más grande jamás regalado. Quizás por este simple motivo Archi fue diferente al resto de sus vecinos. Mientras más crecía más se alejaba de la protección del poblado en busca de parajes nuevos que descubrir. Muchos sustos recibió en sus inocentes correrias, picotazos, arañazos y un zarpazo muy feo de un gran gato salvaje. En ocasiones lobos, osos... grandes mamiferos la pusieron en peligro, pero aprendió a esquivarlos, a no interferir ni cruzarse con ese tipo de criaturas. Pero para su portección se fabricó su primera lanza, rustica, poco fiable pero efectiva. Utilizó el estilete como hoja y una rama de roble como ástil. El resultado fue excelente, las alimañas al ver la acerada hoja frente a ellas preferian al cabo de unos instantes eludir su contacto y marcharse. Las descargas de adrenalina en la pequeña Archi eran como la mas fuerte de las drogas y cada vez quería más.

Las esporádicas excursiones se volvieron habituales, casi diarias y ahí empezaron los problemas, aún siendo niña el campo pide su tributo en forma de trabajo pesado, largo e ingrato, pero que hay que cumplir para poder comer y vestirse. El cinto de su padre se estampó muchas veces en su espalda, y aunque al principo pudo con su resitencia, la avidez de sensaciones fuertes la llevaron de nuevo a sus solitarias correrias, pero esta vez con cuidado de cuando y donde, el dolor en la espalda se lo recordaba continuamente.

Ya estamos en nuetros dias y una joven flaca pero resistente Archi sigue habitando el pueblo, trajando muy duro con el arado, ayudando en la cocina y el establo. Y sigue siendo diferente, la llaman “la rarita “. Mientras el resto de jovenes utilizan los pocos momentos libres en acicalarse, sonrisas a medias y miradas de reojo a los fuertes mozos, una desaliñada Archi que no tiene tiempo ni de cuidar su imagen se interna en el bosque. Rapidas y veloces incursiones que proporcionan su único consuelo a su dura vida. La torpe niña se ha convertido en una ágil arquera, que proporciona a su familia suficientes viveres para no pasar ningun tipo de hambre ni en la peores épocas de sequia o inundaciones, de frio inteso o de largas olas de calor.

Se ha resignado a que esa sea su vida, a disfrutar de los pocos y fugaces placeres que los cortos paseos le ofrecen y a trabajar duro como una labriega mas de ese pequeño reducto llamado.... Pero cada cual tiene un destino que cumplir; un grupo de guerreros se detiene minimamente a saciar su sed y su hambre, pagan generosamente. Cuando Archi acude a servir a los visitantes oye una palabra que la deja helada, que absorve toda su atención, un nombre que hace años nadie pronuncia, Fausmas.

El caballero que se encuentra a su lado se ha dado cuenta, la palidez del rostro de la joven refleja un gran aturdimiento. Cortesmente requiere una explicacion por parte de Archi de su turbación, de las lagrimas que timidamente asoman a sus ojos. Necesita saber por que el nombre del viejo consejero produce ese efecto.

Han pasado varios dias y ya llegan a Jhelom los cuernos atronan anunciando su llegada, esperan que no sea tarde, la marcha ha sido fatigosa, continua y dura pero esperan encontrar vivos a los defensores a los que van a sumarse contra el mal de sosaria.

Una joven desaliñada cabalga entre ellos, a la espalda un arco y puñado de flechas, en la mano una endeble lanza esgrimida con mas intencion que suerte. En su pensamiento una sola frase.

“Aguanta Fausmas, ya llego “


By Fausmas.


Despierta…. Abre los ojos… Arriba caballero, es la hora… Despierta!!!!

Desperté sobresaltado, debía ser una pesadilla. Tras estos meses de peregrinaje y recogimiento había vuelto a soñar con Jhelom, la ciudad que le acogiera con los brazos abiertos cuando sin memoria ni personalidad llego navegando a ella. Había soñado otra vez con sus compañeros los caballeros de la Orden SpS, había soñado con los tranquilos y pacíficos habitantes de la ciudad… pero en mi sueño no vi paz, solo fuego y guerra, sangre y destrucción, ira y violencia…

Rápidamente ensille mi viejo corcel, y puse rumbo a mi antigua casa, no sabia si aun seguiría en pie. Llegue al sur de Trinsic a los dos días, dando un cuidadoso rodeo contemple como nuevas casas se hallaban situadas cerca del barrio de la Orden SpS, algunas llevaban el estandarte de la Orden, otras sin embargo portaban estandartes sangrientos… ¡asesinos en este lugar de paz!

Observe reconfortado que mi viejo hogar seguía en pie, rápidamente entré y sacando una armadura del baúl me apresure a colocármela. Salí de la casa y me encontré con un antiguo compañero, lord Hellsing.

Tras los pertinentes abrazos y saludos vino la cuestión importante, le comente la pesadumbre de mi corazón provocada por aquel extraño sueño, ¡y cual seria mi sorpresa al afirmar Hellsing que el había tenido un sueño idéntico! Sabiendo esto, no cabía duda; el sueño era premonitorio, una señal tal vez de nuestro amado Dios Burro, un llamado de nuevo a las armas para defender los valores que antaño habíamos respaldado y extendido por la faz de Sosaria.

Rápidamente hicimos un recorrido por todo el barrio, y vimos como alguno mas de los compañeros habían regresado también, todos hablaban del sueño… nos dirigmos a la ciudad mas cercana Trinsic y vimos como casi todo había cambiado, nuevas caras, nuevas ordenes de caballeros… demasiadas novedades para antiguos guerreros.

Tras buscar por el puerto encontramos un barco que nos llevara a la isla de Jhelom, no sin antes pagar un alto precio pues el capitán del navío decía que últimamente Jhelom no era un sitio seguro. Nos desembarco en la isla norte, no quería arriesgar a acercarse mas a la ciudad así que en una intensa cabalgata corrimos hacia el viejo teleportador que nos llevaría al centro de la ciudad, y una vez allí lo vimos…Casas vacías, toda la ciudad abandonada, y a lo lejos, cerca del cementerio una polvareda que solo podía significar una cosa, la lucha había comenzado…

Con el corazón en un puño y en el otro la espada cabalgamos veloces hacia la batalla, cada uno de nosotros deseando que los defensores pudieran aguantar.

¡Animo muchachos, ya llegamos, no os rindáis!


By Aeriadol


Djarwan se encontraba atravesando un mar virulento en el que las olas no hacían otra cosa que embestir, con demasiada crueldad, el viejo cascarón donde navegaba, las pobres tablas de las que estaba fabricado iban cediendo alarmantemente pero aún así seguía a flote, sin duda, la fama que los robles del bosque de Lotherm tenían estaba bien fundamentada. El temporal que azotaba las costas de Sosaria duraba ya varios días y por lo que parecía no tenía ninguna intención de remitir, el poco tiempo del que disponía le impedía desviarse de la ruta para buscar un refugio donde guarecerse y poder arreglar los múltiples destrozos que el viento, el mar y los rayos habían ocasionado en el barco, sólo tenía una obsesión, debía arribar lo antes posible a Jhelom pues algo inexplicable estaba o estaría por llegar, a decir verdad, todo eran conjeturas, presagios y malos augurios por lo que nada podía saber con seguridad. Llevaba varios meses navegando con una sóla idea, volver a Jhelom pues algo dentro de él le empujaba inexorablemente a regresar a esa hermosa ciudad. Al inicio de este periplo, algo casi imperceptible le susurraba lo que debía hacer, pero con el paso de los días ese murmullo se hacía cada vez más intenso, una voz interior le llenaba de preocupación, de desasosiego, una voz que le impedía conseguir esa anhelada tranquilidad que buscaba. Cuando las costas de Sosaria se vislumbraron, esa ansiedad, angustia e inquietud se tornaron insoportables. Esos síntomas le indicaron que tanto su cuerpo como su mente debían prepararse para lo peor.

Surcando el cielo, un rayo topó con el deteriorado mástil, quebrándose en mil pedazos y provocando que la vela empezara a arder. La ténue luz del fuego permitió ver a Djarwan que el final del trayecto estaba por concluir puesto que la costa se encontraba a menos de una milla. Su corazón empezó a latir con tal fuerza que cada latido pareciera querer escapar del pecho, la sangre recorría sus venas con tal premura que inconscientemente empezó a marearse pues apenas podía controlar su respiración, casi no recordaba la última vez que le había ocurrido lo mismo, las mismas sensaciones que tuvo en la última batalla que libró en Sosaria volvían a aparecer, la adrenalina le despertó sus aletargados sentidos y con un empeño inusitado puso rumbo a la costa. Cuando la lluvia apagó el fuego, la oscuridad volvió a ser la dominadora del territorio y fue entonces cuando el temor a lo desconocido, a lo que iba a encontrar le embargó. Se puso de rodillas y los recuerdos de una época pasada afloraron...

Hacía algo más de cinco años que se había embarcado en una aventura, en una búsqueda de sus raíces, una búsqueda que le llevó a la vieja Jhelom, allí conoció a los que durante algún tiempo serían compañeros y amigos infatigables, incluso llegó a pertenecer a un noble clan repleto de gentes sencillas y admirables, con un sentido del honor encomiables. Lamentablemente, todo lo que tiene un principio tiene un final y hace algún tiempo muchos SpS se fueron a recorrer mundo en busca de otras aventuras o simplemente en busca de una vida más pacífica, sin agobios ni nerviosismos, en definitiva, una vida sin más preocupaciones que las del quehacer diario.

Decidió, en su viaje sin rumbo fijo, pasar por su pueblo natal, rememorar algunos recuerdos y de paso visitar a Sezzlik. El apego por las tareas del campo hizo que se quedara más tiempo del que hubiera deseado e imaginado inicialmente. Encerró sus vestimentas y armas de guerra en un arcón de vieja madera y lo enterró en el vetusto granero de donde jamás volvería a salir.

Durante los meses siguientes, se dedicó a reconstruir lo que una vez fuera su casa, con el dinero que había conseguido reunir en Jhelom compró algo de ganado y semillas para plantar. Todas las tardes hacía compañía a su mentor y gran amigo, Sezzlik, con el que departía horas y horas.

Hace 3 meses mientras talaba ocurrió un hecho que sólo Tarek podría explicar, de repente, el árbol se prendió fuego y en él pudo entrever las siglas SpS y como se iban destruyendo por el excesivo calor. Sin embargo, las llamas no eran tales llamas y éstas no quemaban. Sin titubear, se apresuró a comunicárle tal circunstancia a Sezzlik.....

Otro rayo destrozó el timón dejando al navío sin rumbo y a merced del mar, quien lo envió a los arrecifes y lo hizo saltar en pedazos. El envite contra las piedras arrojó a Djarwan al mar, lanzándolo contra los salientes una y mil veces. Finalmente consiguió llegar a la playa con claros signos de haber pasado por una lucha titánica contra el enfurecido oleaje. Lentamente se puso en pie y pudo ver como sus pertenencias se hundían pero lo único que le importaba en esos momentos era llegar a Jhelom, a su diestra, el mar le ofreció una de las armas que llevaba en la bodega del velero, una pequeña maza. Ya estaba en casa...


By F_Javier



Una figura vestida y encapuchada con una túnica andrajosa descansaba en un rincón de la taberna, llevaba inmóvil durante horas, cuando se escuchó un breve aleteo sobre el tejado. La figura se levantó lentamente, dejó unas monedas sobre la mesa y se apresuró a salir.

El cielo estaba nublado, llovía, el día, más que día, parecía noche. Un halcón, que se encontraba sobre el tejado, se posó en el antebrazo de la figura. Esta le dio algo de comer, y con un leve movimiento de muñeca, hizo que el halcón se alejara. La figura corrió por el bosque hasta llegar a un claro donde había una pequeña cabaña semiderruida, esperó oculta durante dos días, hasta que el sonido de los cascos de un caballo al caminar la alertaron.

Apareció un hombre embutido en una basta armadura metálica, no había duda, su túnica y capa azules, hicieron que la figura, que ya salía de entre las sombras, recordase momentos del pasado. La figura se despojó de la túnica que cubría su cuerpo y una bella mujer, ataviada con una ligera armadura de cuero rojo, que bien podría decirse que cubría poco, mostró una leve sonrisa. El guerrero se quitó el casco y también sonrió

- Mucho tiempo ha pasado, hermano. No te habría hecho venir si no fuese importante. El mal asalta mis sueños, una enorme angustia crece en mi interior… veo Jhelom, veo el estandarte del Dios Burro en llamas, querido hermano, debemos…
- Debemos volver - interrumpió el guerrero - Volvamos a cabalgar junto a nuestros camaradas por las islas de Jhelom, y juntos, purguemos el mal que azota nuestra ciudad. ¡Max y Tifa vuelven junto a los SpS!


By Gryphus



- Arghhh no se que sucede!!

...

- Que mierda pasa, el día está hermoso y no puedo concentrarme!!!

*Pecha la Silla hacia atrás*

*Se levanta*

Camiando hacia la puerta, se aligera un poco la ropa y se dirije derecho a la costa sur de trinsic a tan solo unos pocos metros de su casa; se descalza e introduce los pies con cautela sobre la fresca y cristalina agua de mar que con un suave movimiento restroce para volver con esa pequeña espuma traviesa que se cuela entre la ropa.
Allí recostado sobre la orilla blanca como el algodon de setiembre debido a los corales añejados por el mar, contempla el cielo, las aves y se divierte recordando viejos amigos en las formas diversas que adoptan las nubes. Poco a poco el sueño y la gravedad se adueñan de los párpados haciendo que la vista se vuelva borrosa y confusa, y en una suerte de entresueño en la cual esta dormido pero conciente, despierto pero soñando comienza a vislumbrar imágenes de las cuales no alcanza a distinguir si las ha vivido pero por causa del sueño se ven alteradas.
Finalmente el sueño se apodera pero tan solo por un par de horas hasta que un amigo mapache lame su rostro; sobresaltado recuerda lo primero antes de caer dormido mientras corre hacia la blanca torre, subiendo las frias escaleras de marmol y golpeandose un par de veces debido al agua y arena todavia presentes en sus pies hasta llegar al 3 piso.

*apunta a la puerta negra con su palma*

- Kal Vas Ex (invocar - gran - libertad)

la puerta comienza a rechinar mientras se abre lentamente, no pudiendo mostrar nada en su interior debido a la infinita oscuridad alli reinante. A pasos apresurados ingresa.

- An Vas Ex (negar - gran - libertad)

Y todo se torna nuevamente ocuro, suavemente se sienta sobre un cojin especial y respirando lentamente comienza a concetrarse, buscando imágenes de la actulidad en aquella isla donde el repiqueteo de metales forjandose y de brillantes espadas blandiense al unísono denotan su inconfundible nombre "Mi Ciudad". Al parece hay nuevamente un gran verde en sus tierras, animales y habitantes trabajando con felicidad, pero lo que más le llama la atención es el color familiar en sus prendas. Su corazón se acelera de manera tal que comienza a sentir golpeteos harmoniosos con su corazon en sus manos y pies, sacándolo de concentración.

Busca sus prendas temblando de emoción y abre un viejo cofre tapado en tierra y telarañas. Un manchado y razgado libro de cuero, gastado por el uso y cubierto de polvo se deja entrever; de manera cuidadosa lo toma y abre para luego conjurar sobre él unas palabras mágicas y teletransportarse a una vieja torre en las cercanias de un cementerio pobre, con un monolito de piedra viejo al lado de su puerta en el cual un aura mágica se percibe además de las inconfudibles siglas SpS. Inflando sus pulmones percibe esa caricia del extrañable aroma de su ciudad, estaba en Jhelom.

No fue mucho lo que aquella sensación duró pués se vio interrumpido por el grito de una voz familiar que a tan solo unos escasos metros decía "Glor..." "Glor...". Pues no podía ser otra persona más que el mismísimo Rey y que alegria verle tan contento.

Mientras platicaban camino al banco de la ciudad, aquellas imágenes que habia entresoñado y de las cuales no estaba seguro comenzaban a encajar perfectamente con la realidad cual dejavú... La familia SpS estaba nuevamente reunida.


By Glorfindel



Un nuevo dia asomaba, la luz se filtraba por las cortinas de su habitacion en la posada, era un dia gris, o tal vez el caballero lo veia de esa manera.
Hace ya algunos años Laurent abandono por completo el Santuario de su Clan al sur de Trinsic para vivir en Jhelom, era la unica manera de poder dedicarle todo su tiempo y protegerla, aun asi habia sido en vano, sus amigos habian partido y algunos habian caido en batalla.

- Estoy exasuto, la verdad ya no se lo que hago aqui, por mas que lo intente hay demaciados asesinos...(silencio)

*El caballero se lavanta de su cama y comienza a ponerse su armadura*

-Si ya recuerdo lo que hago aqui... (silencio)

*Mientras toma su espada mellada por las continuas luchas*

-Jure defender a esta gente y el honor de mi clan. Soy uno de los pocos...yo...yo debo seguir.

Mientras el caballero enfundaba la espada en su cinto y ajustaba las ultimas correas de su armadura, comenzo a escuchar mucho ruidos extraños y algunos gritos en el exterior y el caballero penso.

-No, no denuevo...

Algunos dias antes...

- Saludos Jhoseff como te encuentras esta mañana.

- Bueno Laurent creo que como todas, tu sabes que esta ciudad se a vuelto muy insegura.

- Lo se amigo, los pocos hermanos de mi clan que quedamos hacemos lo posible.

En ese momento gritos y corridas se escuchan en el exterior, lo que hace que Laurent se dirija hacia alli. Cuando llega alcanza a ver 2 figuras corriendo y alejandose de el y en el suelo una niña. Rapidamente corrio hace la niña y pudo notar que ella estaba muy mal herida.

- Que sucedio? -dijo Laurent con su vos entrecortada-

- Me quitaron el dinero que iba...(tos)...que iba a utilizar para la comida de esta semana.

En ese momento la niña, se desvanecio. Algo que no alcanzo a comprender en ese momento recorrio el cuerpo de Laurent, furia, ira, impotencia. Entonces Laurent grito:

-JHOSEFF!!! JHOSEFF!!!!

Jhoseff abandono la posada rapidamente tomo a la niña y volvio a entrar. Laurent se paro y corrio en direccion a los matones. No fueron muy dificiles de encontrar, lo que tenian en musculo les faltaba en cerebro. Habian corrido solo un par de cuadras y se detuvieron en un callejon para contar el botin.

- Van a pagar por lo que hicieron - dijo Laurent mientras avanzaba por el callejon
- Mira (dijo uno de los matones) si es uno de los Servidores del Orden, jajaja
- Espera (dijo el otro) mira su escudo porta las insignias SpS. Tu piensas que vamos a rendirnos ante ti, jajaja, tu clan ah caido solo quedan unos pocos y sera un placer ayudar a que se extingan.
- Quien dijo que hiba a esperar que se rindieran?

En ese momento los matones quedaron soprendidos y Laurent pronunciando unas parabras dejo paralizado a uno, el segundo maton al ver esto se avalanzo con su espada hacia Laurent. Con un movimiento de su espada desvio el golpe de su atacante y con su escudo lo golpeo en la frente haciendo que caiga inconciente. Lentamente se fue acercando al sujeto paralizado.

-Espera..espera, tu no puedes matarme, tu sigues las virtudes.
-Y que es esperas COMPACION!?!?, la misma compacion que tuviste por esa niña?, mejor sera que te mande al infierno donde no podras hacer ningun mal.


Laurent elevo su espada y lanzo un golpe desendente sobre el cuello del sujeto y unos centimetros antes de golpearlo se detuvo.

-No te preocupes, no voy a manchar el nombre de mi familia por escoria como tu.

Acto seguido Laurent golpeo en la nuca al sujeto con el mango de su espada dejandolo inconciente.

volviendo...

Laurent se apresuro hacia la puerta, la abrio y comenzo a correr por los pasillos, estos jamas le parecieron tan largos. En ese momento alcanzo a divisar en el umbral de la puerta a Jhoseff. Corrio hasta el y dijo

-Jhoseff que sucede?

-Miralo por ti mismo Laurent...

La gente estaba alegre, el no entendia que sucedia, por lo que se unio a la multitud para tratar de averiguarlo. Entonces lo escucho, decian que los caballeros estaban volviendo.
Laurent no lo podia creer, tenia que verlo con sus propios ojos y corrio al banco, que era donde se reunian antiguamente.
Le faltaba el aire, pero aun asi seguia corriendo, en eso dobla la ultima esquina y mira hacia el banco, ERA CIERTO!!!, sus hermanos estaban alli reunidos. Ahora nuevas fuerzas recorrieren su cuerpo.

-Ahora si liberaremos a esta isla, ahora si haremos temblar a los asesinos....


By Laurent



Extraído del manuscrito “Crónicas del mal en pueblos del mar”. Cuyo autor es Ali-the-Maker.

Cuando la oscuridad es absoluta, solo hace falta un pequeña luz para romperla.
“… Tristes son los años que siguieron al arribo de los malignos dioses y sus plagas a los suelos de Sossaria. Todo lo que era orden se esfumo en caos absoluto, toda la iluminación de los seres bien amados de estas tierras se transformo en oscuridad, aprovechada por seres malignos. Así termino tristemente la primera edad de Sossaria, sumergida en el desorden y la maldad total.
Con el arribo de las plagas malignas tuve que retirarme de mi amada Jhelom igual que mis viejos compañeros de cofradía con lo cuales perdí todo contacto. Algunos, la mayoría, perecieron en la defensa de las bien amadas islas, pero otros lograron sobrevivir y huir a tiempo a tierras menos oscuras pero no por ello intocables por la maldad. Supe de mi viejo amigo, Al Mutamid, que huyo con un pequeño ejercito a los bosques de tierra firme; luego no supe mas del honorable. Que habrá sido del resto de la comunidad? no lo supe hasta hoy, pensé en un primer momento que la mayoría habría muerto, pero no fue así. Hoy lo único que a muerto ha sido la distancia que nos separaba a todos…
Tiempo deambule con mi hermano Darkwind. Malherido en mí bote, luego del ataque de las plagas sobre Jhelom. Escondidos en perdidas islas y oscuros bosques pase estos largos años solitarios. Enviamos varios mensajeros a las remotas bases del clan en Trinsic, pero nunca hubo respuesta. Una vez pasado el manto de oscuridad que los dioses enviaron a la tierra tome la decisión de volver a mi anhelada ciudad. Darkwind tomo otro rumbo hacia Britania con la firme esperanza de reencontrarse con viejos amigos o rehacer fuerzas con nuevos. O vaya imagen! cuando pise nuevamente mi isla, harapiento, pobre y con hambre. Cuan cambiado se encontraba todo. La humedad, la suciedad en las calles; las casas semidestruidas, pero lo que es peor: el semblante de los que habían sobrevivido estaba destruido. Todo el esfuerzo anterior se había perdido, No quedaba nada de las obras de ”el az”, ni su mercado, ni su ley, ni la cultura que tanto había costado construir. Los criminales se pasean por las calles. Los viejos enemigos, aprovechándose de nuestra ausencia habían tomado el control de las islas junto a nuevos aliados, explotando a los pobres y pocos habitantes que habían quedado en ella. Así tuve que vivir los últimos meses, ocultando mi identidad para salvar mi vida, escondido en un sótano, con el sueño en pie de comenzar de vuelta y ayudar al destino a que cambie las cosas. Y la espera y la tolerancia tuvieron su fruto hoy a la mañana:
Temprano, hacia el sur del poniente se divisaron dos grandes bajeles que avanzaban con todo su velamen extendido hacia nuestro puerto. Enorme fue la desagradable sorpresa en el rostro de UTL`s y Mirmidons cuando vieron eso. Cuando las naves recogieron sus velas para atracar en puerto huyeron como ratas a resguardarse en sus fuertes. Que alegría inmensa, que felicidad tan grande me invadió cuando reconocí los estandartes flameando en aquellas naves. Las lágrimas comenzaron a rodar sobre mis curtidas mejillas para perderse en la profundidad de mi macilenta barba. Han vuelto suspire hacia adentro. “han vuelto”.
Cuando el planchon bajo, pude divisar a viejos conocidos bajando soberbios y orgullosos del barco, y también caras nuevas, jóvenes que por primera vez veía. Y allí también vi a mi viejo amigo Al, aun vivo, un poco mas castigado por las luchas y la edad, pero el mismo viejo atorrante. Mis piernas no soportaban mas la alegría con la que mi cuerpo se recargaba, el dolor de tantos años acumulados que se escapaba en un solo instante, y mis piernas no lo soportaron mas, las rodillas cayeron al suelo y con un llanto de alegría en mi voz le di gracias al Dios Burro porque estuvieran aquí; una antorcha de esperanza se prende ahora en Sossaria: SPS ha vuelto!!...”

Año 3 de la segunda edad, mes de la Luna.
En las tierras De oeste.

Estas Cronicas pueden leerse en la biblioteca de jhelom, junto a otros manuscritos del mismo autor.
N. del compilador.


By Darkwind (VientoOscuro) ...

Si observas alguna anomalía tanto en los enlaces como en los datos de algun miembro, no dudes en comunicar este hecho a fdoriaga@ya.com, para que podamos solucionarlo lo antes posible. Gracias.


No recuerdo muy bien lo que ocurrio al entrar en Sosaria, por lo que no puedo describirlo,
pero de repente me encontre en un callejon oscuro, solo, y perdido. Llevaba un
pequeño zurron con un poco de comida y una espada como equipaje.. buscaba a los SpS